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OBITUARIO

Josep Torrent, un periodista con olfato y coraje

Fue delegado de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana en los difíciles años de la corrupción

Miquel Alberola
Josep Torrent en la desaparecida delegación de EL PAÍS en Valencia en 2010.
Josep Torrent en la desaparecida delegación de EL PAÍS en Valencia en 2010.JESÚS CÍSCAR

Josep Torrent fue el periodista que más años estuvo al frente de la delegación de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. En consecuencia, también fue el que más fijó su huella periodística en un cuadernillo que ganó solvencia, presencia e influencia desde su incorporación en 1997. Ha fallecido este miércoles, el mismo día que el periódico conmemora su 40º aniversario. Ha sido apenas seis meses después de que le fuera detectado el cáncer que ha puesto fin a su vida y cuando se le presentaba un sugestivo horizonte para cerrar su paso por este oficio que Josep Pla concretó como sanguinario y en el que él se hizo sitio con una autoridad indiscutible.

Pep era temperamental y estridente, tanto en directo como por escrito, pero también certero y equilibrado. Fue un periodista analógico irreductible. Venía de los años finales del franquismo y los primeros de la democracia y se formateó con todos los vicios y virtudes del momento, con todas sus ilusiones y desencantos y siempre guiado por un extraordinario olfato para detectar dónde estaba la noticia. Nacido en 1953 en L’Eliana, el pueblo del área metropolitana valenciana del que nunca se despegó, su trayectoria discurrió básicamente por Valencia, aunque también quemó etapas en Barcelona. Por el semanario Barcelona Deportiva, el diario Avui o por entusiastas revistas de la Transición como Qué y Dónde y Valencia Semanal. A principios de los ochenta se enroló en Diario de Valencia, el experimento estrangulado de su preferente maestro J. J. Pérez Benlloch, y luego desembocó en el diario Levante, donde durante 14 años ocupó los cargos de jefe de sección, redactor jefe y subdirector.

Los años de Torrent como delegado de EL PAÍS en la Comunidad Valencia no fueron fáciles. Era el momento más feroz de un omnipotente Partido Popular cuyo sistema perverso de financiación y saqueo aflora ahora en los juzgados. Las presiones y querellas que tuvo que resistir el periódico por las informaciones sobre el escándalo de corrupción política fueron persistentes y, a menudo, insoportables y desagradecidas. Ese trabajo en equipo fue distinguido con los premios Ortega y Gasset de EL PAÍS y Llibertat d’Expressió de la Unió de Periodistes. También fueron los años de la voraz aceleración urbanística, en los que periódico, pese a la intimidación de una Generalitat y unos poderes entregados a la causa, no perdió la perspectiva de los impactos territoriales y perversidades políticas de ese fogonazo económico.

Tras su prejubilación en septiembre de 2014, Torrent siguió siendo un columnista sobresaliente en Radio Valencia (SER) y en los diarios Levante e Información. Le quedaban demasiadas ganas para aceptar ser un jubilado en bermudas y chancletas por el paseo marítimo de Xàbia. Estaba atiborrado de proyectos, como la exposición del 125 aniversario del Grupo Aguas de Valencia, de la que fue comisario. En el verano de 2015, al ser desalojado el PP del Palau de la Generalitat, fue nombrado director general de Análisis y Prospectivas, un nuevo departamento que tenía que adscribirse a la Presidencia del socialista Ximo Puig y que no llegó a ocupar debido a los tratamientos y operaciones que sufrió para atajar la enfermedad contra la que ha luchado hasta el último momento con la misma vehemencia con la que ejerció el oficio. Con la misma tenacidad con la que quiso mostrar todo lo que el poder trataba de esconder.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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