En busca de la receta de la independencia
Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y EE UU asumen distintos modelos para dirigir sus televisiones públicas
El modelo de concurso para elegir la dirección de la televisión pública, aprobado por el Congreso de los Diputados el pasado jueves, no es habitual en los países del entorno de España. Este es un resumen de la situación en cinco países europeos y EE UU.
Alemania
Fuera de la batalla política
El sistema de la radiotelevisión pública alemana es complejo, descentralizado y considerado en principio ajeno a los vaivenes políticos. La primera cadena, la ARD, ejerce de paraguas para nueve cadenas de televisión regionales y más de medio centenar de radios. Cada una de las nueve entidades de difusión está dirigida por un director general —puede ser un periodista o, por ejemplo, un abogado— que a su vez es elegido por un comité directivo. El comité supervisa también el contenido de la programación, aunque esta la decide el director general.
Una parte de ese comité —que no puede ser la mayoritaria— está formada por miembros de los Parlamentos regionales. El resto son representantes de organizaciones sociales, sindicales o religiosas. Cada organización decide a qué representante envía, entre ellos, ambientalistas, ONG de defensa de los migrantes o de los derechos de las mujeres y en general todo tipo de organizaciones ciudadanas. La idea es que la diversidad social y sus intereses estén representados en la programación de la cadena. Un mecanismo similar funciona para la segunda cadena, la ZDF, cuyo director general actual ha sido elegido por un comité de 60 personas.
La elección de los directores generales se produce aproximadamente cada cinco años. El cambio de Gobierno no afecta a la composición de la dirección de las cadenas públicas.
La televisión pública se financia a tráves de una cuota que paga cada hogar por tener acceso a la emisión. La cuota actual es de 17.50 euros al mes.
Francia
Críticas a la opacidad
Salvo un impasse en la era Sarkozy, la selección del director de las cinco cadenas de la televisión pública francesa, France Télévisions, ha sido tarea desde 1989 del Consejo Superior de lo Audiovisual (CSA), el organismo encargado desde 1989 de regular el sector audiovisual y garantizar la libertad de comunicación. El presidente de ese órgano es elegido por el jefe de Estado y los otros seis miembros por los presidentes de la Asamblea Nacional y el Senado.
En 2009, el entonces presidente francés, Nicolas Sarkozy, cambió la ley para que fuera el jefe de Estado el que eligiera personalmente a los directores de la televisión y de la radio públicas. En 2012, con la llegada al Elíseo del socialista François Hollande, la selección del director del ente público volvió a manos del CSA, bajo los criterios de “competencia y experiencia”. Pese a ello, las críticas de los sindicatos de periodistas por la “opacidad” del procedimiento no cesaron.
Italia
Reparto por cadenas
La Rai, la sociedad estatal que gestiona la radio y la televisión públicas de Italia, tiene una estructura de funcionamiento parecida a la de RTVE. La reforma de 2015 introdujo algunos cambios que aún no han entrado en vigor; hasta que lo hagan, el órgano de máxima autoridad sigue siendo un consejo de administración que elige a un director general con plenos poderes. Cuatro de sus nueve miembros son seleccionados por la Cámara de Diputados y el Senado, dos por el Consejo de Ministros a propuesta del Ministerio de Economía y uno por la asamblea de trabajadores de la Rai.
Un sistema al margen de concursos públicos que, como sucede en gran parte de las televisiones públicas y pese a que el consejo de administración pasa cada seis meses por la comisión de vigilancia, siempre provoca quejas sobre su politización.
Tradicionalmente, para evitar la crítica del resto de partidos, el gobierno de turno ha cedido la cadena Rai 3 a la minoría parlamentaria y ha controlado el primer canal. Pero, al final, la división e independencia entre ellas es tan evidente que a veces se ha dado la situación de que reporteros de los informativos de cada uno de los tres canales han viajado a la misma cumbre.
El canon que todos los italianos pagan con la factura de la luz representa alrededor del 60% de los ingresos del ente. El resto procede de la publicidad.
Reino Unido
Cuatro países representados
El pasado 3 de abril cambió la estructura de gobierno de la BBC, la radiotelevisión pública del Reino Unido. Un consejo unitario reemplaza a los dos órganos, el patronato y el consejo ejecutivo, que la regían hasta ahora.
El presidente del nuevo consejo es nombrado por la reina y elegido por la primera ministra entre tres candidatos propuestos por el ministro de Cultura, Medios y Deportes. Cobra 100.000 libras al año, un sueldo relativamente bajo para los estándares de un alto ejecutivo de la City como era Davis Clementi, actual presidente.
Además del presidente, el consejo tiene 13 miembros: cuatro no ejecutivos, designados por el ministerio en representación de cada una de las naciones que conforman el país; otros cinco no ejecutivos nombrados por la propia BBC; y cuatro ejecutivos, también designados por la BBC, entre los que se encuentra el director general de la corporación (al que nombra el propio consejo).
Estados Unidos
Ente privado, dinero público
En EE UU, la televisión y la radio públicas tienen una influencia mucho menor que en Europa. El ente que gestiona las cerca de 1.500 estaciones, la Corporación para la Radiodifusión Pública (CPB), es oficialmente una organización “privada financiada por el pueblo estadounidense”. Casi todo su presupuesto proviene de la dotación del Congreso.
El presidente demócrata Lyndon Johnson creó en 1967 la CPB y sus principios están blindados por una ley aprobada entonces. La organización cuenta con una junta directiva de nueve miembros que son designados por el presidente y que debe aprobar el Senado. No más de cinco de los miembros pueden estar vinculados a un partido político. Su mandato es de seis años.
La CPB es un blanco habitual del Partido Republicano, que la percibe como un ejemplo de gasto público innecesario y la ve más cercana a los demócratas.
La ley establece que la CPB debe tener una “adherencia estricta a la objetividad” y los programas suelen destacar por su escrupulosa neutralidad.
Información de Ana Carbajosa, Silvia Ayuso, Daniel Verdú, Pablo Guimón y Joan Faus.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.