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“¡Unidad! ¡Unidad!”

Los simpatizantes de Podemos exigen a Iglesias y Errejón que no fracturen el partido

Pablo Iglesias, este sábado, en Vistalegre.Foto: reuters_live | Vídeo: BERNARDO PÉREZ
Juan José Mateo
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“¡Unidad! ¡Unidad!”. Mucho antes de que comience la asamblea de Podemos, la gente que se agolpa en las gradas de Vistalegre resume a gritos lo que espera de los líderes de su partido. A las puertas de la plaza de toros, un dibujo colgado de una pared reproduce a Pablo Iglesias vestido con una chaquetilla de torero. A su lado, Íñigo Errejón se dispone a cortarle la coleta con unas afiladas tijeras, símbolo inequívoco de la retirada. El público corea para pedir lo contrario. “¡Unidad! ¡Unidad!”, gritan 9.000 personas, por la mañana y también por la tarde, cuando un espontáneo interrumpe el discurso de Rita Maestre, es expulsado y luego vuelve colgado del brazo de Iglesias.

Errejón es el primero en pisar el escenario. Tras él van incorporándose decenas de cargos de Podemos, que atraviesan los pasillos del coso madrileño igual que los boxeadores que se dirigen al ring: rodeados de cámaras, flashes y gritos, puños en alto, gesto serio. Iglesias llega el último. Deja que todos pasen. Hecha la pausa dramática, pisa las tablas dándose golpes en el pecho, puño contra corazón, los oídos rodeados del mismo grito: “¡Unidad! ¡Unidad! ¡Unidad!”.

“¡El viento del cambio sigue soplando!”, brama Iglesias, y la grada se cimbrea ante el llamamiento del líder. “¡Sí se puede! ¡Sí se puede!”, responden los 8.000 simpatizantes de Podemos, que le muestran su apoyo enseñando las palmas de las manos, el símbolo que distingue a su propuesta. “¡Presidente, presidente!”, le dicen a Iglesias.

La gente, que desde primera hora de la mañana se agolpa en las cafeterías y los bares, bebiendo cafés y dobles de cerveza, responde en masa a Iglesias. Da igual el frío que reina en Vistalegre. Se calienta el ambiente.

Dibujo de Pablo Iglesias e Iñigo Errejón a la puerta de Vistalegre.
Dibujo de Pablo Iglesias e Iñigo Errejón a la puerta de Vistalegre.Antonio Ortiz 'Pericles Luther King'

“¡Vamos a echar a Rajoy, al Guadalquivir lo vamos a echar!”, grita uno de los espectadores, vestido con una camiseta en homenaje a Andrés Bódalo, condenado por agredir a un concejal socialista, al que también corea el gentío. “¡Bódalo, libertad!”, chillan.

El ambiente es otro cuando Errejón interviene. "¡Unidad! ¡Unidad!", grita el público, señalándole como el que divide el partido. Hay menos aplausos. El entusiasmo es otro. Las gargantas están gastadas tras toda una mañana esperando al momento cumbre.

Tres horas antes de que arranque el cónclave, las calles aledañas ya están teñidas de morado. Llueve en Madrid. Los más valientes esperan a que se abran las puertas de Vistalegre bajo el agua, paseando carteles contra el PSOE; banderas de Podemos y paraguas con el círculo que usa esta formación como símbolo. Hay gente venida de toda España: de las gradas cuelgan banderas de Euskadi, Aragón o Canarias; pancartas de #PodemosserRurales; y carteles de grupos de simpatizantes que vienen desde Gavà, Villaverde o Campo del Montiel.

Como un virus, el debate de la unidad afecta a todos los aspectos de la asamblea. Influye, incluso, en el grupo de teatro que intenta animar las pausas. Los actores le piden al público que elija la relación que une a los dos personajes que van a protagonizar su obra.

La cúpula de Podemos, en 2014 y hoy

-¡Pareja!, grita un espectador.

-¡Adversarios políticos!, chilla otro.

-Mejor pareja, contesta el presentador, intentando escapar a la polémica.

Antes, los artistas le recuerdan a los asistentes que el PP está celebrando su Congreso este mismo fin de semana y en la misma ciudad, Madrid. Es el gran momento de unidad de la asamblea. "¡Abuchead como si por la puerta apareciera Cospedal!", animan desde el escenario. Y un denso abucheo conquista la plaza. “¡Que nos oigan!”, piden los animadores. Y un grito atronador se extiende por todo Vistalegre mientras los votantes inscritos deciden si el futuro de Podemos es el de la unidad o la fractura.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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