Los críticos del PSOE rechazan ir a un congreso antes de que haya Gobierno
Pedro Sánchez sopesa la posibilidad de convocar un congreso federal para dirimir el conflicto con los secretarios regionales
La celebración de un congreso federal del PSOE, que arrancaría con la votación secreta de los militantes para elegir a su secretario general, será combatida por un buen número de dirigentes territoriales si Pedro Sánchez decide promoverla el próximo mes. Los presidentes autonómicos de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y de Aragón, Javier Lambán, como también la federación andaluza, dicen que quieren creer que Sánchez no incurrirá en “la irresponsabilidad” de conducir al partido hacia un proceso interno, en el que la disputa está asegurada, cuando aún no se ha resuelto la gobernabilidad de España.
El secretario general del PSOE sopesa la posibilidad de convocar en octubre un congreso federal para dirimir así el conflicto entre él y los secretarios regionales del partido, y que los militantes decidan quién quieren que sea el líder. Una vez que han trascendido estos planes de Pedro Sánchez, seis de los siete presidentes autonómicos socialistas se han coordinado para echarlo abajo. Dos de ellos lo han dicho ya claramente —García-Page y Lambán— y los demás solo esperan la oportunidad de hacerlo, seguramente después de las elecciones vascas y gallegas de este domingo.
Desde la federación andaluza, Antonio Pradas, secretario de Política Federal de la ejecutiva de Sánchez, pero de la máxima confianza de la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, ve el plan del todo inconveniente. “No tengo conocimiento formal de ese tema pero los ciudadanos no entenderían que nos entretuviéramos en asuntos internos de partido cuando aún no se ha solucionado la gobernabilidad de España”, señaló Pradas.
La situación se ha dado la vuelta, ya que el pasado enero fueron los presidentes autonómicos, con la excepción del extremeño Guillermo Fernández Vara, quienes ejercieron presión pública para ir de inmediato a un congreso en el que se disputaría el liderazgo a Pedro Sánchez de manera que si hubiera que celebrar nuevas elecciones, como finalmente pasó, el actual secretario general ya no tuviera el poder del partido y tampoco fuera el candidato electoral. Nada de eso ocurrió porque no plantearon batalla a la decisión de Sánchez de posponer el congreso hasta que no se hubiera resuelto la formación de Gobierno.
“Los intereses de España antes que los del partido”, dijo entonces el líder socialista, y eso es lo que esgrimen ahora sus críticos. “Estoy absolutamente convencido de que el máximo responsable del partido, que es Pedro Sánchez, no incurrirá en la arbitrariedad, inconsecuencia e irresponsabilidad que supondría desdecirse de sus propias palabras y desdecirnos de que no podemos ir a un congreso sin haber resuelto el Gobierno de la nación”, señaló Lambán en un encuentro mantenido en Cuenca con el presidente castellano-manchego sobre asuntos que afectan a ambas comunidades.
De celebrar finalmente un congreso en octubre, el PSOE viviría una situación anómala al enredarse durante ese mes en la disputa por el liderazgo a pocos días de que se volvieran a convocar las elecciones (si eso ocurre). El candidato llegaría a la contienda electoral tras una gresca interna de grandes proporciones aunque, eso sí, avalado por los militantes.
Sánchez tampoco descarta otra opción para llegar a La Moncloa: intentar formar un Gobierno alternativo al PP. Aunque no lo hará “a cualquier precio”, reiteran en su entorno. Los líderes territoriales abominan de que lo intente porque, tras la negativa de Ciudadanos a sumarse a un pacto con el PSOE y Podemos, Sánchez tendría que recurrir al apoyo de los partidos independentistas. “La estabilidad del país no puede pasar por quien quiere romperla”, ha dicho este viernes García-Page.
“Nadie quiere terceras elecciones, pero tampoco vamos a fabricar cualquier Gobierno”, afirmó el presidente castellano-manchego. Ni él ni Lambán reniegan de Podemos, que les apoya en sus respectivos Gobiernos autonómicos. El problema, señalan, son los independentistas. “Nos gustaría que hubiera una mayoría de izquierdas, pero no la hay”, recalcó el presidente aragonés. ¿Y propiciar que el PSOE se abstenga ante Mariano Rajoy? Esa opción también es rechazada por los dirigentes territoriales, conscientes de que la militancia de sus respectivas federaciones la rechazaría.
La “obligación moral” de buscar una alternativa
La abstención ante Mariano Rajoy no tendrá valedores en el comité federal del 1 de octubre, con alguna excepción. Proliferarán los noes a pactar con los partidos independentistas y habrá también síes a que Pedro Sánchez lo intente con esos partidos y con Podemos siempre que quede fuera la celebración de consultas por la independencia. Esta será la tesis del primer secretario del PSC, Miquel Iceta, que este viernes en Onda Cero ha considerado "una obligación política y moral intentar una alternativa". Ahora bien, si los nacionalistas plantean "un referéndum como condición para apoyar a un Gobierno progresista, entonces no habrá acuerdo". A mediodía de hoy, Sánchez estará con Iceta y otros dirigentes del PSC en la Fiesta de la Rosa del partido catalán.
Entre los miembros del equipo de Sánchez los hay más y menos proclives a intentar formar Gobierno. Susana Sumelzo, responsable de Administraciones Públicas, afirma: "Tenemos que intentar gobernar, no nos podemos resignar a que haya otras elecciones". En la misma línea está la presidenta de Baleares, Francina Armengol, y el líder en Castilla y León, Luis Tudanca. Son una minoría de dirigentes pero una mayoría de militantes, sostiene el equipo de Sánchez.
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