El fantasma de tu primera Navidad
Daniela no verá un Gobierno de coalición entre los dos principales partidos porque cuando uno gobierna y el otro ejerce la oposición son incapaces de alcanzar los acuerdos
Cómo explicarle a mi hija Daniela, recién nacida, todo lo que va a ver durante su vida que deseo que sea larga y feliz. Es complejo, pero se puede intentar: estoy convencido de que Daniela cumplirá 100 años y llegará en plenitud de facultades mentales y vitales al siglo XXII; verá llegar una nave tripulada a Marte o a Júpiter, y verá el próximo paso del cometa Halley el 28 de julio de 2061 después de vivir antes cientos de eclipses: si tiene suerte a lo mejor está aquí el día que se descubra vida en otros planetas.
Tengo muy claro que Daniela podrá leer algún día en EL PAÍS la noticia de que se ha descubierto la vacuna contra el sida, o contra el Alzheimer. Y de lo que no tengo duda es de que Daniela estará allí cuándo los españoles elijan a la primera mujer presidenta del Gobierno y podrá vivir también el momento de tener una jefa del Estado. Tiene toda la vida por delante para ver y vivir todas estas situaciones e incluso las que su padre no es capaz de imaginar por mucha fantasía que le ponga.
Pero también estoy casi seguro de las cosas que no podrá ver si no cambian antes algunas leyes políticas que ahora parecen inamovibles: Daniela no verá un Gobierno de coalición entre los dos principales partidos de este país porque cuando uno gobierna y el otro ejerce la oposición son incapaces de alcanzar los acuerdos que se exigen cuando las posiciones son justo al revés. En otros países es normal, hija mía, pero en este que te ha tocado y se llama España, no. Daniela no verá ni siquiera cómo uno se abstiene para que gobierne el otro porque no verá nunca a Pedro Sánchez votando otra cosa que no, no y dos veces no a Mariano Rajoy, ya que así está escrito en mármol en las tablas de la ley de los comités ejecutivos del PSOE. Daniela nunca verá a Mariano Rajoy dando un paso atrás en el último momento para ver si es verdad que él puede ser parte del problema. Sigo sin tener claro cómo explicarle todo esto a Daniela cuando tenga 18 años, que es lo que llevo intentando todo este mes de agosto.
Y por último hay algo que todavía no sé si vivirá Daniela, pero que es sin duda algo que no podemos descartar: lo de votar en un domingo de Navidad, ¡su primera Navidad! A Papá Noel tendremos que decirle que se pase el día de San Esteban o ya si eso en Año Nuevo porque, si todo sigue como está, el 25 de diciembre España estará votando, fun, fun, fun. Llegados a este punto puede ser lo mejor: una manera estupenda de despedir un año inolvidable. ¿Verdad, Daniela?
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