Rajoy dice que sólo gobernará si el PP gana y no como el PSOE
Los líderes del partido alertan ante el riesgo de un Gobierno de coalición de izquierdas en España como en Portugal
Cierre de filas de los conservadores europeos en torno a las reformas y políticas de Mariano Rajoy, aprobación mayoritaria al advertir a Cataluña y cualquier otra región con pretensiones separatistas de que se quedarían fuera de la Unión Europea y mensaje en clave electoral nacional: tras el 20-D debe gobernar el partido ganador. Esas fueron las conclusiones para las que se organizó en Madrid el congreso del PP europeo. El presidente español, candidato del PP, teme que ocurra en España el pacto de izquierdas fraguado en Portugal.
La noticia de la inédita alianza en Portugal entre socialistas y comunistas, históricos rivales, trastocó todos los planes previstos por los organizadores españoles del cónclave del Partido Popular Europeo (PPE). Rajoy había hablado recientemente con el primer ministro conservador portugués, Pedro Passos Coelho, para felicitarle por su victoria electoral (38% de los votos y casi seis de margen sobre los socialistas) y para invitarle al congreso de los conservadores europeos en Madrid. Passos Coelho era para el PP español el ejemplo a seguir. Un jefe de Gobierno en ejercicio, en un país rescatado, sufridor de recortes, que mantiene las políticas de austeridad y que vuelve a ganar y se mantiene en el poder. Esa era la teoría. Porque en la práctica al final, tras dos semanas de negociaciones y como no revalidó su mayoría absoluta, ahora toda la izquierda se ha conjurado para apartarle del poder.
El ejemplo portugués era demasiado evidente para que pasara de largo por España. Passos, que había confirmado su presencia en Madrid, no podrá venir al final hoy a la cumbre del centro derecha europeo y todo apunta a que acabará en la oposición. Sí estarán la canciller Angela Merkel, el francés Nicolás Sarkozy y el italiano Silvio Berlusconi, que no escatimarán elogios a los méritos de Rajoy, al que ahora consideran un "referente" de sus políticas conservadoras.
Rajoy, a la entrada del congreso del PPE, no tardó en aludir a lo ocurrido en Portugal para lanzar algunas advertencias y también ciertas promesas. Sobre lo sucedido en el país vecino, el presidente español comentó que "esas cosas siempre terminan mal y de esas cosas siempre hay que aprender y tomar buena nota". Luego agregó, por un lado, que espera que algo así no se repita en España, porque no es "lo que ha ocurrido históricamente", donde siempre se ha dejado encabezar el Gobierno al partido más votado, "y es lo más democrático".
Escepticismo con el PSOE
Pero ni Rajoy ni otros muchos dirigentes del PP se llaman demasiado a engaño. En el PP no tienen "ni la más mínima duda", como remachó el presidente y le secundaron Dolores de Cospedal, Esperanza Aguirre, Alberto Núñez Feijóo y Esteban González Pons, de que si no vencen claramente en las elecciones del 20-D habrá un Gobierno de izquierdas encabezado por el PSOE con otras formaciones. En esas quinielas de futuribles pactos con el socialista Pedro Sánchez los populares incluyen, desde luego, a Podemos, pero también a Ciudadanos, al que ubican en el centro izquierda y más próximos al PSOE que al PP.
El líder popular español aludió con su escepticismo natural a la frase "vistas las cosas que se oyen por aquí, pues ya veremos" para no conceder ninguna duda a que "el PSOE se aliará con cualquiera con tal de que no gobierne la lista más votada". Luego incluyó su compromiso: "Yo no lo haré".
Rajoy recuperó su discurso habitual tras las elecciones locales de mayo, cuando el PP ganó en muchas localidades, pero fue apeado de los Gobiernos por alianzas de izquierdas; denunció que el PSOE ya permitió entonces alcaldes de Podemos y radicales e independentistas y lanzó otra andanada: "Desde luego, no voy a entrar en las cosas en las que están otros y, particularmente, el PSOE".
Cospedal le arropó en esa línea en su saludo a las 78 delegaciones de los 40 países presentes cuando les conminó a trabajar en toda Europa contra "la izquierda del despilfarro", el "populismo de la nada" y el "radicalismo" con el que podría volver "el paro, la recesión, la desconfianza y la inseguridad".
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