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¿Cómo se negocia un Gobierno de coalición?

La única experiencia similar se produjo cuando Aznar pactó con los partidos nacionalistas

José María Aznar en su primer día del debate de investidura en mayo de 1996.
José María Aznar en su primer día del debate de investidura en mayo de 1996.AP

En España no hay apenas experiencia de negociaciones para acuerdos de legislatura y ninguna para hacer un Gobierno de coalición, al menos, en las Cortes. El único antecedente con alguna similitud es el de las conversaciones del PP de José María Aznar para asegurarse la investidura en 1996 con acuerdos de legislatura suscritos con CiU y con PNV.

La diferencia notable es que entonces el PP tuvo 156 diputados y no había ninguna alternativa al Gobierno de Aznar. Aun así pasaron dos meses justos desde el día de las elecciones a la investidura del entonces líder del PP y fue necesaria también una doble ronda de audiencias del Rey (entonces Juan Carlos I) con los portavoces parlamentarios. Y también hace 20 años se especuló en algún momento con la repetición de las elecciones.

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Posiciones alejadas

El PP y los nacionalistas partían también de una posición muy alejada porque compartían posturas ideológicas de centroderecha, pero diferían mucho en lo que se refiere al modelo de Estado, a pesar de que entonces ni CiU, ni PNV eran partidos independentistas.

El esquema de negociación elegido por Aznar fue el de nombrar equipos de negociadores con cada uno de los partidos cuyos votos se requerían, es decir, CiU, PNV y Coalición Canaria. El aspirante a presidente del Gobierno intervino cuando las negociaciones se encallaban con varias reuniones reservadas casi siempre con Jordi Pujol, líder entonces de los nacionalistas catalanes y presidente de la Generalitat. En esos dos meses de conversaciones hubo diferentes momentos en los que daba la impresión de que las negociaciones se rompían. De hecho, el Rey propuso el nombre de Aznar al entonces presidente de las Cortes, Federico Trillo, sin haberse cerrado aún las conversaciones.

El 13 de abril, el Rey propuso a Aznar y el pacto no se firmó hasta el 28 de abril y la investidura fue el 4 de mayo. Es decir, el presidente de las Cortes dejó pasar 21 días antes de convocar el pleno. Patxi López, actual presidente del Congreso, pretende hacer lo mismo cuando reciba el nombre del candidato, probablemente, la próxima semana.

La negociación se inició antes de que el Rey abriera siquiera la ronda de audiencias con los grupos, es decir, antes del momento en el que estamos ahora. Esta vez todo va mucho más lento que hace 20 años, a pesar de que la situación actual es mucho más complicada. Entre otras cosas porque Aznar se puso en marcha entonces con diferentes reuniones la misma semana posterior a las elecciones.

Rodrigo Rato fue encargado de negociar con CiU y Jaime Mayor Oreja con el PNV. También colaboraron en distintos momentos Mariano Rajoy y Francisco Álvarez Cascos. Ellos cuatro hicieron una negociación más técnica con dirigentes nacionalistas como Joaquim Molins, Josep Antoni Duran Lleida, Iñaki Anasagasti y Juan José Ibarretxe, entre otros, mientras que al candidato a presidente le correspondió la dirección política para hacer frente a los momentos de ruptura. Es decir, es como si ahora Pedro Sánchez y Pablo Iglesias reservaran sus contactos a poner en marcha las conversaciones y a superar los conflictos que inevitablemente han de surgir.

Rato, por ejemplo, se estableció durante semanas en Barcelona y negociaba en el hotel Majestic. De hecho, el acuerdo que cerró con los nacionalistas catalanes tomó el nombre de ese hotel. El primer acuerdo se produjo con Coalición Canaria, el segundo con el PNV y el tercero con CiU.

Pacto público y secreto

Aznar eligió un modelo de negociación que terminaba con acuerdos públicos y escritos, combinados con cesiones secretas de las que se supo poco después. Por ejemplo, el aspirante a presidente aceptaba reformas legales y cesiones de competencias autonómicas que se plasmaron en el caso de CiU en lo que se conoció como el Pacto del Majestic, un acuerdo de 11 puntos detallados que incluían cesión de competencias, de impuestos, acuerdos políticos como el fin del servicio militar e inversiones. Y cerró otros acuerdos ocultos como la cabeza política del entonces líder del PP catalán Aleix Vidal-Quadras, que Aznar entregó a Pujol.

La negociación arrancó también con el acuerdo entre el PP y CiU para constituir la Mesa del Congreso con presencia de los nacionalistas catalanes y facilitar el acuerdo. Ahora tampoco se ha producido tal pacto de confianza entre PSOE y Podemos.

El acuerdo entonces fue tan completo que, por ejemplo, Xavier Arzalluz, entonces presidente del PNV, hizo el gesto de ir a la sede central del PP en la calle de Génova para firmar el pacto final.

Y el Gobierno del PP, con Mariano Rajoy como ministro de Administraciones Públicas, utilizó como ningún otro el artículo 150.2 de la Constitución que permite traspasar competencias a comunidades.

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