La frontera de concertinas húngara, negocio para una empresa de Málaga
Una entidad española es la única productora de las cuchillas en toda Europa
Las concertinas que el Gobierno de Hungría, regido por el ultraconservador Viktor Orbán, ha instalado en los 175 kilómetros de su frontera con Serbia para intentar disuadir a los refugiados tienen marca española. La empresa malagueña European Security Fencing (ESF) es la única productora de este tipo de alambradas, tanto en España como en el resto de Europa. El modelo de las concertinas es el mismo que el Ejecutivo español utiliza para la verja de Melilla, cuya fabricación también se lleva a cabo en la compañía de Málaga. La policía húngara retuvo este lunes a 9.380 personas que cruzaron la valla acuchillada desde Serbia, la cifra más alta en un solo día en lo que va de año —según las fuerzas del orden locales—, porque este martes entró en vigor la ley que impone penas de cárcel por entrar al país de forma ilegal.
La empresa European Security Fencing ofrece 11 tipos de concertinas. El usado en la frontera entre Hungría y Serbia es el mismo que el de la valla de Melilla: el modelo 22. Consta de una cuchilla de 22 milímetros de largo, 0,5 de grosor, 15 de ancho y 34 de separación entre diente y diente. Cada unidad tiene un precio de 45,98 euros y se pueden adquirir por Internet. El portavoz de la empresa, José María Gómez, manifestó en primer término este lunes a EL PAÍS que European Security Fencing fabrica las concertinas que se han instalado en la valla de Hungría, aunque posteriormente matizó que "el uso primordial es su colocación en cerramientos para centros penitenciarios a partir de cinco o seis metros", pero que el destino final que el cliente realice "no les incumbe ni tampoco es de su competencia".
Sin embargo, en la propia página web de la entidad se especifica que los clientes que demandan las concertinas del modelo 22 las destinan a lugares con niveles de seguridad medio-alto, tales como "fronteras, centrales eléctricas o refinerías, entre otros". En 2013, el gerente de la empresa, Antonio Mora, manifestó a EL PAÍS que "la tapa de una lata de atún o de anchoas tiene un espesor de 0,2 milímetros. Corta más [que las concertinas]", en referencia a la alambrada de Melilla.
Las cuchillas son las mismas que se utilizan en la alambrada de la ciudad de Melilla
European Security Fencing está integrada en el grupo Mora Salazar, constituido en 1975. La sede de la compañía se encuentra en la provincia de Málaga, en un terreno de unos 35.000 metros cuadrados, en el municipio de Cártama (24.328 habitantes). El pueblo se ubica en el valle del Guadalhorce, en una zona destinada al cultivo de cítricos. Las instalaciones de la filial ocupan dos de las nueve naves del complejo, con capacidad para fabricar diariamente unos 10 kilómetros lineales de concertina. El primero de los pabellones tiene 4.000 metros cuadrados y su maquinaria está diseñada por el equipo técnico de la propia empresa. En el segundo se embala y almacena el producto, cuyo fin último es su distribución en el mercado.
Para las gestiones europeas, European Security Fencing cuenta con otra oficina en Berlín, en el centro de la capital alemana. La compañía presta sus servicios en más de 20 países. Entre sus clientes españoles se encuentran el Ministerio del Interior, el de Defensa, Adif o Repsol.
Aunque desde el Gobierno húngaro se incide en que las concertinas tienen carácter disuasorio, lo cierto es que la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ya ha denunciado las lesiones que los refugiados sufren a causa de las cuchillas. La portavoz de la asociación, Melissa Fleming, subrayó el pasado 28 de agosto en Ginebra que los asilados presentan "cortes y heridas de consideración" tras cruzar la frontera. Rosa Otero, de ACNUR España, manifiesta que las lesiones se producen cuando los emigrados huyen con rapidez de la policía y tienen que traspasar a toda prisa la muralla.
ACNUR denuncia que los refugiados presentan "heridas de consideración" tras cruzar la valla
Por su parte, Joel Millman, de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) aseveró el mes pasado que "la construcción de la valla es un subsidio indirecto a los traficantes. Si se crea una barrera, simplemente cobrarán a las personas que transportan más dinero para evitar esa barrera". En España, las ONG también han repetido las denuncias por las heridas que los inmigrantes sufren en la alambrada de Melilla, de mayor altura que la húngara pero provista de las mismas concertinas malagueñas.
El levantamiento de la valla entre Hungría y Serbia, de metro y medio de alto, se ha llevado a cabo por presos de cárceles húngaras. Al Ejecutivo de Viktor Orbán no le bastó con la primera de las barreras y han construido una segunda verja de cuatro metros. Los emigrados que huyen de la guerra proceden en su mayoría de Siria, Irak y Afganistán, que al llegar hasta la muralla de alambre se topan además con unos 900 policías y 4.300 militares.
En lo que va de año las autoridades húngaras han contabilizado a más de 180.000 refugiados que entraron al país de forma ilegal, aunque la inmensa mayoría siguió hacia Alemania, Holanda o los estados escandinavos. La cifra supone más del cuádruple que en 2014, cuando Hungría recibió unos 40.000, según la Organización Internacional para las Migraciones.
¿De dónde viene el nombre de concertina?
La denominación de "concertina" proviene del nombre de un instrumento musical, inventado en 1829 por Carlos Wheatstone, similar al acordeón. La diferencia es que las concertinas tienen botones en ambos lados, pero no en la parte final.
La forma alargada y su capacidad para retroceder después de expandirse, hacen que el alambre de estas cuchillas tenga una gran similitud con el instrumento musical, de donde ha tomado el nombre.
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