Fallece Gertrudis de la Fuente, pionera de la investigación científica
Maestra de sucesivas generaciones de profesionales de la salud, simboliza la lucha por la igualdad durante la dictadura franquista
Gertrudis de la Fuente fue pionera en investigación y además, como mujer, simboliza la lucha por la igualdad desarrollada primero bajo la dureza de la dictadura franquista y siempre como maestra de sucesivas generaciones de profesionales de la salud. Ha muerto serenamente, con 95 años, el 23 de enero en Madrid. No dejó nunca de trabajar y hasta hace solo unos días siguió escribiendo con gran entusiasmo. Gertrudis de la Fuente es un claro ejemplo de que nuestras acciones modelan nuestro destino dentro del momento histórico en el que vivimos, superando las limitaciones que impone cada contexto político y cultural.
De sus múltiples publicaciones científicas hay que destacar que en todas sus contribuciones se pone de manifiesto su concepción humanista de la vida y del mundo, enraizada en unas sólidas creencias cristianas, así como su inexpugnable independencia. En definitiva, su trayectoria profesional y vital estuvo marcada por una inigualable sensibilidad para tratar y apoyar a cuantas personas se encontraban a su alrededor. Su magisterio no solo ha sido científico sino también ético y de una solidaridad ilimitada. Innumerables serían los testimonios de las personas a las que enseñó y ayudó.
Entre sus aportaciones a la ciencia hay que destacar la introducción de la bioquímica en el currículo de los estudios de Medicina, cuando los estudios sobre enzimas no se tenían en cuenta para el diagnóstico de enfermedades. Se empezó así a resolver aquellas de diagnóstico poco claro y cura desconocida. Fue decisivo su trabajo en la creación y desarrollo, con Alberto Sols, del Instituto de Enzimología adscrito al CSIC. Ahí sembraron las semillas de los grupos de investigación que hoy se encuentran entre los más prestigiosos de nuestro país. Fue la primera investigadora española en publicar un artículo en la revista Nature.
Destacó en los años ochenta su tarea de coordinación de las investigaciones sobre el síndrome tóxico del aceite de colza, producido por el consumo de aceite que causó una intoxicación masiva en grandes sectores de población. El prestigio alcanzado en esta tarea le supuso ser nombrada presidenta de la Comisión Asesora de Toxicología por el Gobierno socialista poco antes de su jubilación.
Familia humilde
Gertrudis de la Fuente nació en una familia de trabajadores humildes. Su padre, ferroviario, no pasaba del nivel de primaria, pero su familia, militante socialista, supo inculcarle el afán por el conocimiento y la cultura, así como el compromiso con la justicia y la igualdad. Esto le permitió disponer de muchos y diferentes tipos de lecturas. Su abuelo materno era del círculo de librepensadores de Villena. De él escuchó que “si valen para ello, las niñas también deben estudiar”.
Era cuando la Segunda República programó la formación de buenas maestras. También cuando salieron a la palestra mujeres profesionales como Victoria Kent. Todo esto la convenció para decidir desde adolescente lanzarse al estudio de una carrera, a pesar de que su familia era de las vencidas tras la Guerra Civil. No cejó en su empeño y entró en la Universidad en los años más duros de la dictadura, dando además clases particulares para ayudar a la familia. En la temprana fecha de 1954 alcanzó el grado de doctora en Ciencias Químicas, una proeza para las mujeres de aquella España temerosa de la represión y las cartillas de racionamiento.
Desde sus inicios como investigadora, Gertrudis de la Fuente cumplió una importante tarea formativa para los que estuvieron cerca de ella. Ha dejado así un claro modelo de científica definido por los siguientes rasgos, todos armónicamente conjugados. Su alta competencia científica y el sólido y actualizado conocimiento de su área de investigación fueron parejos con una infatigable dedicación al trabajo y una enorme capacidad humana para identificar los agobios y esperanzas profesionales y personales de cuantas personas trabajaban en sus sucesivos equipos. Además, todos los que hemos trabajado con ella mantenemos incólume su ejemplo de sensibilidad e inteligencia para conciliar las diferentes ideas, opiniones y estrategias, fuesen en el campo científico o en el social y político. Todo ello sin olvidar que cuando en nuestro país se abordó la transición y el desarrollo de nuevas formas democráticas, Gertrudis de la Fuente estuvo en primer plano inequívocamente y a los que por su edad eran más activos nos apoyó materialmente y acompañó con todo lo que tenía, su afecto, su influencia y explicando lo que era necesario hacer a aquellos en cuyas manos estaban las decisiones políticas más cercanas, a la vez que daba credibilidad al movimiento democratizador dentro de la investigación.
María José Sáez Brezmes es catedrática de Didáctica Ciencias Experimentales en la Universidad de Valladolid.
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