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El Tribunal de Cuentas no da el visto bueno a las cuentas de Ciudadanos, IU, Compromís y Convergència

El organismo advierte que ha detectado incidencias, deficiencias y discrepancias que limitan el examen en nueve partidos

Fachada del Tribunal de Cuentas en Madrid.
Fachada del Tribunal de Cuentas en Madrid. Carlos Rosillo

El Tribunal de Cuentas no ha dado su conformidad a la contabilidad de 2015 de nueve partidos, entre ellos Ciudadanos, Izquierda Unida, Compromís, Convergència —socio de la nueva Junts per Catalunya— y EH Bildu, al detectar demasiadas incidencias, deficiencias y discrepancias que limitan el examen.

Así consta en el "Informe de fiscalización de los estados contables de los partidos políticos y de las aportaciones percibidas por las fundaciones y demás entidades vinculadas o dependientes de ellos, ejercicios 2014 y 2015", que el Pleno del Tribunal de Cuentas aprobó la pasada semana y que acaba de remitirse al Congreso.

El informe examina las cuentas anuales de 30 formaciones políticas que percibieron, directa o indirectamente, algún tipo de subvención pública para atender sus gastos de funcionamiento otorgada por el Estado o las comunidades autónomas o como consecuencia de haber obtenido representación parlamentaria en los procesos electorales de 2015.

PP, PSOE y Podemos pasan el examen

Aunque con salvedades, el Tribunal de Cuentas ha emitido una opinión favorable de 20 formaciones políticas respecto del ejercicio 2014, y de 19 en cuanto al ejercicio 2015, incluyendo al PP, al PSOE y Podemos.

Por contra, ha emitido opinión desfavorable sobre siete formaciones en 2014 --Izquierda Unida (IU), Coalición Compromís, Aralar, Coalición EH Bildu, Convergència (CDC), Eusko Alkartasuna (EA), y Partido Aragonés. En 2015, no ha dado su conformidad a nueve, —las mismas más Ciudadanos y la federación EH Bildu—, debido a las limitaciones, al alcance y/o a la importancia cualitativa de las salvedades puestas de manifiesto.

Por diversas razones, no ha sido posible emitir opinión sobre los estados contables de dos formaciones: Unió Democrática (UDC) —el socio democristiano de CiU que acabó en concurso de acreedores—, y Unión Progreso y Democracia (UPyD), antes liderado por Rosa Díez y que no entregó gran parte de la documentación que se le pedía.

Deuda con los bancos

La deuda con entidades de crédito del conjunto de formaciones políticas ascendía, a finales de 2015, a 233,3 millones (193,9 millones un año antes).

Al cierre de los ejercicios fiscalizados, seis formaciones presentaban patrimonio neto negativo, incluyendo a Iniciativa per Catalunya (actualmente en En Comú), Unió Democràtica (UDC) y la federación de CiU. En el caso de estas dos últimas organizaciones, que ya no concurren a elecciones aunque sí buena parte de sus antiguos dirigentes, su situación de desequilibrio patrimonial ya se había puesto de manifiesto en informes de fiscalización anteriores.

En sus recomendaciones, el Tribunal de Cuentas propone que las formaciones políticas que presenten durante dos o más ejercicios económicos una situación patrimonial negativa ajusten sus actividades económicas con objeto de alcanzar el necesario reequilibrio patrimonial y elaboren un plan de saneamiento para evitar caer en situaciones de insolvencia, habida cuenta de que los ingresos públicos representan la mayor parte de los ingresos registrados.

Irregularidades sancionables 

La institución que preside Ramón Álvarez de Miranda denuncia también que una docena de formaciones no presentaron en 2014 y 2015 el preceptivo informe relativo a la revisión del sistema de control interno prescrito en la Ley de Financiación de Partidos Políticos. Entre estas formaciones se encuentran PNV, Geroa Bai, Izquierda Unida (IU), Nueva Canarias, Bildu (junto a la marca Sortu y la antecesora Amaiur), BNG, Convergència (CDC), Unió (UDC) y la federación CiU. Entre ellos,

Por este motivo, el Tribunal de Cuentas avisa de que "la falta de un sistema de auditoría o control interno a que hace referencia dicho precepto podría constituir una irregularidad sancionable tipificada en el artículo 17 de la mencionada Ley Orgánica". Además, el organismo ha detectado otros incumplimientos que también podrían constituir infracciones sancionables como la no identificación de los cargos públicos o de los donantes que realizaron aportaciones a las formaciones políticas, la no determinación de las personas físicas que efectuaron donaciones, las donaciones aceptadas de personas jurídicas pese a la prohibición de 2015, la participación indirecta, a través de sociedades mercantiles, en los rendimientos procedentes de la actividad mercantil, o el incumplimiento del deber de colaboración por las formaciones políticas con el Tribunal de Cuentas.

Publicación de cuentas

Pese a los compromisos de transparencia, trece formaciones en 2014 y 11 en 2015 no publicaron en su web, o al menos no de forma completa, las cuentas anuales de cada ejercicio. Además, doce formaciones no habían publicado en su web el Informe del Tribunal de Cuentas de 2013. Tampoco se habían aprobado ni publicado las instrucciones internas preceptivas en materia de contratación por 22 formaciones políticas.

Entre las grandes cifras del informe se destaca que la financiación pública de los partidos llegó de las subvenciones de funcionamiento ordinario, por importes totales de 171,9 millones de euros en 2014, y 160,7 millones en 2015; y de subvenciones electorales, por 30,9 millones de euros, en 2014, y 102,7 millones, en 2015. La financiación privada, por su parte, ascendió a un total de 52,9 millones de euros, en 2014, y a 65,3 millones, en 2015, y procedía, fundamentalmente, de cuotas y aportaciones de afiliados.

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