_
_
_
_
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Cuatro espejismos y un sambenito

EL referéndum (con mayúsculas) es un ensueño embriagador y definitivo

Xavier Vidal-Folch
Colau, Puigdemont, Forcadell, Junqueras y Romeva, este viernes.
Colau, Puigdemont, Forcadell, Junqueras y Romeva, este viernes.Alabert Garcia

La liturgia vespertina del Pacte Nacional pel Dret a decidir de anoche sirve para calentar los decaídos ánimos de la feligresía soberanista, describe, agudo, Josep Cuní. Servirá de bálsamo contra el frío y la fatiga, como el dulzón vino caliente centroeuropeo. Vidas paralelas: unos ánimos tan bajos, como desconcertados están los de Madri-T (el Gobierno). El calorcillo del bálsamo todos juntos sirve también para difuminar sinrazones y espejismos del derecho a decidir. Perdón, hablemos de EL referéndum (EL, con mayúsculas), un ensueño embriagador y definitivo que funciona como LA huelga general para el anarquismo de los años veinte.

Más información
El independentismo radical hostiga a los antisecesionistas
El PSC pide a Colau que no comprometa a Barcelona con el referéndum
El independentismo se moviliza para arropar a Forcadell ante el juez

Uno es que el referéndum ya se celebró, o así nos lo dijeron. Cuando la magra consulta o proceso participativo del 9-N de 2014, aquello fue un refrendo popular decisivo. Cuando las elecciones plebiscitarias del 27-S de 2015, se dictó la inmediata secesión: la pantalla refrendaria quedaba atrás. Dijeron que habían ganado, pero acaban reconociendo que no, o que no tanto. Ergo, pantallazo para atrás, y vuelta redonda al referéndum, como en un komboloyo.

El segundo espejismo es que el 80% del pueblo catalán desea ese referéndum binario, secesión sí o no. Cuando lo que quiere abrumadoramente la ciudadanía es votar: votar solemnemente sobre su futuro. Unos, en términos binarios, equívocos y falaces como los del Brexit, los de Hungría o los de Colombia. Otros, para ratificar o rectificar un pacto, sin rupturas en modo de traumático cafarnaúm (“trencadissa”). Referéndum, sí: pero es distinto si es para cohesionar, o para destruir sociedades.

El derecho a decidir es el tercer espejismo. O es un seudónimo kumbayá de la democracia (votar, designar representantes, votar) y entonces la expresión democracia es mucho más clara (gobierno de la mayoría, respeto de la minoría, imperio de la ley, libertades fundamentales). O es un sucedáneo del derecho de autodeterminación, artilugio solo para colonias, países bajo dictadura o tras un genocidio, según la ONU.

Y el cuarto es que el remodelado Pacto de ayer es una exigencia agónica de los catalanes, cuando se trata de un chalaneo: se le entrega a la CUP esa carta retórica, a cambio de que vote el presupuesto. Los cuatro espejismos actúan como una niebla sobre la verdadera partida entre bambalinas. Esta: la semimayoría indepe quiere convocar EL referéndum; sabe que el Gobierno rechaza que se celebre de forma legal y pactada (la única sensata); y solo se atreve a hacerlo por la brava si le acompaña una holgada mayoría social de votantes, indicio de respetabilidad internacional. Por eso pugna por seducir a Ada Colau y sus comuns. Si lo logra, perfecto. Si fracasa, podrá colgarles el sambenito (la “llufa”) de que impiden a los catalanes decidir. Pero los comuns buscan como el capitán Haddock zafarse de la pegadiza tirita. Si no, serán subalternos. Y no Espartaco.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_