Ladrones en la niebla
Los sistemas de seguridad por humo impiden la visibilidad en apenas 15 segundos
Un plan aparentemente sencillo: romper o forzar la entrada, entrar en el local, llevarse la mercancía más valiosa y salir a la carrera con el botín. El mayor contratiempo, una alarma estruendosa que avise al dueño y a la policía de que están robando, pero que no afecta a la estrategia urdida. Sin embargo, los ladrones no cuentan con que no es solo un pitido molesto. De repente, un chorro de humo que sale del techo empieza a inundar el comercio. Al principio, parece una seta de una bomba atómica. A los pocos segundos, copa cada rincón de la tienda. Y a los 15, los cacos están completamente sepultados y atrapados por la niebla. Las personas y el mobiliario se convierten en siluetas totalmente difuminadas, imposibles de diferenciar a menos de un palmo de distancia.
La seguridad se ha convertido en la obsesión de numerosos negocios que cuentan en su comercio con suculentos botines para los delincuentes. Estancos, perfumerías, joyerías o tiendas de telefonía disponen de un material muy fácil de colocar en el mercado negro. Esta situación ha provocado que numerosas aseguradoras les nieguen la cobertura o les pidan cantidades astronómicas para cubrir los posibles robos. Desde hace seis años, los establecimientos en España han encontrado un aliado: los sistemas de seguridad por niebla. "Sirven para evitar el robo, a diferencia de los métodos tradicionales de alarma, que están enfocados solo a avisar", explica Carlos Riaza, director comercial en España y Portugal de Protect, la multinacional danesa que inventó este sistema hace 15 años.
El funcionamiento del humo, que no es tóxico y es muy parecido al que se utiliza en los conciertos, es bastante sencillo. El chorro está conectado a un sensor de movimiento y a una alarma. Cuando detecta actividad, dispara niebla hasta durante un minuto. Algunos ladrones profesionales ya lo conocen y, tal cual lo ven, salen corriendo del comercio. "En 15 segundos puede llenar un espacio equivalente a 200 metros cuadrados. Si no se ventila, esa densidad se mantiene hasta una hora", detalla Ricardo Duergo, director técnico de ITM Seguridad.
Aparte de proteger locales, tal y como precisa Duergo, algunos domicilios de clase alta han decidido instalar este sistema. Incluso una institución pública, como el Ayuntamiento de Alcobendas, ha firmado un convenio de colaboración con Protect para suministrar este sistema a aquellos comercios que han sufrido un hurto. "Horas después del robo, al afectado le instalamos la niebla para evitar que se sienta desprotegido. Apostamos por este sistema porque nos dejamos guiar por los datos de eficacia que tiene; y ha demostrado que es muy útil para prevenir males mayores en los negocios", argumenta el concejal de Seguridad del Consistorio, Luis Miguel Torres.
La principal debilidad del sistema es que funciona por electricidad. Es decir, que si un ladrón corta la luz, el sistema dejaría de funcionar. Para evitar que este apagón sea instantáneo, las empresas han incorporado unas baterías externas que dotan de una autonomía de entre tres y 12 horas a la niebla. ¿Y es muy caro? Según afirma Riaza, por 3.000 euros se pueden llenar unos 500 metros cuadrados en unos seis disparos de un minuto de duración. Cuando se agota el líquido que crea el humo, una nueva recarga, que permite otros seis usos, costaría en torno a 70 euros.
Más interés tras la crisis
Duergo y Riaza comparten la idea de que la crisis ha propiciado que aumente el interés por este sistema de seguridad. Según los datos de criminalidad del Ministerio del Interior, entre 2011 y 2015 la delincuencia ha disminuido en un 25%. Pese a todo, quienes están involucrados en este sector han visto cómo su facturación aumentaba año tras año. "Yo tenía un buen puesto en una empresa tecnológica y no dudé lo más mínimo en meterme en este negocio", asegura Carlos Riaza.
Los ladrones siempre se buscan las vueltas para sortear todo tipo de trampas. Por el momento, la niebla se ha convertido en su enemigo. Además de privarles del botín que pensaban llevarse con el mínimo esfuerzo, si optan por quedarse unos segundos, verán cómo es casi imposible salir del establecimiento y quedarán, así, a merced de la policía, que solo tendrá que esperar en la puerta para atraparlos. La seguridad es un negocio. Y ahora un negocio que vende humo para evitar atracos.
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