“Nuestros países ya están perdidos, buscamos una nueva nación en España”
Los refugiados recién reubicados por el Gobierno tratan de empezar a normalizar sus vidas
Una de las primeras palabras que los niños de la familia Bedredín quisieron aprender en español es "gracias". No paraban de decírsela el martes pasado al personal y a los policías que les recibieron en el aeropuerto de Barajas. "Sentimos seguridad aquí", ha explicado Nafia Bedredín, el cabeza de esta familia kurda formada por los padres y cuatro pequeños —el menor, de unos cinco meses— que se acaba de instalar bajo la condición de solicitante de asilo en Zaragoza, lejos de su Irak natal, destrozado por una guerra civil cruenta.
Este padre ha relatado que han llegado "cansados" tras muchas horas de viaje, pero "contentos y agradecidos", dos términos que también han repetido en numerosas ocasiones otros tres jóvenes sirios refugiados que han participado, junto a Nafea, en una rueda de prensa en la capital aragonesa, donde están siendo acogidos y acompañados por Cruz Roja y Accem.
Todos ellos son parte de un primer grupo de 20 sirios e iraquíes que llegó a Madrid desde Grecia y que fueron distribuidos también en centros y pisos de Sevilla y Barcelona. Son la avanzada del total de 586 solicitantes de asilo que el Ministerio del Interior anunció que serían reasentados desde Grecia, Italia, Líbano y Turquía a España antes de que termine junio, en el marco del programa europeo de reubicación creado para hacer frente a las consecuencias de la crisis de refugiados. Solo es un primer paso en un camino del que aún queda mucho por recorrer: España se ha comprometido a traer y acoger unas 16.000 personas desde estos países entre 2016 y 2017.
De los tres jóvenes de 21, 23 y 27 años, dos proceden de Alepo (Merzan y Yousef) y uno de Damasco (Ghair). Todos tienen un mismo plan: primero aprender el idioma para después encontrar un empleo. Antes de huir de sus países trabajaron en oficios como albañiles o pintores, entre otros. En su caso, quieren quedarse en España y que este sea su país.
Sin embargo, no todos los refugiados, de los pocos que han sido reubicados a España hasta ahora, están contentos con su destino: el miércoles llegó otro grupo que, en un inicio, según las previsiones de Interior, iba a estar formado por 27 eritreos, pero cinco se negaron a embarcar en el último momento.
A España por el fútbol
Álvaro Carmona, técnico del programa de asilo y refugio de Cruz Roja, explica que "la vida de estas personas ha estado en parada y ahora tienen muchas ganas de empezar de nuevo". Carmona, que estuvo presente en la llegada al Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, ha seguido de cerca los primeros momentos en España de la familia Bedredín. Cuenta que llegaron con poco equipaje y que, a la mañana siguiente, despertaron con muchas ganas de empezar a hacer cosas y conocer la ciudad que les ha acogido. Según el técnico de Cruz Roja, pidieron un mapa de la capital aragonesa —que están deseosos de conocer— mientras que los niños de la familia preguntan cuándo podrán comenzar a asistir al colegio.
Julia Ortega, coordinadora de la acogida a los recién llegados por parte de Accem, ha sido una de las encargadas de acompañar a los tres jóvenes sirios. Ha contado que cuando en Grecia les preguntaron por sus preferencias a la hora de ser reubicados uno de ellos decidió poner que quería ir a España porque le gustaban mucho los equipos de fútbol españoles, "y hasta conocía el equipo de Zaragoza".
Ahora les quedan unos días de trámites por delante, ya que la solicitud de asilo es un proceso burocrático complicado. Los responsables de las ONG han explicado que todos los refugiados, tanto los que han sido trasladados por el proceso de reubicación desde otros países como los que han llegado por sus propios medios a España, pasan por tres etapas: acogida, integración y autonomía. La duración del proceso depende de cada caso, pero suele oscilar entre los 18 y los 24 meses durante los que reciben clases de español, apoyo jurídico y orientación. El objetivo es que al final del proceso puedan valerse por sí mismos.
Contactar con su país
Los tres jóvenes, que viajaban solos, lo primero que han pedido, según señalan desde las ONG, es un medio para contactar con los familiares y amigos que les quedan. Con algunos de ellos esperan poder reunirse más adelante en España. El más locuaz de los tres, Ghair, ha reiterado "las gracias al pueblo español" y ha recordado que en los campos de refugiados griegos la situación es muy complicada porque tienen que vivir en tiendas precarias y "no hay comida suficiente".
En su caso, su familia sigue en Siria: solo tenían dinero para enviar a uno de sus miembros lejos de la guerra. Ha pedido que el Gobierno siga trayendo más refugiados España, porque aquí hay "seguridad" y la gente es "amable y acogedora". "Nuestros países ya están perdidos, estamos buscando una nueva nación y nos gustaría que fuera España".
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