La difícil legislatura del pacto
Un año después de 26-J, Cataluña y la corrupción marcan la agenda de un Ejecutivo centrado en la economía
Un año después de las elecciones generales del 26-J, los cuatro principales partidos se enfrentan a las dificultades de lo que han bautizado como la legislatura del pacto. El Gobierno en minoría apenas ha tramitado seis proyectos de ley desde que Mariano Rajoy fue investido presidente, en octubre. Solo la economía (con el techo de gasto y los Presupuestos de 2017); la lucha contra la corrupción (con la comisión de investigación del caso Bárcenas) y la reforma de RTVE han sido capaces de provocar grandes acuerdos multipartido. Con la agenda marcada por el reto independentista catalán y los casos de corrupción que afectan al PP, el impulso reformista del Ejecutivo se ha visto frenado por la aritmética parlamentaria, la apuesta por priorizar la aprobación de las cuentas públicas y la incertidumbre que ha provocado en sus filas la reelección de Pedro Sánchez como líder del PSOE.
“Se cumple un año del 26-J, en el que hemos logrado importantes acuerdos para los españoles. Sigamos”, pidió ayer Rajoy, quien subrayó las alianzas fraguadas para superar la investidura —con Ciudadanos y CC— y aprobar los Presupuestos —a estos dos partidos se unieron el PNV, Foro, UPN y NC— para así ejemplificar que el PP no está solo y que sabe generar “estabilidad y certidumbre”. Rajoy remarcó que en este año se han creado más de medio millón de puestos de trabajo, se ha retomado la Conferencia de Presidentes autonómicos en el Senado, se ha trazado la nueva financiación autonómica, subido el salario mínimo, puesto en marcha el llamado bono social y el propio presidente ha retomado su agenda internacional en los principales foros, con contactos al máximo nivel y viajes. Al tiempo, también indicó que las grandes “amenazas” que ve cernirse sobre España son el auge del separatismo en Cataluña; el impulso de los populismos; “y los que intentan parecerse a ellos”, en alusión a Sánchez.
El choque entre el PP y la del PSOE es frontal. Lejos queda ya el arranque de la legislatura, cuando el entendimiento con la gestora socialista permitió la investidura de Rajoy, la aprobación del techo de gasto o una mejora histórica del salario mínimo interprofesional (8%). De hecho, Sánchez se reúne hoy con Pablo Iglesias (Unidos Podemos), y mañana con Albert Rivera (Ciudadanos) para intentar cambiar el ritmo de la legislatura.
“En estos ocho meses, el Gobierno ha estado gobernando muy cómodamente”, lamentó ayer Óscar Puente, portavoz de la Ejecutiva del PSOE, en una crítica velada a que la gestora apostara por la abstención en la investidura con el argumento de que así se podrían revertir las políticas de Rajoy. "No ha tenido ocasiones de peligro. El Gobierno no está tan atado [por la oposición] como se preveía]", siguió. “En minoría está gobernando de manera más cómoda de lo que se podía pensar. No se ha podido dar la vuelta a sus políticas”.
La necesidad de cumplir con ese objetivo es compartida por Podemos, que en junio impulsó la tercera moción de censura fallida de la democracia.
“Ha sido un hito fundamental, que cambia el ciclo político y marca un camino con la posibilidad de echar al PP del Gobierno”, opinó la diputada Ione Belarra sobre la opción de que su partido llegue a acuerdos con el PSOE de Sánchez. “La ausencia de un ciclo de reformas y cambios sustanciales tiene que ver con que un partido por activa [Ciudadanos] y otro por pasiva [el PSOE de la gestora] ha sustentado al Gobierno”, siguió. Y subrayó: "Hemos sido la única oposición al PP".
Tras firmar con Rajoy un acuerdo de 150 reformas, Ciudadanos es la formación que depende más de que esta legislatura sea fructífera. "Unas terceras elecciones se pudieron evitar por el trabajo de los que quisimos dar estabilidad al país a cambio de de la contrapartida de las reformas", argumentó José Manuel Villegas, secretario general de Ciudadanos. Sin embargo, pocos de esos cambios han cristalizado ya, como sí ha ocurrido, por ejemplo, con el acuerdo para que los jóvenes trabajadores disfruten de un complemento salarial. Como admitió ayer un dirigente de la máxima confianza de Rivera: “Se avanza en las reformas, pero a veces parece que las cosas se queden durmientes”.
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