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Javier Lambán: “Hay que mantener la unidad de los partidos constitucionalistas”

El presidente de Aragón cree que Puigdemont está invalidado para liderar una solución en Cataluña

El presidente de Aragón, Javier Lambán, durante la entrevista.Vídeo: EL PAÍS

Javier Lambán (59 años, Ejea de los Caballeros, Zaragoza), presidente de la Diputación de Aragón y líder del PSOE en su comunidad, se esfuerza estos días en pedir a la gente que evite boicoteos o desaires contra una comunidad vecina, Cataluña, con la que comparten multitud de lazos comerciales, culturales y sentimentales. Pero a la vez es rotundo en calificar la gravedad del desafío secesionista, recordar a su partido que se juega mucho en este envite y que debe estar a la altura. Por eso, insiste, la unidad de Gobierno, PSOE y Ciudadanos en su respuesta a los independentistas debe preservarse a toda costa.

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Pregunta. Una vez cerrado entre el Gobierno y el PSOE el acuerdo para aplicar el 155, ¿pueden unas elecciones detener un proceso tan decidido?

Respuesta. Unas elecciones pueden, quizá, contribuir a encontrar alguna solución al problema o, en el mejor de los casos, a estabilizar lo que es una patología política como no hemos sufrido en España desde 1978. Ahora bien, pensar que unas elecciones van a ser una solución me parece que es no calibrar suficientemente bien la gravedad del problema. Es equivocarse en el análisis y, desde luego, no tener claro que además de las soluciones políticas tiene que haber otros muchos más agentes que se impliquen en la búsqueda de soluciones.

P. El martes se dijo por parte de la dirección del PSOE que unas elecciones bajo el amparo de la LOREG [Ley Orgánica del Régimen Electoral General] darían por asumida la legalidad por parte del Govern.

R. Creo que, en este momento, pensar que hay razones para confiar en la Generalitat es desconocer los antecedentes de los últimos tiempos. La hoja de ruta de la Generalitat no se ha movido un centímetro desde hace varios meses. Cada paso que se ha dado ha sido tramposo, tendente a confundir a la opinión pública, un paso hacia atrás. En este momento, un anuncio de la Generalitat de elecciones acompañado de una renuncia expresa a la declaración unilateral de independencia (DUI) y a toda la legislación que se ha hecho tendente a esa DUI es algo que debería detener el 155. Ahora bien, confiar en la Generalitat a estas alturas es imposible y confiar en que la Generalitat pueda dar un paso de esa envergadura roza la ingenuidad más absoluta.

P. Puigdemont, Junqueras, Forcadell, el Govern... ¿unas elecciones validan a estos actores? ¿Son los interlocutores para cualquier solución?

R. Insisto, no confío en la vuelta al Estado de derecho por parte de todos estos actores. Yo creo que Puigdemont es un hombre que está absolutamente maniatado, que ya es incapaz de tomar decisiones por sí mismo. Desde el máximo respeto personal, es un hombre totalmente invalidado para liderar cualquier tipo de solución en Cataluña.

P. ¿Cuánto tiempo debería durar, a su juicio, la intervención en Cataluña?

R. Como el desafío es grande, las soluciones que se adopten deben estar a la altura. Todo lo que sea utilizar la Constitución en esa dirección está perfectamente justificado. Si en esta situación tenemos dudas sobre la aplicación del 155 no sé cuándo va a ser razonable utilizarlo. Tengo absolutamente claro que la unidad de los partidos constitucionalistas es absolutamente fundamental. No estamos hablando de apoyos gratuitos al Gobierno ni de ninguna clase de actitud entreguista. Estamos hablando del acuerdo de los partidos que apoyan la Constitución y que apoyan el Estado de derecho en España. Y que consideran la unidad territorial de España como un bien político en sí mismo. Yo creo que la unidad de los partidos constitucionalistas hay que mantenerla, hablando mucho entre ellos y confiar en que por ese camino el problema se vaya, al menos, atenuando.

P. ¿Qué se juega el PSOE en este envite?

R. El PSOE debe afrontar este momento desde la oposición, lo cual implica hacerlo desde una dificultad añadida. Creo sinceramente que el secretario general lo está haciendo bien, a la altura de su responsabilidad como dirigente de un partido que es de izquierdas, que es socialista, pero que es también constitucionalista y europeísta.

P. ¿Echa usted de menos que Aragón, una comunidad limítrofe, pueda contar en la solución a este problema?

R. Yo puedo entender que hasta ahora no se haya contado con las comunidades autónomas, porque estamos haciendo frente a algo que requiere de decisiones rápidas, casi de aplicación inmediata, y quizá implicar a más actores en el diálogo complicaría las cosas. Ahora bien, alguna vez tendrá que llegar el momento de que se advierta la necesidad imperativa de que la sociedad y el resto de comunidades, y particularmente esta por razones de vecindad, nos impliquemos en la cuestión.

P. El PSOE plantea una reforma de la Constitución como solución a medio plazo. ¿Es inteligente plantearlo ya?

R. Cuanto antes se empiece a hablar mejor, aunque a nadie se le oculta que en este momento la posibilidad de obtener muchos avances es más bien remota. En la Declaración de Granada teníamos absolutamente claro que esa reforma tenía que tener como mínimo el grado de consenso que tuvo la Constitución en 1978. Y hoy no parece que existan muchas condiciones para que, ni siquiera en eso, haya un consenso de todas las fuerzas políticas. Ni siquiera para sentarse en esa mesa.

P. ¿Estaría dispuesto a reconocer algún hecho diferencial a Cataluña? ¿Como un pacto fiscal?

R. En la Declaración de Granada quedaba absolutamente claro que no. El acuerdo fiscal del País Vasco y Navarra es una anomalía desde cualquier punto de vista. Extender esa anomalía a otras comunidades sería ampliar la anomalía.

P. ¿Y reconocer a Cataluña como nación en la Constitución?

R. Hablar de este tipo de cuestiones es francamente peligroso porque nadie sabe exactamente qué es una nación. A los socialistas, debates de esta naturaleza nos son tan antinaturales que podemos acabar confundiéndonos. Todos los debates los tenemos que aceptar, pero nacionalismo y socialismo son dos conceptos políticos antitéticos.

“Debemos asumir con orgullo que somos un partido español”

Pregunta.¿Se equivoca la izquierda al ser tan comprensiva con los nacionalismos?

Respuesta. A veces en la izquierda tendemos a pensar que hablar de la unidad de España es facha y espurio y franquista y, sin embargo, es progresista y maravilloso todo lo que sea sinónimo de descentralización, de autodeterminación. Los españoles deberíamos decir con el mismo orgullo que lo dice un francés que somos españoles. Melènchon, el equivalente a Pablo Iglesias en Francia, le discutirá a Macron todo, pero a la hora de afirmar su orgullo por ser francés Macron no le ganará ni un ápice en entusiasmo en ese debate.

P. ¿Hay complejos?

R. En España la izquierda tiene que perder complejos estúpidos que son una victoria póstuma del franquismo, como identificar España, la bandera, con valores rancios y conservadores. Somos un partido constitucionalista, que tiene que estar orgulloso de la Constitución más que ningún otro, no dejarle esa bandera nadie. Considerar que la unidad de España es un valor en sí mismo, erigirnos en factor de cohesión nacional. La gente se debería de dar cuenta de qué clase de territorios postulan su independencia: los ricos, siempre. Y los territorios ricos no lo son porque sus nativos sean más inteligentes ni más geniales o tengan un RH de no sé qué naturaleza. Cataluña es una región rica porque está al lado de un puerto de mar, cerca de Europa, y porque se industrializó con recursos hidroeléctricos del Pirineo, y porque cientos de miles de españoles y muchos provenientes de Aragón fueron allí.

Y debemos también asumir con más orgullo que nadie que somos un partido español, que apuesta por la Constitución y por la unidad de España; no de manera discreta, sino hacerlo con todo el orgullo y desde una perspectiva de izquierdas.

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