Un país sin proyecto
La falta de propuestas serias para Cataluña o las pensiones explica el éxito de Ciudadanos
Los países deben conocer su historia para no repetir errores, pero sobre todo exigen proyectos para su futuro. España necesita con urgencia superar esta parálisis agravada por los tramposos independentistas catalanes. Solo lo lograrán unos dirigentes con buenas ideas para encajar en su sitio a los nacionalistas, pactar unas pensiones sostenibles, apostar por un modelo que eluda la próxima burbuja ladrillera que ya asoma o lograr que el país ocupe el sitio que le corresponde en Europa.
Con errores o aciertos, los países serios tienen planes a largo plazo para sus ciudadanos. Además de reformas, Francia ha propuesto refundar Europa. Alemania ha prometido pleno empleo y más estado del bienestar. Reino Unido quiere más soberanía fuera de la UE. ¿Qué futuro vende a los españoles el Gobierno y el principal partido de la oposición?
España funciona hoy por inercia. Más allá de la aplicación del 155, ni el presidente Mariano Rajoy ni el líder socialista Pedro Sánchez han explicado su plan para que los nacionalismos dejen de ser una amenaza permanente para la estabilidad del país. Y no han tenido la más mínima aproximación para pactar el futuro del sistema de pensiones, con un agujero de 20.000 millones. Sánchez al menos ha dado pistas, aunque endebles.
Mientras los gobernantes reiteran que el país supera la crisis, crecen en preocupante progresión las inversiones en casas y hoteles, dos de los sectores que menos valor añadido aportan a la economía. Los expertos ya ven las orejas a la próxima burbuja inmobiliaria, alimentada esta vez con ahínco por los fondos buitre. Por el contrario, la inversión en investigación, esa que favorece un futuro mejor, sigue bajo mínimos: alrededor del 1,2% del PIB, menos de la mitad que en países punteros como Austria, Dinamarca o Suecia.
Así, los mayores se desesperan -pocas protestas callejeras han sido tan potentes como las del pasado 22-, y los jóvenes ven hipotecado su futuro, es decir, el del país. España es líder europeo en abandono escolar (20%, el doble de la media en la UE) y solo Polonia la supera en trabajadores temporales (26%), lo que, unido a los empleos precarios, hace inviable la programación de proyectos vitales dignos.
Por todo ello, la desconfianza en los líderes no tiene parangón en Europa. Sólo 19 de cada 100 españoles creen que Rajoy tiene un proyecto adecuado para España, según el último sondeo de Metroscopia (17% en el caso de Sánchez). Y aún peor, únicamente 13 de cada 100 opinan que Rajoy puede negociar y contribuir a una solución a la crisis catalana (también un raquítico 16% en el caso de Sánchez).
Lo advirtió Séneca ya hace dos milenios: “Todos los vientos son desfavorables cuando no sabemos a qué puerto nos dirigimos”. Hoy, el 45% de los españoles creen que Albert Rivera sabe a dónde va. Por eso es el único que les convence.
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