González: “Los que creen en la independencia están más lejos de conseguirla que de perder la autonomía”

El expresidente del Gobierno español, Felipe González, compareció ayer ante la prensa en Berlín para explicar su posición sobre el conflicto catalán, ante el que confesó sentirse “huérfano”. “Como le pasa a muchos ciudadanos españoles, tengo dificultad para sentirme representado”, reconoció en la capital alemana en un acto convocado por la Fundación Willy Brandt.

González advirtió varias veces durante su intervención que no representa a nadie más que así mismo, pero que si le preguntan, le diría a “la gente que de buena fe que cree en la independencia, que está muchos más lejos de conseguirla que de perder la autonomía a manos de sus dirigentes”.

Preguntado qué haría él, de estar ahora al frente del Gobierno, aseguró que “hubiera suspendido en sus funciones a los responsables que han violentado la Constitución y la autonomía”, pero también indicó que “habría prescindido de la vía penal y la judicial”. Y cuestionado sobre si apoya al Gobierno actual, González respondió que “apoyo la democracia, el Estado de Derecho y la convivencia y quien lo rompe tiene que saber que hay un Estado de Derecho y una democracia que hay que respetar”. Respecto a una posible mediación desde el extranjero, el ex presidente dijo no haber “oído una sola razón que justifique la mediación internacional. Hasta ahora son ruidos de cascabeles que les interesa a quien no quieren aceptar el marco constitucional”.

La hoja de ruta de González pasa por “hacer la petición formal al Gobierno de la Generalitat de que acepte las reglas del juego que ellos representan también y a partir de ahí que se abra un diálogo. Uno no tiene que estar de acuerdo con la ley. Puede querer cambiarla, pero tiene que hacerlo con los procedimientos previstos en la ley. Añadió: “la ley de la selva no puede sustituir a la de la democracia”.

Al hablar del artículo 155, González, que ha viajado a Berlín en el marco de la conmemoración del 25º aniversario de la muerte de Willy Brandt consideró que la Constitución española tiene su equivalente en la Carta Magna alemana. “Les aseguro que nos inspiramos en las constituciones más avanzadas de la época”. Y dijo que "lo aplicaría para proteger la Cosntitución y el Estatuto de Autonomía".

Pero González indicó que lo que de verdad le preocupa es “el quebrantamiento de la convivencia en paz entre los ciudadanos. Eso es más difícil de recomponer”.

El ex presidente recordó en varias ocasiones a su amigo Brandt, el ex canciller alemán; un político que a su juicio supo comprender hace más de dos décadas los desafíos a los que se enfrentaba ya entonces la socialdemocracia europea y que hoy cristalizan en forma de populismos y nacionalismos. Hace 26 años, “él me dijo que había que renovar la socialdemocracia. Que el mundo había cambiado y que nosotros no estamos cambiando al ritmo que cambia el mundo. Debemos ser fieles a nuestros objetivos y flexibles en el uso de los instrumentos para alcanzarlos”. También interpretó González que Brandt “se moriría de pena si viera que hay algunas izquierdas que creen en el nacionalismo”, porque consideró que “no se alimenta de la justicia social o la igualdad, sino del rechazo al otro”.

Respecto al papel de los partidos socialdemócratas que atraviesan horas bajas en Europa y que no han sido capaces de adaptarse a las nuevas realidades, González consideró que “llevamos mucho tiempo distraídos de lo que está pasando en el mundo. Nos aferramos al proyecto originario y estamos más casados con los instrumentos que con los objetivos”. No dudó en incidir en la autocrítica. “Nos alivia denunciar al populismo para no hacernos la pregunta de en qué estamos fallando para que haya tanto espacio para el populismo”.