Errejón: “El miedo a discrepar es un método de selección de la mediocridad”
Íñigo Errejón asegura que militará en Podemos "mientras sea una herramienta útil"
Íñigo Errejón (Madrid, 1983) es el número dos de Podemos y, a la vez, la principal voz crítica con Pablo Iglesias. El secretario político mantiene un pulso con el líder por el rumbo del proyecto y, aunque descarta competir por su cargo en el congreso convocado para febrero, sí quiere influir en la estrategia de los próximos años, incluso disputándole la ponencia política y organizativa y la composición de la dirección. Errejón defiende su derecho a discrepar y la utilidad del trabajo parlamentario.
Pregunta. Hace unas semanas anunció que asumía el reto de defender las ideas del Podemos con las que nacieron. ¿Eso significa que va a presentar una propuesta política y organizativa alternativa a la de Pablo Iglesias en el congreso?
Respuesta. Es posible. Estamos en un momento precongresual en el que están encima de la mesa las ideas que tenemos cada uno. Si conseguimos llegar a un acuerdo, esas ideas irán juntas. He sido coherente. Desde las elecciones europeas he entendido que mi mayor lealtad al proyecto tiene que ver con poner las que creo que son las mejores ideas para que nutran el rumbo político. Es posible que fuera más cómodo guardárselas alguna vez. Es posible que en términos individuales tenga más recompensas estar siempre de acuerdo.
P. Y pase lo que pase, ¿descarta disputarle la secretaría general?
R. Si hay un mandato que es unánime entre nuestros militantes es que no les hagamos elegir. Juntos multiplicamos más.
P. En la carta que escribió como respuesta a Pablo Iglesias decía ver el riesgo de “dar pasos atrás” en las tareas políticas. ¿A qué se refiere?
R. Creo que nada le gustaría más a los adversarios de Podemos que ver un Podemos arrinconado en un lugar testimonial en el que protesta pero es incapaz de demostrarle a quienes han confiado en nosotros, o a quienes todavía no lo han hecho pero nos miran con simpatía, que nosotros somos útiles en el mientras tanto. Si nosotros nos dejáramos encasillar en los estereotipos que los adversarios quieren fabricarnos, una fuerza exclusivamente de resistencia, sin capacidad para liderar un proyecto de país, los adversarios se encontrarían muy cómodos. Y han existido fuerzas que han ocupado ese papel en nuestro país, más o menos simpáticas, incluso con un cierto reconocimiento entre folclórico y melancólico, que no pueden cambiar el país en el que trabajan.
P. Iglesias y usted estaban alineados en la misma estrategia política hace solo unos meses. ¿Quién se ha movido de su posición?
R. Es inevitable que nos hayamos movido. Han pasado varias décadas estos dos años. Puedo responder por mí. Creo que sigo en las posiciones que permitieron que mucha gente se ilusionara por una posición política que no quería volver a tropezar en las piedras de la izquierda tradicional. Creo que lo fundamental sigue siendo entender que hay condiciones para una mayoría nueva en España. Pero que habiendo cambiado el ciclo eso ya no solo se va a librar como una carrera electoral, sino también en la capacidad de generar confianza en un proyecto alternativo. Hay una parte de nuestro pueblo que sufre la precariedad y los recortes y que, sin embargo, no encuentra garantías suficientes como para confiar en nosotros. Cuando pasa eso puedes preguntarte por qué sucede y qué tareas tienes por delante para garantizar que eso no suceda.
P. Iglesias ha pedido que, tras el congreso, terminen las corrientes en el partido. ¿Usted se reserva el derecho a seguir discrepando después?
R. Ciudadanos ha aprobado un reglamento que incluye incluso la expulsión por discrepar en público. Eso nadie lo va a ver en Podemos, estaríamos cometiendo un grave error, una involución democrática. En Podemos siempre va a haber unidad política, no construyendo unidad a partir de la uniformidad. Nosotros siempre le hemos tenido mucho miedo a convertirnos en una fuerza política tradicional, en un mecanismo que tenían, y que tienen, e incluyo también a Ciudadanos, que es que el miedo a sufrir las consecuencias de expresar una posición diferente lleva a no expresarlas nunca. Eso ha sido un mecanismo de selección de la mediocridad, porque en general ha ido postulando hacia arriba a gente que se situaba con la posición que sabía que iba a ganar. Y estos muchas veces han acabado casi gobernando un partido o un país. A nosotros eso nos asustaba porque es una máquina que no selecciona a los mejores.
P. ¿Por qué Podemos no recibe el grueso de los apoyos perdidos por el PSOE tras la salida de Pedro Sánchez?
R. Que en un momento de aguda crisis del sistema de partidos, no aparezcamos como alternativa más confiable por una parte de la ciudadanía, debe ser como mínimo materia de discusión. No podemos cometer el error de mirarnos el ombligo. El que transforma su país es el que es capaz de integrar a una parte de sus adversarios.
P. ¿Pero por qué sucede?
R. Por una parte ha decaído, ha tocado techo una parte de la ilusión por la política. Eso pasó entre el 20 de diciembre y el 26 de junio. Una parte de la sociedad española se cansó. No sabía si había servido mucho lo que había votado, si era útil, no había entendido mucho el bucle en el que nos pasamos la XI legislatura fallida... Y se cansó una parte de los sectores que más dinámicamente habían apostado por el cambio político en España. En segundo lugar, nosotros todavía, y creo que estamos a tiempo, no hemos explicado lo suficiente que la ventana de oportunidad en España no se ha cerrado. Eso para mí pasa por los Ayuntamientos del cambio de manera central. Necesitamos construir ejemplos concretos de que se puede avanzar, no solo donde gobernamos, también donde no gobernamos: en el Parlamento. Y en la sociedad civil. Hemos de ser capaces de demostrar que somos útiles. Por el contrario, si asumiéramos que el Gobierno Rajoy devuelve a España a la vieja normalidad antes del 15-M y nos toca construir una fuerza de resistencia, no estaríamos a la altura del momento histórico que tenemos.
P. ¿Su planteamiento de cuál debe ser la utilidad parlamentaria de Podemos es diferente de la de Pablo Iglesias?
R. Hay una diferencia en el peso que le otorgamos. Creo que en el Parlamento hay mucho trabajo que hacer y mucho recorrido. Si en una cosa creo que no calibramos del todo bien en nuestra apuesta política, es que tenía un cuño de tipo más presidencialista para un país de régimen parlamentario. Es un régimen de tipo parlamentario la construcción de una fuerza política de Gobierno se consigue muchas veces en el legislativo. Es el legislativo el que fabrica fuerzas de Gobierno.
P. ¿Íñigo Errejón militará siempre en Podemos?
R. Nosotros no somos militantes de un partido político, sino del cambio político. Y por tanto militaremos en el partido mientras siga siendo un instrumento útil. Yo creo que hoy lo es, es más, creo que salga lo que salga de esta consulta y de Vistalegre, lo va a seguir siendo. Ahora, como filosofía política, nosotros no estamos en política. Si la herramienta es útil, somos militantes de esa herramienta, pero la herramienta es el medio, no el fin. En Podemos todos estamos de paso. Las posiciones son posiciones vacías, la democracia es como un trono vacío, estamos todos de paso mientras cumplimos una tarea. Mientras sea útil, claro que sí, es mi proyecto, con lo que nos ha costado levantarlo.
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