La huella digital, el nuevo currículum

Quién mejor para hablar de la repercusión de una cuenta en redes sociales que Carlos Fernández Guerra. Este periodista de formación reconvertido a community manager consiguió hacer de la cuenta de Twitter de la Policía Nacional la más retuiteada del mundo, por delante incluso de la Casa Blanca. También posicionó esa cuenta en el primer puesto mundial en número de seguidores dentro del ámbito de los cuerpos policiales, con más de 2,5 millones de seguidores. Su consejo a los jóvenes que entran en la Universidad es que no descuiden su marca personal en las redes sociales, porque el panorama ha cambiado y el nuevo currículum ya no es de papel. Está en Google y se construye con las diferentes huellas digitales, con los rastros de información personal que flotan en Internet.

“Tenéis que llevar cuidado con lo que escribís, a algunos les ha costado su puesto de trabajo. La clave es dedicarle horas, hacer investigaciones y saber qué se quiere contar”, trasladó ayer a más de mil estudiantes en una de las salas del evento EL PAÍS con tu futuro, organizado por este periódico en colaboración con la Fundación Santillana en Madrid para orientar a más de 3.800 alumnos de Bachillerato y Formación Profesional (FP) en su camino hacia la Universidad.

El llamado storytelling -arte de contar buenas historias- enfocado al perfil profesional fue el concepto más repetido en la segunda jornada del evento, que reunió a 78 expertos en diferentes campos de innovación para aconsejar a los estudiantes sobre su futuro profesional en tres grandes escenarios montados en los cines Kinépolis de Pozuelo de Alarcón: Humanidades y Empresa, Ciencias y Tecnología y Vocaciones Artísticas.

“Aún es muy pronto. No tenemos experiencia profesional ni nada que contar. En el instituto no nos hablan de crear una marca personal”, contaba Jon Alday, estudiante de 18 años del instituto privado Kensington. Durante su ponencia, Amber Wigmore, directora del servicio de carreras de IE University, defendió que los jóvenes en la etapa preuniversitaria sí tienen mucho que contar, pero necesitan invertir tiempo para descubrir el mensaje que quieren vender. “Es como un anuncio publicitario, tienen que ser capaces de contar en 45 segundos quién son, qué les apasiona, qué pueden aportar y en qué destacan”. Las experiencias vividas durante el Bachillerato, los logros tanto personales como académicos de los que se sienten orgullosos o las experiencias en el extranjero pueden integrarse en el discurso.

“Ese resumen tiene que aparecer en las primeras líneas de la cuenta de LinkedIn. Si no estás en esa red social, no existes. El 80% de las empresas la antes de contactar con el candidato”, añadió Wigmore. Aunque no estén en búsqueda activa de empleo, entrenar la habilidad de “saber venderse” es esencial. También empezar a crear una red sólida de contactos para aprender más de cada una de las profesiones y conocer otros puntos de vista.

Otra de las recomendaciones de Wigmore es usar aplicaciones como Pymetrics, KnacK o Artic Shores, herramientas basadas en la gamificación para detectar los rasgos cognitivos y emocionales de los candidatos para después cruzarlos con los requisitos exigidos por las empresas y detectar a los mejores perfiles. “Pueden recolectar información de cómo está el mercado y en qué ofertas encajan. Eso les aporta claridad”.

Como les dijo Carlos Fernández Guerra, lo más importante es cuidar la reputación online.Y ya lo dejó claro en su primer tuit: “Eres hipster o de otra tribu o tendencia urbana y lo cuentas online. Pero no muestres toda tu intimidad. La privacidad prima sobre lo trendy”.