El Gobierno acusa a EL PAÍS de intolerante por rechazar a Santamaría
El ministro de Justicia, Rafael Catalá, dice no entender los motivos por los que se negó la participación a la vicepresidenta
El Gobierno ha atacado a EL PAÍS por declinar que Mariano Rajoy fuera sustituido por su número dos en la lista de Madrid en el debate a cuatro organizado este lunes. El ministro de Justicia, Rafael Catalá, tildó esa decisión de “ejercicio de cierta intolerancia”. Y añadió: “No sé cuál es el motivo, no sé si es porque es la vicepresidenta, si porque es mujer, si porque es joven, si porque es brillante, pero es sorprendente que haya ese dirigismo por quien organiza un debate y que parece que es el que elige quiénes son los representantes”. El PP se reafirma en que Rajoy ganó e hizo bien en no acudir al cara a cara.
No fue el único ministro del Gobierno de Rajoy que reaccionó abiertamente y en público de esa manera. El titular de Sanidad, Alfonso Alonso, señaló asimismo que a su partido “se le excluyó” porque “no pudo decidir a qué personas mandar” a la cita. Rafael Catalá, por su parte, insistió: “Quizá lo que ha pasado es que no ha habido la flexibilidad suficiente de los organizadores para adaptarse a las circunstancias de una persona que, además de ser candidato es presidente del Gobierno, por lo que tiene una tarea importante que desarrollar”.
EL PAÍS invitó hace semanas al presidente al primer debate digital en España y rechazó la contraoferta del PP de relevarle con Santamaría porque se trataba de un cara a cara entre los principales candidatos a presidir el Gobierno y no entre partidos políticos.
El PP, además, se reafirma en que hizo bien. A su candidato, Mariano Rajoy, no le conviene los “duelos de gallos para ver quién se disputa la segunda posición” tras el 20-D. Ese fue el análisis que hizo el martes la cúpula del partido tras observar con detenimiento la disputa entre los tres grandes aspirantes a relevarle en la presidencia del Gobierno en el debate organizado por EL PAÍS. El comité de campaña del PP mantiene que el perfil presidencial de Rajoy solo debe confrontar con el líder de la oposición.
Fuentes oficiales de la dirección del PP confirmaron el martes que en el comité de campaña habían mantenido fuertes discrepancias sobre la oportunidad de acudir o no al primer debate digital en España entre los candidatos a La Moncloa organizado por EL PAÍS en la noche del pasado lunes y que ha marcado un punto de inflexión ante estas elecciones. Las mismas fuentes apuntaron, además, que los responsables que tomaron la decisión de ausentarse estuvieron muy divididos, lo que contradice la versión oficial ofrecida el lunes por el director de campaña, Jorge Moragas, que aseguró que se había descartado esa participación porque se había recibido antes una invitación de Tele 5 para una entrevista con Pedro Piqueras a la misma hora y con el argumento de que el presidente de un país occidental y democrático solo discute en televisión y cara a cara con el institucionalizado líder de la oposición. En el PP hubo debate interno sobre el debate de EL PAÍS.
Todos los dirigentes implicados en la campaña que pudieron seguir el debate de EL PAÍS y que hablaron el martes coinciden en que fue una buena decisión evitar la presencia de su líder porque al final el cara a cara “se convirtió en una pelea de gallos para saber quién será el segundo y el líder de la oposición tras las elecciones”.
El PP concluye así que Rajoy fue el ganador del debate, pese a que no asistió, y añade la reflexión de que el que salió peor parado del envite fue precisamente el líder del PSOE, Pedro Sánchez, porque se “enzarzó con los candidatos de fuerzas que ahora no son siquiera ni parlamentarias” y porque según su criterio no consiguió ofrecer una imagen pública de que dispone de propuestas y alternativas de fondo para contraponer a las ofertas del actual presidente del ejecutivo.
El PP sostiene que Rajoy hizo bien en no acudir a ese debate a cuatro de EL PAÍS “en el que no tenía nada que ganar y sí mucho que perder” y, por lo tanto, no rectificarán esa decisión ante futuras invitaciones a otros cara a cara de más de dos candidatos. El diseño de la caravana pensada para el dirigente popular ni siquiera oculta o disimula ya, frente al argumentario oficial de que tiene que lidiar con una intensa agenda oficial, que tiene tiempo suficiente para visitar varios pueblos, molinos, belenes y fábricas en Castilla-La Mancha, como sucedió la semana pasada, o poblaciones como Olmedo, el martes, donde se entretuvo incluso en jugar una partida de dominó con unos ancianos en la búsqueda del voto pensionista y el de la España rural.
Nada de improvisación
El PP tiene claro con qué cartas quiere jugar esta campaña y cuál es el rol que debe mantener su candidato. Rajoy tiene 60 años, no le gusta improvisar ni arriesgar demasiado, lleva 34 años en política y quiere pasar a la historia como el presidente que salvó “a la enferma España” que heredó en 2011 del socialista José Luis Rodríguez Zapatero de la quiebra, el abismo y el rescate. En ese relato, los incumplimientos, los recortes, los ajustes y las rebajas en el Estado de bienestar pasan a un segundo y tercer plano tanto como los casos de corrupción que han afectado al PP en estos cuatro años.
Rajoy solo quiere discutir de presidente a líder de la oposición, sin más intermediarios, para perpetuar ambas funciones si es posible tras el 20-D. Esa prueba de fuego será el 14 de diciembre contra Sánchez en la Academia de Televisión. A los demás los minusvalora y el martes los descalificó por “presumir de no haber gobernado nunca y no haber sido siquiera concejal”.
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