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Los Reyes proyectan en EE UU la imagen de la monarquía renovada

Felipe VI se reúne hoy con el presidente Barack Obama

Marc Bassets

Cuando el Rey Felipe VI comience este martes una visita de cuatro días a Estados Unidos, pisará territorio conocido. Se reencontrará con algunos escenarios de su propia biografía. Y redescubrirá otros que fueron decisivos en la relación de su familia —y su país— con la primera potencia mundial.

Don Felipe y doña Letizia regresarán a la Universidad de Georgetown, en Washington, donde Felipe VI estudió entre 1993 y 1995. Y mantendrán reuniones en la Casa Blanca y en el Congreso, donde el padre del Rey, Juan Carlos I, representó hace cuatro décadas a la incipiente España postfranquista, y la esbozó sus planes ante sus interlocutores.

El viaje de Don Juan Carlos en la primavera de 1976, su primera visita oficial, es el patrón con el que se han medido el resto de visitas. El discurso que el Rey pronunció el 2 de junio de aquel ante el Congreso en defensa de la democratización de España se convirtió en un hito de la Transición.

Entonces Juan Carlos I proyectó en EE UU la imagen de una nueva época en España. Con su primera visita oficial a Washington desde que hace poco más de un año accedió al trono Felipe VI proyecta la imagen de una monarquía que intenta apretar el botón de ‘reset’ tras la crisis del final de reinado del Rey Juan Carlos.

El viaje de Don Juan Carlos en la primavera de 1976, su primera visita oficial, es el patrón con el que se han medido las visitas

No es un viaje cualquiera, el de Felipe VI y la Reina Letizia a Washington y a Florida. “Lo coloco en el contexto del relanzamiento de la institución monárquica, que había tocado fondo, desde el punto de vista de su valoración, como resultado básicamente del caso Urdangarín y del famoso episodio de la caza de elefantes en Botsuana”, dice el historiador Charles Powell, director del laboratorio de ideas Real Instituto Elcano y autor del imprescindible ‘El amigo americano. España y Estados Unidos: de la dictadura a la democracia’. “Mi sensación, como observador, es que la abdicación y la proclamación del Rey se hicieron muy bien. El proceso de sucesión fue impecable. Y esto tiene una dimensión internacional importante. La Casa Real ha planificado tres grandes viajes. Viaje a Francia. Viaje a México. Viaje a Estados Unidos. Es Europa, América Latina, Estados Unidos. Estos tres viajes sirven como carta de presentación del joven Rey ante el mundo”.

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Juan Carlos I trató a todos los presidentes de EE UU desde Kennedy, algo que pocos jefes de Estado en el mundo pueden decir. Su conexión personal con los inquilinos de la Casa Blanca engrasaba la relación bilataral. Fue una activo para la política exterior española. Hasta que, coincidiendo con la mayor crisis económica en décadas y el cuestionamiento de la arquitectura institucional que salió de la Transición, los escándalos que empezaron a salpicar a su familia y su propio comportamiento público dañaron su imagen y la de la monarquía.

“La proyección exterior depende mucho del prestigio interior. Por lo tanto, si el prestigio y la credibilidad del monarca y de la institución están dañados en el interior, se percibe inmediatamente en el exterior y daña la capacidad de maniobra que tiene el monarca cuando viaja fuera”, dice Powell. “Siempre he pensado que uno de los papeles fundamentales, uno de los usos fundamentales, uno de los valores fundamentales que puede aportar una monarquía parlamentaria, sea la española, la británica o la noruega, es la capacidad del rey para representar a su país en el exterior, para proyectar a su país en el exterior. Hacia el final de su reinado, Don Juan Carlos viajaba menos. Su imagen se había visto dañada. Por eso ahora había especial interés en retomar la iniciativa. Y por eso creo que vamos a ver, en los primeros años de su reinado, una actividad exterior intensa. Un poco para recuperar el tiempo perdido”.

El esfuerzo por recuperar el tiempo perdido en EE UU arranca hoy con la reunión de Felipe VI y el presidente Barack Obama, a las 14.00, hora local. “La visita refuerza los vínculos sólidos y duraderos entre los pueblos americano y español”, dijo el portavoz de Obama en julio, al anunciar la reunión. El Rey también visitará el Congreso.

“España es un aliado fundamental de Estados Unidos en Europa, miembro de la OTAN y de la UE. La visita permite debatir los deafíos de seguridad comunes, y las relaciones transatlánticas en un sentido más amplio”, dice Robert Litwak, director de estudios internacional de seguridad en el laboratorio de ideas Wilson Center, que el miércoles organiza un coloquio junto al Real Instituto Elcano en el que participará el Rey. “A la audiencia americana le interesará su valoración sobre la amenaza terrorista en Europa”.

No se conoce la agenda de la reunión entre Felipe VI y Obama. De las turbulencias del euro a las cooperación en materia de seguridad, la lista de posibles temas que tratar es amplia. Este es un país con ADN republicano en el que un Rey no deja de ser un exotismo. La monarquía fascina y despierta curiosidad.

“Ahora mismo”, resume The Washington Post, “España, que todavía lucha con un paro de más del 20% y una economía incierta, está menos preocupada por la monarquía que por el creciente movimiento de secesión en la región nororiental de Cataluña, donde la semana pasada más de un millón de personas se manifestaron en las calles de Barcelona pidiendo la independencia”.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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