Grietas en el viejo feudo del PP
Feijóo también sufre en Galicia el declive de los populares mientras calibra sus opciones de saltar a la política nacional
El feudo histórico de la derecha, aquella Baviera española de la que presumía Manuel Fraga, está hoy pespunteada de enclaves rojos. Vigo, la primera ciudad de Galicia, tiene la más apabullante mayoría socialista de España; A Coruña, la segunda urbe, está gobernada por una candidatura que aglutina a grupos de izquierda y a Podemos, lo mismo que la capital autonómica, Santiago, y otra de sus principales localidades, Ferrol. Las últimas elecciones municipales dejaron mermado al PP y a su líder, el también presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, en el escaparate nacional desde hace tiempo como uno de los líderes de futuro del centro derecha. El más fuerte de los barones territoriales del PP encara ahora el 20-D bajo la amenaza de un nuevo tropiezo.
La figura del presidente gallego emergió estos años catapultada por dos grandes victorias electorales. En 2009 reconquistó la Xunta para el PP en un momento muy bajo del partido, con el liderazgo de Mariano Rajoy tambaleándose. Cuatro años después, en pleno apogeo de los recortes y las protestas en la calle, Feijóo logró incluso ampliar su mayoría. El fuerte respaldo popular y su habilidad para situarse en posiciones más centradas que su partido en asuntos como el aborto propulsaron su imagen y le permitieron salvar el comprometido episodio que vivió tras divulgarse su vieja e íntima amistad, cuando ya era un cargo público, con uno de los mayores narcotraficantes de Galicia. La progresiva fragmentación del mapa político le ha dejado como el único presidente autonómico con mayoría absoluta.
A sus 54 años, Feijóo se encuentra en un cruce de caminos sembrado de paradojas. Por un lado, no son pocos en el PP los que le consideran como el mejor recambio de Rajoy —incluso por delante de Soraya Sáenz de Santamaría, tan protagonista en la campaña actual— si se produjese una debacle el 20-D. O también, en caso de que las elecciones renovasen el mandato de los populares, como un hipotético hombre fuerte en el Gabinete o en la cúpula del partido. Cada vez que se celebran elecciones en algún lugar de España, a Feijóo se le amontonan las solicitudes de apoyo de las organizaciones territoriales. Pero al mismo tiempo su situación en Galicia es más precaria que nunca tras unas municipales que le dejaron sin las mayores ciudades y sin tres de las cuatro diputaciones, una de las grandes palancas del poder popular. La última encuesta del CIS apunta a que el declive del PP en Galicia se prolongaría en las próximas generales, preludio de las autonómicas previstas para otoño de 2016.
“Ahora mismo, Feijóo solo tiene la cabeza en Galicia. No es una frase hecha, lo percibo así cada día”, asegura un estrecho colaborador, para matizar de inmediato: “Pero el 20-D puede cambiarlo todo”. Tras la última remodelación del Gobierno de Rajoy, el líder gallego, en un gesto nada frecuente, se permitió revelar que había renunciado a entrar en el Gabinete. Aunque no hay semana que no le pregunten si volverá a ser candidato a la Xunta en 2016, nadie lo saca de su mutismo. “El partido al 100% quiere que se quede”, afirma un miembro de la dirección del PP gallego. El propio Rajoy, durante su veraneo en Galicia, subrayó que “el mejor candidato para las autonómicas es Feijóo”. “Alberto es muy hermético y da la impresión de que ni él mismo sabe aún qué va a hacer”, explica uno de los dirigentes gallegos consultados. “Pero es verdad una cosa: en las autonómicas tiene mucho que perder y poco que ganar. Es probable que nos quedemos sin mayoría y yo no lo veo gobernando con Ciudadanos”. A la debilidad en el voto urbano mostrada en las municipales, se suma ahora un asunto que preocupa mucho en la dirección del PP y que puede afectar a su gran bastión de siempre, las zonas rurales, donde el desplome de los precios de la leche ha encendido las protestas de los ganaderos.
Feijóo ha prometido desvelar sus planes en abril, cuando se celebre el próximo congreso regional del PP. Demasiado tiempo para mantener una incógnita que tras el 20-D empezará a aclararse. Las urnas medirán las fuerzas del barón gallego, que aspira a presentar mejores resultados que el conjunto del PP.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.