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Los derechos humanos, ausentes de la primera visita de Felipe VI a Riad

Salman impone al Rey de España la más alta condecoración de Arabia Saudí

Felipe VI saluda al rey Salman bin Abdelaziz, este domingo.Foto: atlas | Vídeo: F. GÓMEZ (EFE) / ATLAS
Miguel González

El respeto a los derechos humanos en Arabia Saudí ha estado ausente de la primera visita oficial del Rey a Riad, que finaliza este lunes. El ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, se comprometió en el Senado a evocar el asunto con las autoridades saudíes, pero no se lo pudo plantear a su homólogo, que se encontraba en la cumbre sobre Oriente Próximo en París, y tampoco mantuvo ninguna otra entrevista bilateral, ya que se descolgó de la delegación española a primera hora de la tarde del domingo para viajar a Bruselas, donde se reúne el lunes el Consejo de Asuntos Exteriores de la UE.

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Eso sí, según fuentes diplomáticas, Dastis abordó la discriminación de la mujer en charla informal con algunos de sus interlocutores en el almuerzo oficial, en ningún caso con el rey Salman. Dastis sostiene que se han producido avances en la situación de las mujeres, a las que por primera vez se les permitió votar y ser elegidas en las elecciones municipales de diciembre de 2015 (donde lograron un escaño de cada cien en juego), aunque todavía insuficiente. En cualquier caso, el ministro de Exteriores no llevaba en cartera ninguna mediación o petición de clemencia para algún preso de conciencia en concreto, solo un planteamiento genérico.

Lo que ni siquiera se planteaba es que, en ausencia del ministro de Exteriores, este mensaje pudiera trasladarlo el propio Rey. La entrevista que Felipe VI mantuvo con Salman se centró en temas económicos. Según fuentes de La Zarzuela, ambos coincidieron en la voluntad de reforzar las relaciones bilaterales y en la importancia de la presencia empresarial española en Arabia Saudí, que se enfrenta con el plan Visión 2030 al reto de reducir su dependencia casi exclusiva del petróleo. Felipe VI subrayó que no solo hay que dar juego a las grandes empresas españolas, sino también a las pequeñas y medianas, mientras que su anfitrión destacó el papel de España como puente entre el mundo árabe y Europa.

A juzgar por los gestos, el objetivo de trasladar a su heredero la estrecha relación del rey Juan Carlos con la Casa de Saud se logró plenamente. Felipe VI fue agasajado con todo el boato y la hospitalidad de la corte saudí. Salman, de 81 años, dejó de lado el bastón para recibirle a la entrada del palacio real y, nada más bajar su huésped del vehículo, le saludó con dos besos en las mejillas. La última vez que ambos se vieron fue en enero de 2015, con motivo de la muerte del rey Abdalá, pero su relación personal se remonta a cuando eran príncipes.

Tras escuchar los himnos nacionales interpretados por una banda militar escasamente afinada y saludar a las respectivas delegaciones, pasaron al espectacular salón del trono, donde aguardaban más de un centenar de príncipes. Salman impuso a su invitado el collar del Rey Abdulaziz, la más alta condecoración del Reino, reservada para jefes de Estado extranjeros. Entre las escasas mujeres presentes, todas de la delegación española, la única que no llevaba abaya, la túnica negra que cubre todo el cuerpo, era la secretaria de Estado de Comercio, María Luisa Poncela, excusada por su condición de alto cargo.

Felipe VI se reunió también con los ministros de Comercio e Inversiones, Majid Al Qassabi, y Finanzas, Mohamed Al Jadaan. Al contrario de lo previsto en noviembre pasado, cuando el viaje se suspendió a última hora, no se vio con los dos príncipes herederos, Mohamed bin Naif y Mohamed bin Salman, a lo que fuentes gubernamentales restaron importancia, alegando que lo cuenta es la entrevista con Salman.

El Rey inició la visita a Riad con una recepción a la colonia española en la residencia del embajador en Riad. Ante unos 200 españoles, en representación de los 5.000 residentes, recordó que en los últimos años muchas empresas nacionales se han visto obligadas a buscar la supervivencia en el exterior y que ello ha supuesto la salida al extranjero no solo de directivos y empresarios, sino también de numerosos ingenieros, arquitectos, médicos o investigadores que contribuyen al desarrollo de los países en los que trabajan y proyectan “la mejor imagen de España”. Fue un mensaje de reconocimiento y agradecimiento hacia la nueva emigración española, una emigración cualificada, pero forzosa, provocada por la crisis económica, cuya lejanía de la patria “es solo física”.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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