Barones del PSOE buscan aplazar el congreso para contener la lucha interna
La mayoría de los dirigentes territoriales considera que celebrarlo en mayo sería un disparate
Las fechas aprobadas por el PSOE para celebrar su congreso federal van en paralelo al calendario político nacional. Pedro Sánchez competirá por el liderazgo del partido, al tiempo que continuará las conversaciones para tratar de formar una mayoría para gobernar o, si no lo consigue, sumergirse en la campaña electoral. Los líderes territoriales consideran del todo inconveniente celebrar un congreso, en el que necesariamente habrá división y enfrentamiento, cuando se necesitarán todas las energías en el caso de que haya nuevas elecciones. El secretario general aún no ha tomado una decisión.
Todos miran a Susana Díaz
Si un comité federal no desconvoca el congreso del partido, los que aspiren a la secretaria general del PSOE tendrán que presentar su candidatura en pocos días, entre el 11 y el 15 de abril. El 8 de mayo, los 190.000 militantes socialistas podrán votar en urna al secretario general entre los candidatos presentados; y dos semanas después se celebrará el congreso con el procedimiento habitual de debate de ponencias, ratificación del secretario general y elección de la ejecutiva federal.
Pedro Sánchez, secretario general, se postulará como ya anunció el pasado 21 de diciembre. ¿Alguien más? “Susana Díaz no tiene más remedio que presentarse”. Esta es la frase con la que distintos dirigentes territoriales responden a la pregunta de si creen que la secretaria general de los socialistas andaluces dará el paso. La respuesta no es un sí categórico —“no tiene más remedio”— aunque algunos líderes autonómicos apuestan por que esta vez sí dará un paso al frente, aunque las circunstancias no sean las más favorables. En esos días en los que los candidatos para dirigir el partido tendrán que manifestarse, aún no se sabrá si se repiten las elecciones generales y Pedro Sánchez puede estar aún inmerso en el intento de formar una mayoría parlamentaria que le permita gobernar
Fuertes presiones
Esas circunstancias políticas hacen pensar a algunos dirigentes partidarios de que Susana Díaz aspire al liderazgo federal que en los cálculos de Ferraz está el que nadie se presente a la disputa por la secretaría general, por falta de tiempo, y porque puede solaparse con la campaña electoral. Lo único fehaciente es que Sánchez ha proclamado que se presentará al margen de que haya o no otros candidatos.
En julio de 2014 la política andaluza recibió fuertes presiones para presentarse, una vez que Alfredo Pérez Rubalcaba dimitió por los malos resultados de las elecciones europeas. No dio ese paso al frente a pesar de que los líderes territoriales se lo pidieron enfáticamente en privado y en público. Y no lo hizo porque primó en ella su deseo de presentarse a las elecciones en Andalucía, que sería su primer examen electoral y que aprobó.
Tampoco le animó que hubiera otros candidatos que aspiraran al puesto como Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias y con ellos Pedro Sánchez, que recibió muchos de los apoyos que hubiera recibido Díaz. En su entorno aseguran que la decisión no está del todo tomada; quiere ver la evolución de los acontecimientos y, el primero de ellos, si Sánchez aplaza el congreso.
Si un comité federal no lo cambia el próximo 8 de mayo los 190.000 militantes socialistas podrán votar en urna al secretario general del PSOE entre los candidatos que se presenten; dos semanas después se celebrará el congreso con el procedimiento habitual de debate de ponencias, ratificación del secretario general y elección de la ejecutiva federal.
Antes los aspirantes a liderar el PSOE tendrán que manifestarlo entre los días 11 y 14 de abril; después tendrán diez días para recoger avales. Todo este proceso iría en paralelo al calendario institucional. Mientras se recogen avales, y, después, Pedro Sánchez y otros candidatos si los hay pugnan por la secretaría general del PSOE, aún no estará despejado si el político socialista tiene opciones de formar gobierno. Es más, su intención está intentarlo hasta el último momento. Si no lo consigue, las elecciones se convocarán por un decreto el 3 de mayo, cinco días antes de que los militantes socialistas vayan a las urnas a elegir al líder de su partido.
La dificultad para formar Gobierno ha llevado a que la política nacional haya topado con los asuntos internos del PSOE. El pulso entre Pedro Sánchez, su secretario general, y parte de los líderes territoriales, empezó al día siguiente de las elecciones del 20 de diciembre y, tras la tregua vivida por los intentos de conseguir una mayoría parlamentaria de gobierno, se ha reavivado. El intento de algunas federaciones de que el congreso del partido se celebrara a últimos del mes de febrero quedó en nada porque la dirección federal consideró inapropiado enzarzarse en cuestiones internas cuando todas las energías debían centrarse en conseguir una mayoría de Gobierno.
La situación sigue igual, con la diferencia de que los militantes socialistas han sido llamados a votar a su líder el próximo 8 de mayo. Los candidatos que quieran presentarse para liderar el partido deben manifestarse entre el 11 y el 14 de abril. Sin alzar la voz, aunque no paran de hablar de ello en privado, la mayoría de los dirigentes territoriales considera que celebrar el congreso en mayo sería un disparate. Si Sánchez consigue la ansiada mayoría en esas fechas debería estar ocupado en la formación de su Gobierno y si no, —que es la tesis más extendida en el PSOE— el partido estará ya en campaña electoral. De ahí que un presidente autonómico haya calificado de “suicida” la posibilidad de que el PSOE afronte la campaña electoral, con todos los partidos en su contra y especialmente Podemos, decidido a arrebatar a los socialistas el máximo de votos posible, en medio de su propia pelea interna por el liderazgo del partido.
Aunque en el horizonte solo está Pedro Sánchez, habrá una intensa presión sobre la presidenta andaluza, Susana Díaz, para que aspire a la secretaría general socialista. Estas reflexiones y preocupaciones están muy presentes en todas las federaciones del partido aunque sus dirigentes declinan expresarlas en voz alta. Todos están a la espera de que Sánchez tome la decisión de aplazar el congreso porque “es su responsabilidad”. Lo es, pero en el entorno del secretario general recuerdan la presión recibida para que el congreso se celebrara cuanto antes. La fecha decidida, el 8 de mayo para la votación de los militantes y 21 y 22 del mismo mes para el congreso, no fue la elegida por la sede de Ferraz, que prefería su celebración tres semanas después. En todo caso, en esas fechas también se estaría en plena campaña electoral si es que los intentos de formar Gobierno fracasan definitivamente. Los comicios serían el 26 de junio.
Si Sánchez aplaza el congreso, lo que requerirá la celebración de un comité federal que levante la decisión de celebrarlo adoptada por ese mismo órgano el pasado 30 de enero, no tendrá objeciones; nadie se lo criticará. Si no lo hace y las fechas se mantienen, la tensión y el conflicto están asegurados.
Así se desprende de los numerosos testimonios recogidos por EL PAÍS entre dirigentes territoriales socialistas de toda España. La dirección federal transmite que, en principio, las fechas se mantienen aunque si hay cambios, “serán acordados”.
Silencio oficial
El secretario general aún no ha tomado la decisión, que previamente quiere consultar con los jefes de las federaciones, mayoritariamente partidarios del aplazamiento. Desde hace dos semanas, el secretario de Organización del PSOE, César Luena, sondea a dirigentes territoriales sin exponer cuál es la opinión de la dirección.
En medio del silencio oficial el PSOE de Andalucía ofreció una pista el pasado miércoles, 23 de marzo. Antonio Pradas, coordinador de la interparlamentaria de los socialistas andaluces, responsable de política autonómica federal y mano derecha de Díaz, señaló: “La agenda institucional debe estar por encima de la agenda orgánica”. Esa fue la respuesta a la pregunta sobre si creía conveniente posponer el congreso del partido.
Todas las interpretaciones coinciden en que es la forma de decir indirectamente que el congreso debe posponerse. La posibilidad de que tras la Semana Santa se promueva un movimiento discreto para pedir a Sánchez que aplace el congreso ha sido barajada pero no cuenta con muchos adeptos. Solo el presidente de Aragón, Javier Lambán, no tiene inconveniente en decir lo mismo que hace más de dos meses. “El congreso debe aplazarse sine die, tanto si hay Gobierno como si estamos en elecciones”, ha declarado a este periódico. Sus razones se mantienen: sigue sin estar resuelto el panorama político de España.
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