Formar un Gobierno para cambiar nuestro país

En el ámbito social y en el empresarial, en el educativo y en el artístico, en el ámbito familiar y en cualquier ámbito de la vida, nadie emprende un proyecto sin tener en cuenta el equipo y la organización con los que llevarlo a cabo. Compartir objetivos es requisito imprescindible para que las personas nos pongamos de acuerdo, pero por sí mismos no garantizan el éxito de ninguna empresa. Miles de personas desean formar una familia y pasar las vacaciones en la playa, pero estoy segura de que nadie daría semejante paso bajo la premisa de que la identidad de la pareja es irrelevante porque lo verdaderamente importante es estar de acuerdo en pasar el verano en A Coruña. Cualquiera que acuda a un colegio sabe que, por muy importantes que sean los objetivos pedagógicos del centro (que los son), nos jugamos mucho con el profesor o la profesora que le toca a nuestros hijos. Nadie que haya fundado una empresa defenderá que no importa quiénes sean los socios, siempre que todos estén de acuerdo con los objetivos del negocio. Y así podríamos seguir con la lista interminable de ejemplos.

Paradójicamente, este planteamiento tan obvio ha sido duramente criticado por el PSOE cuando, el 22 de enero y, muy especialmente, el pasado lunes Podemos, En Comú Podem y En Marea han presentado sus propuestas sobre cómo construir el Gobierno de coalición capaz de llevar a cabo el cambio que mandataron las urnas. Somos muchas las personas a quienes el PP ha dejado atónitas con sus maniobras para ralentizar los tiempos y pudrir la situación. Pero es posible que seamos más todavía las que no entendemos cómo el PSOE sigue eludiendo su responsabilidad —histórica— de iniciar negociaciones para conformar el gobierno del cambio.

Negociar la conformación de un Gobierno trasciende el debate sobre nuestros objetivos. Es precisamente porque compartimos objetivos por lo que tiene sentido negociar. Lo que tenemos que acordar ahora es cómo reformamos la estructura del Estado y cómo replanteamos cuestiones económicas fundamentales para que sea posible revertir los recortes sanitarios y educativos; cómo cambiamos las instituciones para acabar con la impunidad de los corruptos y garantizar una España unida y democrática. Lo que tenemos que acordar es quién formará ese Gobierno, qué responsabilidades asume cada cual y cómo vamos a garantizar que si no cumplimos con nuestros compromisos le daremos la palabra a la gente.

Esta es la negociación que tenemos por delante: la negociación para conformar un Gobierno estable y con garantías. Podemos, En Comú Podem y En Marea ya ha hecho su propuesta: un Gobierno de coalición, una nueva institucionalidad comprometida con la lucha por los Derechos Humanos y el fin de la impunidad de los sinvergüenzas y una forma de trabajo en el Gobierno basada en la colaboración, el respeto mutuo y la lealtad. Desde entonces, esperamos y confiamos.