París, Beirut, Bagdad y Sinaí
Aunque resulte natural hablar de los atentados de París como una exhibición del poderío y de los avances del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS por sus siglas en inglés), conviene armar el puzle de sus últimas operaciones en el exterior como contrapartida a lo que esta pasando en el terreno del combate, en Irak y Siria.
A finales de octubre, el ISIS reivindicó el siniestro del avión ruso que despegó de Sharm-el Sheik, en Egipto, y cayó en la península de Sinaí (foto) como resultado de una bomba introducida en el mismo por dicha organización. Fallecieron por el atentado criminal 224 personas.
En estas fechas, precisamente, se libraban combates importantes en la región, unos combates que finalmente han terminado con victorias del Ejército sirio, apoyado por la aviación rusa, en una base controlada por ISIS al oeste de Aleppo. Al tiempo, los avances de milicias kurdas en Siria e Iraq, con apoyo de la aviación norteamericana, parecen poner en jaque el control de los pozos petroleros en el norte de Siria por parte del ISIS, esto es, las rentas del petróleo.
En este contexto hay que situar el presunto golpe exitoso, pendiente de confirmar, anunciado por el primer ministro británico a bombo y platillo, según el cual el terrorista Mohamed Emwazi, conocido como “yihadista John”, habría muerto la noche del jueves pasado en Raqa, al norte de Siria, en una operación militar de las fuerzas de Estados Unidos en Siria.
El ISIS desencadenó sus operaciones exteriores el jueves 12 en Líbano, con un atentado de terroristas suicidas que mató a 43 personas (foto arriba) y otro también con kamikazes el viernes 13 por la mañana en Bagdad (imagen última), que acabó con la vida de 26 personas.
Los ataques coordinados en Líbano tuvieron lugar en el suburbio de Burj al-Barajneh, sur de Beirut, donde habita la comunidad chiíta que apoya al grupo Hezbollah. La matanza, si se descuenta los ataques de Israel en el pasado, ha sido terrible. ISIS ha buscado castigar el apoyo de milicias de Hezbollah a los combates contra los islamistas fundamentalistas en el norte de Siria. Y los 26 masacrados en Bagdad al día siguiente tuvieron el mismo cometido.
La noche del mismo viernes 13, siete u ocho terroristas suicidas atacaban siete objetivos de París de manera sincronizada.
"Hay una razón ulterior [aparte de matar a civiles por su complicidad con los actos de sus gobiernos] por la que ISIS intenta mostrar que puede atacar en cualquier parte del mundo: por primera vez en dos años, periodo en el que ISIS ha creado su propio estado en la región de Irak occidental y Siria oriental, se ve obligado a retroceder por la presión militar en varios frentes", escribe Patrick Cockburn en el diario británico The Independent.
Es interesante aplicar aquí, de manera libre, el concepto del lingüista, y anteriormente experto militar, el polaco norteamericano Alfred Korzybski, según el cual el mapa no es el territorio.
¿Qué tiene que ver la situación en el campo de batalla de Siria e Irak con los ataques de las últimas horas?
Cockburn, autor del libro que más importancia ha conferido a esta organización (ISIS: El retorno de la Yihad, Editorial Airel, 2015) señala que "estos acontecimientos en los campos de batalla de Irak y Siria pueden parecer distantes de la carnicería en el corazón de París. Pero es importante entender que ISIS es una máquina guerrera eficaz porque sus habilidades, desarrolladas durante años, son una potente mezcla de terrorismo urbano, guerrilla y guerra convencional. Sus avances relámpago en Irak durante el verano de 2014 fueron precedidas de una oleada de bombardeos suicidas utilizando vehículos envueltos en explosivos en los distritos chiítas de Bagdad y en el centro de Irak. El objetivo es mantener a los enemigos asustados y fuera de control al tiempo que presenta a ISIS como el poder en la región".
En su crónica sobre los atentados de París, el experto de origen irlandés, nos recuerda que "nadie fuera de la región ha prestado mucha atención a los miles de chiítas iraquíes que han muerto y siguen muriendo por los bombardeos terroristas de ISIS. El número de civiles muertos en Irak han pasado de 4.623 en 2012 a 9.473 en 2013 y a 17.045 en 2014. Esta salvajada se repite ahora en las calles de París y de Ankara [Turquía], donde 102 manifestantes por la paz fueron asesinados por terroristas suicidas el 10 de octubre".
Por tanto, los atentados mortales no son una continuación de la guerra en Siria e Irak en Europa por otros medios. El mismo método -el asesinato masivo- aplicado por ISIS en su terreno comienza a ser utilizado en Europa.
Ya a finales de septiembre pasado, el magistrado antiterrorista Marc Trévidic, a punto de dejar su puesto, alertaba en alusión a ISIS que "lo más duro está delante nuestro".
Tras los atentados ha revelado que "durante los últimos meses, la gente que arrestábamos nos decía que el Estado Islámico no soñaba con otra cosa que con atacar a Francia y que pondrían todos los medios necesarios. El último que tuve en mi despacho data de mediados de agosto [2015]. Le habían pedido que atacase un concierto de rock. Cuando uno advierte el grado de organización de estos atentados del viernes se ve que nos han enviado profesionales, guerreros, hay que fabricar cinturones con explosivos, o traerlos, manipularlos, y son productos inestables".
Bien.
Más allá de las medidas de corto plazo que vayan a adoptarse a raíz de los atentados de París, cabe recordar que el mapa de París, el mapa de Francia, no es el territorio en esta mortífera crisis. Que hay que mirar hacia Oriente Próximo y ver el desastroso resultado de las políticas aplicadas por Estados Unidos y Europa.
Aunque muchos medios de comunicación han destacado el pasado 26 de octubre las declaraciones del ex primer ministro británico Tony Blair, el político que impulsó con mayor "elaboración" intelectual la guerra de Irak de 2003, quizá lo más relevante de su confesión a la cadena CNN no fue tanto la admisión de errores de inteligencia y en la posguerra, un hecho ya probado, sino otra cosa que nos remite a estos días. Preguntado por ISIS y la influencia de la invasión de Irak, Blair dice:
-Hay elementos de verdad en ello... Aunque ISIS ha crecido en Siria...
Sin entrar en detalles, de aquellos polvos, de Irak y más recientemente Libia y Siria, pues, estos lodos.
Los terroristas suicidas, precisamente, son la novedad aportada por ISIS en Europa el viernes 13 de noviembre.
Los tres que asesinaron a 89 personas en la discoteca parisina Bataclan, dos españoles entre ellos, dijeron antes de morir que matarían a la gente en Francia y en aquellos países que participaran en bombardeos contra el ISIS en Siria e Irak. El comunicado de ISIS -se trata, aparentemente, de su primer atentado oficial organizado y centralizado desde el exterior con colaboración del interior - explica esta política. Pasaron el mensaje de muerte en París el viernes por la noche que habían transmitido el jueves y el viernes por la mañana en Beirut y Bagdad, respectivamente.
Si estos atentados, como sostiene Cockburn, son represalias a las recientes pérdidas militares en el terreno, en Siria e Irak, estaríamos ante un nuevo escenario. Un escenario paradójico en el que la organización militar aprovecharía sus cuadros en el exterior para compensar/enmascarar con atentados sangrientos las dificultades militares en las zonas de combate del interior, producto de los avances de los ejércitos sirio y kurdo, con respaldo aéreo ruso y norteamericano, respectivamente.
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