Giro en la agenda, grandes planes a largo plazo y poca concreción
Dos años después de ganar las elecciones contra todo pronóstico, el equipo de Ada Colau se muestra “bastante satisfecho con lo conseguido”
Defienden que han cambiado la agenda de Barcelona y las prioridades de inversión, poniendo el foco en la lucha contra las desigualdades y por la vivienda. Repiten que ganaron con un mandato de cambio pero que entienden que, con solo 11 concejales de 41, también están obligados a pactar, de ahí que hace un año incorporaran a los cuatro ediles del PSC al Gobierno local. Recuerdan que, pese a las voces que predicaban el apocalipsis, la ciudad sigue encendiendo las farolas cada noche y la economía crece.
Dos años después de ganar las elecciones contra todo pronóstico, el equipo de la alcaldesa de Barcelona, la exactivista Ada Colau, se muestra “bastante satisfecho con lo conseguido”. Habla Gerardo Pisarello, el alcalde accidental durante la baja de maternidad de Colau.
“Cuando haces cinco grandes cosas, se ven mucho. Cuando haces 50 cosas medianas no se ven tanto”. Ahora la voz es del gerente del consistorio, Jordi Martí, un antiguo socialista al que ficharon por su conocimiento de la maquinaria municipal. Parte del equipo de Martí había trabajado con Pasqual Maragall —el alcalde de los Juegos Olímpicos, que luego desbancó a CiU en la Generalitat—, cuyo legado y ambición reivindica a menudo Colau.
58% del presupuesto
Martí, Pisarello y el socialista Jaume Collboni comparecieron este jueves y aseguraron que el Plan de Actuación Municipal, la hoja de ruta del mandato, se ha ejecutado en un 45%. Que de la inversión total prevista para el mandato (1.780 millones de euros, en un Ayuntamiento saneado que cierra con superávit), ya se ha gastado el 58%. Collboni explicó que, tras los resultados electorales, el PSC “optó por estar en el lado de la izquierda”. Y aseguró que el de Barcelona es el Gobierno más estable de España: “Ni el Gobierno español ni el de la Generalitat pueden garantizar que llegarán a 2019, o en qué condiciones”.
Pese al balance interno tan positivo, Colau llega al ecuador del mandato con muchos frentes abiertos (fruto de la ambición de cambio de su programa); poca concreción (en parte porque los grandes planes aprobados son a largo plazo) y un malestar ciudadano creciente en dos grandes cuestiones: los problemas de la vivienda (siguen los desahucios y el alquiler toca techo) y el turismo (cada vez hay más protestas).
Mientras, la oposición, incapaz de plantarle cara en estos dos primeros años y con una aritmética política que impide a cinco partidos pactar para echar a Colau, ha comenzado a sacar las uñas en la última semana. Este jueves, el PDeCAT del ex alcalde Xavier Trias sacaba a la calle 50.000 ejemplares de El run, run, un diario crítico con todas las iniciativas de Colau (y sin propuestas alternativas). Por primera vez, el gobierno tiene también oposición por la izquierda: la CUP.
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