Rajoy presume en el cierre de la fuerza y la historia del PP
El candidato advierte contra alianzas entre PSOE, Podemos "y unos cuantos nacionalistas"
Mariano Rajoy ha cerrado este viernes la decisiva campaña electoral del 20-D con una advertencia: que una posible alianza entre el PSOE, Podemos, "unos cuantos nacionalistas y la extrema izquierda", pueda torcer la recuperación económica y la unidad de España. "Si quieres que gobierne el PP, vota al PP porque es un valor seguro", dijo primero en las arquerías interiores de la Ciudad de las Artes de Valencia ante unas 6.000 personas, según la organización. Fue el mitin con más asistentes de toda la campaña popular. Luego, en la cena mitin final, en Madrid, repitió el mensaje y añadió al PSOE y Podemos "ocho o nueve partidos y el que quiera" con tal de poder echar al PP de La Moncloa.
Antes de la tradicional cena-mitin de Navidad del PP de Madrid, con Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes como teloneras, Rajoy quiso regresar el último día de campaña a la Comunidad Valenciana, uno de los feudos del PP. El candidato popular estuvo 20 minutos saludando a la gente al entrar. En las generales de 2011, el partido obtuvo 20 de los 33 escaños que se reparten en la Comunidad Valenciana, pero las encuestas les dan ahora entre 10 y 11. Desde las pasadas autonómicas la Generalitat está en manos de PSOE y Compromís (presidencia y vicepresidencia), con el apoyo de Podemos. Estos dos últimos partidos se presentan ahora en coalición. Y la líder del PP valenciano, Isabel Bonig —que sustituyó a Francisco Camps—, se ha referido a ellos en términos muy duros: "Se han olvidado pronto de las personas, en cuanto se han subido al coche oficial (...) Necesitan de la pobreza, la miseria y la desesperación de la gente para sobrevivir (...) No es el momento de populismos comunistas", ha dicho.
Rajoy, muy animado, ha insistido, como ha hecho toda la campaña, en presentarse como el valor de la experiencia frente a los experimentos de los partidos "creados hace media hora en una tertulia de televisión". "Yo a los 22 años ya pegaba carteles del PP, cuando estudiaba oposiciones…". Le cantaron "Yo soy español, español, español" y él, encantado, ha confesado: "Esto es lo que más me gusta de las campañas".
El candidato popular ha presumido de tener el apoyo y la confianza total de su partido, en lo que parecía una velada crítica a las batallas internas de otras formaciones, y ha concluido el mitin diciendo: "La única batalla perdida es la que no se da. Nosotros no lo hemos pasado bien estos últimos años y vosotros tampoco. Todos sabemos de qué hablo, pero aquí hay un gran partido y la victoria es de quien la pelea, de quien cree en lo que hace. Estoy dispuesto a ganar y voy a ganar".
Sobre las diez y media de la noche se plantó en Madrid, en los recintos feriales de Ifema, donde le esperaban ya hambrientos más de 2.600 simpatizantes. Primero aún tuvieron que escuchar a Aguirre acusar en genérico a todos los dirigentes que recordó de Podemos de incitar al odio y la violencia contra cargos del PP y refrescar la vivencia que le ocurrió al líder británico David Cameron en sus últimas elecciones cuando venció y derrotó ampliamente a sus rivales y a las encuestas. Aguirre cree que el domingo en España va a pasar algo parecido y aprovechó para establecer una marca en el nivel de piropos que se le pueden dirigir a Mariano Rajoy: "Es un tipo serio, trabajador, simpático y honrado que cree en España y en la libertad".
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, una de las estrellas en alza en el PP en toda España, no quiso quedarse más corta que Aguirre: "Rajoy es un líder fuerte, serio y solvente, el mejor candidato y el mejor presidente de España". Cifuentes volvió a alertar a los indecisos de que si quieren que se voto no acabe beneficiando a terceros, es decir al PSOE, no lo utilicen para votar a "imitadores" del PP, es decir Ciudadanos. Y acusó a la formación que lidera Albert Rivera, gracias a la cual gobierna desde mayo, de ser vieja política por no ser transparentes en su futura política de pactos a nivel nacional.
Cuando Rajoy subió a escena, tras proyectar un vídeo con fotos de los selfies y paseos que se ha hecho por toda España en esta campaña, la voz ya le fallaba bastante y se le notaba lógicamente cansado después de la paliza de caravana y viajes incluso hasta Bruselas ida y vuelta de los últimos días. Empezó como en Valencia por agradecer la fuerza y la historia del PP para distinguir a esa formación que tiene militantes y banderas en todos los municipios de España frente a los proyectos y formaciones "de un ciudadano". A Rajoy le gusta recordar que conoce a fondo su partido, en el que comenzó pegando carteles en Pontevedra a los 22 años cuando salía de estudiar la oposición de registrador de la propiedad a las diez de la noche. Y luego repasa cargo a cargo la decena de responsabilidades que ha asumido en estos más de 34 años que lleva en puestos de responsabilidad.
No es una cita casual. Pretende proyectar la imagen de un líder sólido y experimentado, alguien capaz de tomar decisiones en momentos difíciles, cuando se está "solo", remachó. El mitin cena y la campaña se encaminaban ya a su final. Los entremeses hacía tiempo que se habían acabado. La ensalada de pasta con frutos del mar, las migas extremeñas, la empanada de atún, la pularda rellena de setas y trigueros y la pompa de chocolate Ivore aguardaban. Rajoy aceleró como pudo y ya con voz escasa terminó con una reivindicación de lo bueno que hay en España frente a los que solo ven lo "negro, oscuro, triste y malo" y con una reafirmación sobre la unidad del país: "La nación española no se toca y con la nación española no se juega y nadie la va a romper".
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