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Elecciones 25S

Galicia y País Vasco dan paso a un último intento de evitar elecciones

Rajoy y Sánchez miden sus fuerzas para reivindicar quién forma Gobierno

Rafa de Miguel

Antes de decidir si trasladan de nuevo la responsabilidad al electorado general, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez eligieron darse una tregua y medir la temperatura en Galicia y en el País Vasco. Hoy a las ocho de la tarde vence el plazo, y nada se ha despejado. El PP no maneja otra opción que la abstención socialista, y confía en que un triunfo de Alberto Núñez Feijóo refuerce a un Rajoy debilitado por la corrupción. Sánchez, a la espera de otras dos derrotas electorales y asediado por los críticos del PSOE, se prepara para reeditar un pacto con Ciudadanos y Podemos en el que nadie más que él cree.

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Más allá de posibles sorpresas no detectadas por los sondeos, como que el PP no revalide la mayoría absoluta en Galicia, que el PSOE pueda retener la segunda posición en esta comunidad o que su descalabro en el País Vasco no sea tan grande como se anticipa, la suerte parece echada. El cebo con que el populares y socialistas decidieron que lo urgente era esperar —un PNV necesitado de apoyos que se decidiera a dar su apoyo a Rajoy— parece cada vez menos posible, porque el peculiar sistema de votación vasco facilita una investidura en minoría y porque las preferencias de los nacionalistas miran al PSE, su socio en muchas instituciones.

Así que esta noche los dos principales partidos medirán sobre todo las cifras absolutas de sus apoyos en las dos comunidades. En el caso de Rajoy, para reforzar su reclamada legitimidad para formar Gobierno. En cuanto a Sánchez, para medir el grado de su derrota en dos territorios que cuenta entre sus aliados en el enfrentamiento interno del PSOE.

Tanto Galicia como el País Vasco han sido capaces de aislar sus campañas de la situación de parálisis que impregna la política nacional y centrarse en sus respectivas realidades. Ya lo anticipaban los sondeos preelectorales que publicó el CIS: un amplio porcentaje de electores manifestaba estar más preocupado por los problemas de su territorio y manifestaba su intención de votar en clave autonómica.

El candidato gallego del PP, Alberto Núñez Feijóo, que aceptó a regañadientes volver a presentarse de nuevo y que sabía que se jugaba su futuro político a una sola baza, revalidar la mayoría absoluta, diseñó una estrategia alejada por completo de las siglas del partido y de los estigmas que le acompañan. Su campaña corrió en paralelo a la de Rajoy, que utilizó la plataforma gallega para cobrar réditos de una posible victoria y para reivindicar su derecho a formar Gobierno y acusar a los socialistas de irresponsables y hasta de “antipatriotas”.

Diferente fue la presencia de Pedro Sánchez, que se volcó en arropar a su candidato, Xoaquín Fernández Leiceaga. Hasta seis actos conjuntos, porque el líder socialista se juega mucho en esa comunidad, no solo en términos electorales sino en la guerra interna que vive el partido. La dirección del PSOE apostó por Fernández Leiceaga en las primarias y modificó las listas electorales en detrimento de dirigentes históricos del socialismo gallego. Una derrota de Leiceaga —quedarse en tercera posición—se interpretará como una derrota del propio Sánchez.

El candidato de En Marea, el exmagistrado Luis Villares, ha ido ganando fuerza y presencia a medida que avanzaba la campaña, y los sondeos apuntan que podría lograr colocarse detrás del PP. Se consumaría así el sorpasso que el PSOE logró evitar el pasado 26-J, y vendría a sumarse al que las encuestas vaticinan también en el País Vasco.

El oasis vasco

La campaña tranquila del candidato del PNV, Iñigo Urkullu, alejado de pretensiones independentistas y apostando por “un Gobierno sólido que evite el desaguisado de España” le ha llevado en volandas, según los sondeos, a una cómoda victoria pero no a la mayoría absoluta. Se verá obligado a pactar, y ya sugiere abiertamente que su aliado preferido será el PSE. La candidata socialista, Idoia Mendia, camufla bajo esa idea, la de que los socialistas sigan siendo una fuerza necesaria en el País Vasco, la posibilidad asumida de que su partido encaje una derrota histórica y se sitúe en cuarta posición, por detrás de la izquierda abertzale y de la candidatura de Podemos. Igual que el candidato gallego, Mendia ha sido una de las más fieles aliadas de Pedro Sánchez en su duelo con los dirigentes territoriales críticos. Su resultado será también el del líder socialista.

Desdibujado de la escena Arnaldo Otegi, tras prohibir los tribunales su candidatura, el debate electoral en el País Vasco ya no ha tenido la tensión de otras épocas. Frente a un “derecho a decidir” que cada una de las fuerzas que lo defiende ha interpretado a su manera, el candidato del PP, el exministro Alfonso Alonso, ha intentado resucitar el discurso constitucionalista, consciente de que ya no existe el ambiente de enfrentamiento que llevó a los populares, con Mayor Oreja al frente, a sus mejores resultados.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.

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