“Las víctimas estamos haciendo un trabajo que no nos corresponde”
Los afectados por siniestros aéreos reclaman tener una voz propia en la agencia de aviación la ONU
Pilar Vera lleva siete años luchando por que se haga justicia con las víctimas del accidente de Spanair (20 de agosto de 2008, 153 muertos) cuya asociación preside, pero su lucha ha pasado ahora al plano internacional. Junto a familiares de víctimas de otros países como Alemania o Pakistán ha montado la Federación Internacional de Víctimas de Accidentes Aéreos, que también preside, que pretende que la Organización para la Aviación Civil Internacional (OACI) le dé el mismo estatus que a organizaciones como la Asociación Internacional de Aerolíneas (IATA) o la organización de Servicios de Navegación Aérea Civil (CANSO) y se otorgue a las víctimas presencia permanente en la agencia de Naciones Unidas para la aviación con un estatuto propio. Además, persigue que en las auditorías que realiza la OACI a los Estados se evalúen también sus protocolos de atención a las víctimas. Con esos objetivos ha viajado a la sede de la OACI en Montreal (Canadá), donde con su incansable perseverancia trata de convencer a los Estados miembros de que aprueben su proyecto. Desde la ciudad canadiense comenta los resultados de sus gestiones.
Pregunta. ¿Cómo han recibido su propuesta en el Consejo de la OACI?
Respuesta. Muy bien. Me he reunido con los 36 países del consejo y han sido muy receptivos en general. Hay una treintena de organizaciones reconocidas por la OACI y queremos ser una más. Tendremos una respuesta espero que a final de año.
P. ¿Se trata de poder influir en las regulaciones sobre atención a las víctimas o tienen un objetivo más amplio?
R. Es más amplio. Cuando ocurrió la desaparición del MH370 dijimos que era inaceptable que se perdiese un avión y que había que implementar sistemas para seguir la trayectoria del avión continuamente. Y así se llegó a un acuerdo para sea obligatorio a partir de 2016. Y cuando derribaron el MH17 en Ucrania también presionamos para que los países intercambiasen información sobre los conflictos para que no vuelva a suceder algo que nos parece también inaceptable. Las víctimas estamos haciendo un trabajo en España que en realidad no nos corresponde.
P. ¿Han contado con la ayuda del Gobierno para llevar sus propuestas al ámbito internacional?
R. La seguridad aérea es una cosa de todos. Yo hablé con la ministra de Fomento, Ana Pastor, para informarle, como española, de que me iba a reunir con el presidente de la OACI [el nigeriano Olumuyiwa Benard Aliuy] y le escribió tanto a este como al representante español en la OACI, Víctor Aguado, para que nos apoyase. En el caso de Aliuy, además, para decirle que el Gobierno español apoya nuestra iniciativa. Independientemente de que tengamos nuestras diferencias [con el Gobierno] sobre la investigación del accidente de Spanair, estamos saliendo fuera de España y ya estamos influyendo en todo lo que tiene que ver con la seguridad aérea. En cosas de este nivel no podemos meter la pata.
P. Se han quejado mucho de la investigación de la Comisión de Investigación de Accidentes y Accidentes Aéreos (CIAIAC).
R. Ahora estamos empeñados en que desaparezca esa comisión, que tiene más de 30 años, de tiempos no democráticos y no tiene ni recursos ni ganas de llegar al fondo de las causas de los accidentes. Hemos presentado nuestras propuestas a todos los partidos políticos.
P. También han criticado mucho la actuación de la justicia en relación al caso Spanair.
R. Ningún juzgado de primera instancia tiene ni recursos ni tiempo para llevar a cabo investigaciones de esta magnitud. Siete años después seguimos litigando contra Mapfre [la aseguradora de la desaparecida aerolínea]. Es lo que les está pasando a los del accidente de tren de Santiago [en alusión al auto que concluye la investigación judicial con el maquinista como único imputado]. La Audiencia hará como con nosotros... desimputará al maquinista.
P. ¿Cómo ha cambiado la atención a las víctimas en España en estos años?
R. Podemos decir que España está ahora a la cabeza en asistencia a las víctimas está a la cabeza de Europa, pero en la investigación de accidentes está a la cola del mundo: por debajo de países como Malí, Cuba o Nigeria según la auditoria de la OACI de 2010.
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