“Si perdemos el periodismo, perderemos la democracia”
El director de EL PAÍS, Antonio Caño, defiende la información de calidad en la era de la posverdad
El director de EL PAÍS, Antonio Caño, alertó este martes del riesgo de que el buen periodismo desaparezca y acabe engullido por una corriente que está en plena efervescencia: la posverdad o el relato que pretende negar los hechos y recrear la realidad. “Tradicionalmente, a esto se le ha llamado manipulación”, remarcó en la lección magistral que ofreció en San Sebastián para inaugurar los XXXVI Cursos de Verano de la Universidad del País Vasco (UPV). En presencia del lehendakari, Iñigo Urkullu, Caño sentenció: “Si perdemos el periodismo, perdemos la democracia”.
El principal problema al que se enfrenta el periodismo es su “intento de eliminación y sustitución por lo que ahora se llama el relato”. El intento serio y profesional de contar los hechos que distingue al ejercicio periodístico de calidad se está viendo amenazado, afirmó Caño, “por la imposición de una narración creada al gusto del consumidor”. Es el nuevo fenómeno de la posverdad —también bautizada como “hechos alternativos” por los responsables de comunicación de la Casa Blanca—, cuya principal seña de identidad es que “todo es relativo y depende del color ideológico con el que se mire y el propósito que se busque con su difusión”, aseguró.
Esta amenaza que se cierne sobre la libertad de expresión, añadió, pretende “impedir que los ciudadanos estén bien informados, que conozcan la verdad, que sean auténticamente libres”. De ahí que la función de la moderna posverdad “es la misma que la de la vieja manipulación”. Como sostiene el historiador Timothy Snyder, “abandonar los hechos es renunciar a la verdad”, luego “la posverdad es el prefascismo”, defendió el director de EL PAÍS en su discurso titulado Posverdad y hechos alternativos: la crisis del periodismo que conocimos.
El acto académico estuvo presidido por Urkullu y contó con la presencia también del diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano; el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia; la rectora de la UPV, Nekane Balluerka, y la directora de los cursos, Carmen Agoués.
A Urkullu le guiará la ética y la legalidad
El lehendakari fue el encargado de cerrar el acto académico con un discurso breve en el que aprovechó para destacar el "momento de estabilidad" que atraviesa Euskadi y la "ambición con que mira el futuro. Pero también puso el énfasis en que su acción de gobierno estará guiada por "el principio ético y el principio de consenso" con el fin de mejorar la convivencia en esta comunidad autónoma.
Urkullu se reafirmó en que la definición del nuevo estatus pol´tiico del País Vasco debe garantizar esos dos principios, además de "la legalidad". "Un futuro acordado es la mejor propuesta institucional que podemos hacer", aunque ello suponga, añadió, asumir "renuncias en el ideario individual al servicio de fortalecer el bien común".
Hizo referencia a su reciente visita a Cataluña, donde constató que el modelo de Estado español requiere una reforma "profunda", ya que tanto Cataluña como Euskadi tienen "objetivos y anhelos nacionales", lo que exige "respuestas desde un punto de vista democrático". El mandatario vasco, a diferencia de la apuesta rupturista adoptada por su homólogo Carles Puigdemont, se decanta por un modelo basado en el diálogo y el entendimiento para dotar al País Vasco de mayores cotas de autogobierno. En este sentido, el lehendakari inistió en que Euskadi es una comunidad que tioene "sentimientos nacionales diferentes que deben ser respetados y protegidos".
Amenaza a la democracia
Caño, que se presentó como un “simple periodista” y admitió errores y excesos cometidos por la prensa, dedicó especial atención a lo que supone “la mayor amenaza que existe contra las democracias en estos momentos”: el control del poder a través de “la negación y manipulación de los hechos o la creación de relatos que satisfacen los prejuicios y el sectarismo”.
Este es el método que, en su opinión, se puso en práctica con el Brexit, lo emplea de forma constante el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y está siendo utilizado por “el populismo y el nacionalismo más fanático y fantasioso” en España. Caño se refirió en ese contexto al veto que Podemos impuso el pasado lunes a EL PAÍS y otros cinco medios de comunicación al impedirles asistir a un encuentro informativo de este partido.
“Desgraciadamente no es la primera vez que Podemos hace algo de este calibre, ni es la primera vez que actúan así contra nuestro periódico. De hecho, ha sido denunciado por la Asociación de la Prensa de Madrid por su intimidación a los periodistas”, aseguró Caño, “harto” de las “descalificaciones, calumnias y amenazas constantes de su red de matones en Twitter contra nuestros periodistas”. “No nos van a silenciar, no lo van a conseguir”, añadió. “Conocemos nuestra responsabilidad, nuestra obligación y asumimos estas presiones como parte de nuestro trabajo”, dijo en alusión al intento de Podemos de “anular la función crítica” de EL PAÍS.
En la parte final de su intervención también lamentó que el periodismo de calidad y la libertad de expresión estén amenazadas porque “algunos políticos han descubierto que quizá la nueva política se puede hacer mejor y con mucho más éxito sin periodismo exigente, y porque algunos políticos prefieren periódicos que les den la razón y no los sometan a la investigación y la crítica”.
Esta es una lucha que los periodistas han tenido que librar desde que existe su oficio, dijo Caño, quien apuntó que ahora el peligro es mayor al extenderse la impresión entre la ciudadanía de que “los periódicos ya no son necesarios o la verdad es ahora relativa”.
A esto añadió la incertidumbre que están generando los cambios de paradigma en la prensa, principalmente como consecuencia de los recientes desarrollos tecnológicos, la crisis económica de los periódicos y la aparición de medios que incumplen las reglas del periodismo. Caño fue rotundo ante este panorama: “El periodismo no solo no está muerto, sino que se encuentra ante un gran momento y ante una gran oportunidad”.
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