Piedra, papel, tijera y el juego de Podemos
Es un guiño pero también un debate. Te explicamos por qué cada figura destacada de la formación hace un gesto de victoria
Pablo Iglesias levanta el puño. Íñigo Errejón posa con una V en señal de victoria y Juan Carlos Monedero saluda con los cinco dedos. Piedra, papel y tijera. O puño, papel y tijera, como destacaron desde el principio algunos comentarios. La foto es de la noche electoral del pasado 20 de diciembre y, más allá de las bromas generadas sobre el juego, las disputas y la estrategia de la formación reflejan de alguna manera el peso y el alcance de tres de sus personalidades políticas más definidas.
Iglesias levanta el puño en todos los momentos decisivos. Lo ha hecho para celebrar resultados electorales, en mítines, en el Parlamento Europeo y en el Congreso de los Diputados. Es una seña de identidad, al igual que lo son los dedos en forma de V para Errejón, el número dos del partido. “La gente refleja cosas que hemos creado en campaña. Los dedos en V, en señal de victoria, identifican una agrupación nueva de gente”, explicó durante la caravana electoral. La tijera gana el papel, que según la lectura de la fotografía sería Monedero, exdirigente del partido, pero se rompe ante la piedra. Y a su vez, el papel envuelve ese puño.
Monedero no participa en los órganos de dirección de Podemos desde su dimisión, que se produjo antes de las elecciones autonómicas y municipales de mayo. No obstante, nunca ha dejado de acudir a los actos centrales de Podemos, siempre ha estado en contacto con los círculos y también hizo campaña. Es, de alguna manera y al margen del aparato, uno de los guardianes de las esencias del partido y una voz a la que muchos siguen escuchando.
Errejón, portavoz parlamentario en el Congreso, es una pieza clave en la estrategia política. Firme en su proyecto pero flexible en las formas, ha sido uno de los encargados de mantener el diálogo con el PSOE, concretamente con su homólogo en el grupo socialista, Antonio Hernando. El secretario de Política suele ser quirúrgico en sus planteamientos y en sus manifestaciones públicas, lo que a veces contrasta con la actitud más visceral de Iglesias. Quedó claro la semana pasada durante sus intervenciones en el debate de investidura de Pedro Sánchez. Iglesias representa el puño, quizá el Podemos más clásico, el que busca superar los espacios ocupados tradicionalmente por la izquierda, ir más allá para influir en el tablero y determinar la gestión política de las demás fuerzas, pero sin traicionar sus principios.
Piedra, papel, tijera es en Podemos, además de un juego, un debate. Según explica un dirigente de la formación, lo que está ocurriendo con la crisis y las dimisiones en el partido en la Comunidad de Madrid refleja “una crisis de crecimiento”. De cómo se gestiona ese crecimiento, que tiene que ver con la organización y también con la discusión ideológica, depende en buena medida el recorrido futuro de la formación.
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