Investiduras paralelas
¿Cuántas investiduras están en marcha?
Una oficial y otra paralela.
En efecto. A juzgar por los movimientos del presidente del Gobierno en funciones y presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, su decisión de permanecer en la "reserva" tras informar en dos entrevistas con el rey Felipe VI su imposibilidad de formar Gobierno, no supone su parálisis a la espera de los resultados de la votación de la investidura "oficial", por así decir, que el Rey ha confiado, al líder del PSOE, Pedro Sánchez.
En las últimas horas, mientras Sánchez realiza sus contactos, Rajoy también hace los suyos. La bisagra entre ambas negociaciones es Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, que oficia de broker. Rivera negocia con uno y con otro una partida simultánea.
Problema: que Rajoy y su gobierno en funciones se confunden con el PP. Que Rajoy y el PP están usurpando el gobierno en funciones y lo han convertido en una plataforma para sus propios fines.
El contenido del Gobierno en funciones del PP se parece más a una trinchera que a un órgano del cual se dice, desde una ley aprobada por el gobierno del PP, en noviembre de 1997, que "facilitará el normal desarrollo del proceso de formación del nuevo Gobierno y el traspaso de poderes al mismo y limitará su gestión al despacho ordinario de los asuntos públicos, absteniéndose de adoptar, salvo casos de urgencia debidamente acreditados o por razones de interés general cuya acreditación expresa así lo justifique, cualesquiera otras medidas".
Pues eso, el normal desarrollo del proceso de formación del nuevo Gobierno.
Veamos la secuencia de los hechos sobre este "normal desarrollo".
El Rey le confía a Rajoy la formación del Gobierno, pero el presidente del PP declina y se reserva para otro momento. Acto seguido, en el umbral de la segunda ronda de consultas, Rajoy declara desde Córdoba que la mayoría del PP en el Senado bloqueará lo que considere disparates aprobados en un futuro Congreso. Dispara, pues, sobre el "normal desarrollo del proceso".
Tras conocer, en una segunda entrevista, que Rajoy no está en condiciones de encarar la formación del Gobierno, el Rey confía la labor a Sánchez. Es el 2 de febrero. El mismo día 2, el ministro de Asuntos Exteriores en funciones, José Manuel García Margallo, informa en Roma a sus homólogos en Bruselas que "España podría abandonar la coalición contra el Estado Islámico". Su argumento: que Podemos se ha negado a firmar el pacto antiyihadista con PP, PSOE y Ciudadanos, y, por tanto, su posible aterrizaje en el Gobierno con el PSOE supone un peligro.
Dos días más tarde, el jueves día 4, mientras Sánchez ya ha comenzado a negociar con Ciudadanos, aprovechando un mensaje que le envía Rivera, el presidente del PP llama por teléfono al líder de Ciudadanos y acuerdan "mantener las vías de diálogo y la unidad ante el desafío de los partidos independentistas". Grandes titulares.
El 6 de febrero, Rajoy vuelve a la carga. En la reunión del PP en Cataluña, Rajoy declara que Pedro Sánchez tiene que definirse por el bien de España y le urge a entrar por la vía de la sensatez y advierte contra una alianza del PSOE y Podemos.
A todo esto, ¿quién es el que ha declinado la oferta de formar Gobierno? Y ¿quién es el que tiene confiada la tarea?
Será el ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, el que ponga la guinda. Aprovecha dos cosas. Primero, informaciones según las cuales la banda terrorista ETA está barajando su disolución aprovechando las elecciones en la Comunidad Autónoma Vasca en 2016, y segundo, las ondas mediáticas que provoca la detención en Madrid de los dos titiriteros por presunta apología del terrorismo. Y resucita a la banda terrorista. Denuncia la agenda oculta tras las negociaciones de investidura de Sánchez y "revela" que ETA espera como agua de mayo un gobierno de coalición de PSOE, Podemos, Izquierda Unida apoyado por el PNV.
"Así de claro", explica el ministro.
El tema de los titiriteros, asimismo, lanza a varios ministros a la palestra para apuntar por elevación contra un presunto pacto para formar un gobierno de izquierdas.
Y, ahora, en vísperas de su reunión con Pedro Sánchez, el presidente del PP se reúne con Rivera y llegan al gran acuerdo nacional de solicitar a Bruselas la flexibilización de los objetivos de déficit fiscal. Después de exhibir el déficit fiscal como su carta de credibilidad durante la campaña electoral del 20-D, ahora Rajoy parece dispuesto a abjurar y acordar una flexibilización.
¿No sabe con quien se juega los cuartos? Por si se le había olvidado, horas después de conocer sus presuntas intenciones, el jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, a quien en Estados Unidos, juego de palabras mediante, llaman DieselBum, por su manía de echar gasolina allí donde hay una crisis, como demostró en la crisis de Chipre (marzo 2013), ya le ha contestado. Ni hablar, que cuando hay una situación tan volátil como la actual hay que mantener el curso. Aviso para todos.
Estas negociaciones de la investidura "paralela" reflejan un cuestionamiento implícito, por la vía de los hechos, de la decisión adoptada por el Rey en el sentido de no esperar a una tercera ronda de consultas para confiar la formación del Gobierno. Rajoy no preveía esa decisión para la segunda ronda. Y la noticia de que el Rey ha encargado las negociaciones para formar gobierno a Sánchez le coge con el pie cambiado.
Rajoy tenía expectativas en el factor tiempo. Porque permitía madurar la disidencia contra Sánchez en el PSOE, por un lado, y aprovechar las presiones, intensísimas, del establishment y de Bruselas, sobre los socialistas, por el otro. El encargo del Rey corta en seco la procesión interna dentro del PSOE y le permite a Sánchez remontar desde una posición anterior erosionada. Sectores del PP no dudan en señalar a Felipe VI como el hombre que al menos de momento le ha arrojado a Sánchez un salvavidas.
El gobierno en funciones, cuya función debería ser neutral, se ha convertido en una atalaya del PP, desde la cual intenta desdibujar las negociaciones de Sánchez -con independencia de que puedan ser un viaje a ninguna parte - para su provecho partidista.
Toda esta actividad de Rajoy se solapa con el tsunami de la corrupción que ya ha dejado grogui al PP en la Comunidad Valenciana y ahora continúa con una nueva fase de la Operación Púnica en Madrid.
No es esto. No es esto. El gobierno en funciones no es esto.
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