La Conferencia Episcopal culmina la celebración de su cincuentenario con la visita del Rey
Los obispos reciben “con alivio” la puesta en marcha del Gobierno tras meses de bloqueo
Alivio y esperanza. Con esos ánimos el presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Ricardo Blázquez, ha abierto este lunes la plenaria de otoño del episcopado español. Blázquez recibirá este martes en la Casa de la Iglesia, en Madrid, la visita de los Reyes, como culminación de las celebraciones del cincuentenario del organismo, creado por mandato del Concilio Vaticano II, a finales de 1966. Sus inicios fueron tormentosos, reflejo de los conflictos que un reducido sector de la jerarquía y miles de clérigos suscitaron aquellos años en la idea de que se debía acabar el estrecho hermanamiento de su Iglesia con la dictadura franquista. Los desencuentros obligaron al dictador Francisco Franco a abrir una cárcel solo para curas en Zamora.
Según Blázquez, todo ha sucedido después de manera que el futuro deba verse “con esperanza”. Para empezar, el episcopado siente “alivio por la puesta en marcha del nuevo Gobierno tras meses de bloqueo”. “Se precisa una catarsis y un cambio de conducta moral entre la clase política, pues la falta de honradez causa irritación”, ha reclamado el prelado.
El cardenal Blázquez se ha referido a algunos conflictos del pasado para subrayar el papel de la Conferencia Episcopal Española (CEE) en el tardofranquismo y durante la Transición. “El pontificado del papa Pablo VI coincidió en España con los últimos años del régimen político anterior. Hubo muchas incomprensiones, susceptibilidades, tergiversaciones, resistencias, y también aceptación leal y obediente de las decisiones de la superior autoridad eclesiástica con las que había escasa sintonía interior”, ha añadido el prelado al recordar que esos “fueron años difíciles para el papa y el nuncio, para la Conferencia Episcopal y la Iglesia, para el Gobierno y la sociedad en general. En las relaciones entre la Iglesia y el Estado se pasó en pocos años de una convivencia quizá demasiado estrecha a una desavenencia clamorosa. Católicos de toda la vida en poco tiempo se sintieron incomprendidos y desplazados”.
La CEE celebró el pasado octubre un simposio homenaje a Pablo VI como reparación de las muchas ofensas que aquel pontífice recibió de altos funcionarios de la dictadura mediante airadas campañas en la prensa anticlerical de derechas que se refería al papa Montini como “el papa Tontini”. También proliferaron pintadas como "Tarancón al paredón", contra el principal líder del episcopado aquellos años, el cardenal Vicente Enrique y Tarancón, que presidió la CEE entre 1971 a 1982.
Blázquez se refirió a aquellos maleducados desencuentros con estas palabras: “A Pablo VI le resultó penoso que se mezclaran negativamente su desafección personal y cultural a un régimen no democrático, con su amor al pueblo español, la estima de su historia católica y su obligación pastoral después de un concilio ecuménico. Teniendo en cuenta aquella situación, nos ha parecido conveniente celebrar el Simposio-Homenaje al beato Pablo VI a los cincuenta años de la creación de la CEE”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.