España exporta las mascotas abandonadas al extranjero
Cuatro canes son dejados a su suerte cada cinco minutos en el país, la solución de las asociaciones animalista es enviarlos a hogares fuera del país
Los perros son los animales preferidos por los españoles. En 2015 había registrados más de 5,1 millones, lo que colocaba a España como el sexto país con más canes en Europa. El 26% de los hogares tiene uno como mascota, según datos del Ministerio de Agricultura. Pero cada cinco minutos cuatro de estos son abandonados. Tan solo en 2014 se dejaron a su suerte a más de 140.000 perros y gatos. Asociaciones animalistas como ALBA y Las Nieves han encontrado en países como Alemania y Bélgica una solución. El 80% de sus animales son adoptados por familias en el extranjero.
Son las 12 del mediodía y Ania Ortiz, Hans Quiros, Luna Barrio y Johnny Mor tienen 30 horas de viaje por delante. Recorrerán 2.500 kilómetros desde Madrid hasta Alemania. Ya tienen listo su pasaporte. No son turistas cualquiera, son gatos y perros a los que esperan familias alemanas para darles un nuevo hogar. Los encargados de transportarlos hasta su destino son voluntarios de la Asociación para la Liberación y el Bienestar Animal (ALBA), que lleva 19 años realizando este recorrido con el objetivo de darlos en adopción y que tengan la posibilidad de un futuro diferente al que tendrían en España. La Asociación las Nieves, que trabaja con dos protectoras de animales, también ha encontrado en ese país un refugio para los perros abandonados, y desde que empezaron a hacerlo en 2001 han enviado a casi 4.000 canes.
“Miedoso”, dicen algunas etiquetas sobre una mesa. Sirven para identificar a aquellos perros nerviosos, para que sean tratados con cuidado al intentar sacarlos del transportín en el que viajan. Se encuentran en una mesa junto al listado de los gatos que también irán a parar a albergues de seis ciudades distintas en Alemania. Cada uno tiene una placa con su nombre y un teléfono de contacto. “La pesadilla es que se escape alguno en el viaje”, dice Jutta Grohall, responsable de las adopciones en el extranjero de ALBA. “Hacemos los viajes a Alemania más o menos por necesidad, porque en España se abandonan muchos animales, pero se adoptan pocos”, explica la voluntaria de la asociación. Y aunque no da cifras exactas del número de mascotas abandonadas, en 2016 la organización acogió a 1.800. Según datos del Ministerio de Agricultura, cada año se dejan a su suerte alrededor del 2% de los perros registrados.
La protectora hace el trayecto cada seis semanas. El de principios de mayo, con el que cumplieron 19 años de hacer este recorrido, llevó a más de 80 perros y gatos a ciudades como Neustadt an der Weinstrasse, Nettersheim, Herne, Paderborn, Bad Harzburg y Berlín. “En este tiempo hemos notado una mejora, cada vez la gente está más concienciada y viene más a los albergues, pero todavía no son suficientes. Entonces tenemos que buscar una salida para los animales y la hemos encontrado en Alemania”, asegura Grohall.
Según datos de la Fundación Affinity, el 59% de los canes abandonados en España son adultos. Las caras en los transportínes que llenan las furgonetas lo reflejan, es muy difícil encontrar un cachorro ahí. “Enviamos a Alemania animales de más de cuatro años porque en España no los adoptan”, explica Mari Carmen Quejido, secretaria de Las Nieves. José Antonio Suárez, vicepresidente de ALBA, coincide y cree que se debe a “la sensibilidad” de los alemanes: “Muchas personas piden perros enfermos o viejos para cuidarlos el tiempo que les queda de vida”.
Sentada en la gatera de ALBA, Jutta Grohall, alemana de 67 años que lleva más de medio siglo viviendo en España, empieza a pasar lista. “Darth Vader”, “Filli Quiros”, “Sol Barrio”. Cada uno de los felinos va desfilando en su transportín, acompañados por las personas que cuidaron de ellos durante su estancia en la protectora o en alguna de las casas de acogida con las que trabajan. “Es algo agridulce pero nuestra labor es recoger, ayudar a esos pequeños y lógicamente buscarles una casa y una familia”, afirma Gloria Quiros de una casa de acogida. En este viaje ha entregado a cuatro mininos para que sean adoptados por personas en Berlín. “Es muy triste, pero después ves las fotos que te envían sus nuevas familias, con ellos acostados en el sofá y es una gran satisfacción”.
Las asociaciones no dejan ningún detalle al aire. Cada uno de los perros y gatos es castrado, vacunado, esterilizado y viaja con su pasaporte de la Unión Europea vigente para ser recibido en su nuevo hogar. Cada protectora tiene su propia forma de organización para llevar a cabo sus viajes, pero la forma más común que tienen para cubrir los gastos que les genera transportar a los animales es a través de las donaciones de sus socios o de protectoras de Alemania.
Una vez que las mascotas están preparadas, José Antonio Suárez ayuda a acomodarlas dentro de las dos furgonetas que los llevan hasta los albergues alemanes. “Cuando empezamos no teníamos móviles como los de ahora. Todo se hacía mandando las fotos por correo. Ahora con las nuevas tecnologías todo es instantáneo”, asegura Suárez, que ha participado como conductor desde hace 18 años.
De todas las historias y recuerdos que ha acumulado en casi dos décadas, sus favoritos se han formado al momento de entregar a las mascotas: “Lo que más me sigue sorprendiendo es el cariño con que los reciben. Algunas familias lloran”, dice emocionado.
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