Una inspectora toma las riendas de las redes en la policía
Tras la reciente salida de Carlos Fernández Guerra es Carolina González, con 10 años en el equipo, quien coge el relevo en el Twitter de @policia
Carolina González no solo no es nueva en la red, sino que empezó a la vez que Carlos Fernández Guerra, el community manager que convirtió en líder a la policía en Twitter y que ahora ha fichado por Iberdrola. Como las grandes proezas casi nunca se llevan a cabo en solitario, los logros de @policia —1,75 millones de seguidores, 300.000 amigos en Facebook e Instagram, ser el cuerpo policial más seguido del mundo y la institución pública más retuiteara del planeta— no son solo de Carlos. Detrás, haciéndole sombra, había un equipo de otras ocho personas al frente del cual estuvo desde el principio Carolina, que acaba de cumplir 43 años.
Es una enganchada a las redes. Lo que empezó como un juego en 2006 se ha convertido en una adicción en la vida de esta joven inspectora, madre de dos hijas, que cuando no está cumpliendo con sus responsabilidades anda buceando en Internet y, cuando no, practicando running. En este último deporte también coincide con su excompañero Carlos.
A diferencia de su predecesor, ella es policía “y de Ávila para más señas”. Comenzó en un grupo de investigación en Barcelona y, con su Licenciatura en Periodismo, se pasó a la comunicación en Madrid. “Siempre me ha gustado comunicar y la policía. Con este trabajo aúno mis dos pasiones y para mí es un lujo. No se me ocurre un mejor destino para mí”, dice Carolina, quien entró en el cuerpo animada por su actual marido, también agente. Conoce la institución desde dentro y por partida doble y aplica sus conocimientos de comunicación a su trabajo en el gabinete de prensa de la Dirección General.
No parece sentirse demasiado huérfana. “Hemos perdido a un compañero, hemos crecido juntos, él era nuestra cabeza más visible, pero los contenidos, el lenguaje, la dinámica de trabajo en la red han sido siempre del equipo”, asegura. Un equipo mayoritariamente femenino —seis a dos— con una media de edad que ronda los 30 años, todos policías de diferentes escalas y con distintas titulaciones humanísticas, y todos de esos que pasan 24 horas enganchados a la red. “Somos compañeros de trabajo, pero sobre todo somos amigos y lo pasamos bien. La clave de nuestra labor y de nuestro éxito es esa y mantener la calidad de nuestros contenidos, que sigan siendo útiles. Los seguidores han venido por sí solos después y seguirán viniendo si seguimos haciendo una labor y un servicio que les resulte útil e interesante”, explica.
Sus principales retos ahora son “seguir innovando en formas de comunicación, buscar un contacto cada vez más directo con los seguidores que permita no sólo que conozcan nuestro trabajo y nuestras advertencias y consejos, sino que participen y colaboren en la lucha contra el delito”, cuenta. “Ya lo hacen, es mucha la información operativa la que nos llega a través de ellos y que canalizamos hacia los distintos grupos operativos y que ha servido para contrarrestar delitos de narcotráfico, pornografía infantil, acosos… Ahora tenemos que hacer más hincapié en los delitos de odio y en la homofobia, es decir, con otras modalidades de delito que también surgen al amparo de las redes sociales, por ejemplo”.
En permanente contacto con la Unidad de Investigación Tecnológica (UIT) de la policía, su principal objetivo es explotar las herramientas que ofrecen las redes, “tenemos que aprovechar y utilizar todo aquello que nos permiten los avances tecnológicos” a una media de entre 10 y 15 tuits diarios, “para no agobiar tampoco”.
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