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Derecha e Izquierda, según Levin & Levy

Hace ahora dos años, la estrella refulgente del pensamiento neoconservador actual de Estados Unidos, Yuval Levin, publicó su libro The Great Debate: Edmund Burke, Thomas Paine, and the Birth of Right and Left (El gran debate: Edmund Burke, Thomas Paine, y el nacimiento de Derecha e Izquierda), libro que no tiene, hasta el momento, traducción al español. Levin es editor de la revista National Interest y ha sido asesor del presidente George W. Bush durante su paso por la Casa Blanca y miembro del staff del partido Republicano en el Congreso. Hace unos días, Andrea Levy, flamante vicesecretaria de Programas y Estudios en el nuevo organigrama de Mariano Rajoy aprobado tras el varapalo de las elecciones del 24-M, recomendó la lectura del libro de Yuval Levin en estos días de verano.

Levy estima que "se trata de un repaso histórico, político y filosófico a muchos de los temas que a día de hoy siguen siendo de vigente actualidad y es de obligada lectura para todo aquel que quiera conocer los orígenes de la dicotomía izquierda/derecha a través de los planteamientos de dos históricos como Thomas Paine y Edmund Burke". A su juicio no es un ensayo que se limita a hablar de historia; explica cómo el pensamiento conservador y progresista clásico ha contribuido a dar forma a los debates que dividen actualmente la sociedad a nivel ideológico.

El libro de Levin, 37 años, apareció en 2013, tras la reelección de Obama. Por tanto nueve años después del año en que Levy se afilió, en 2004, al PP. Según ella misma cuenta, llegó al partido "de casualidad". En la primera carrera que cursó, antes de Derecho, la de Relaciones Internacionales y Protocolo, "obtuve una beca para trabajar como asesora de un conseller socialista de la Generalitat. Estuve dos años como técnica en el departamento de Agricultura y allí empecé a sentir atracción por la política. Me vi con mi tutora para estudiar hacia qué partido tenía mayor sensibilidad. Analizamos diferentes opciones y al final fue el PP. Fui a la calle Urgell llamé a la puerta y dije:

-Hola quiero afiliarme. 

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Por tanto el libro de Yuval Levin parece haberle permitido profundizar en la identidad de la opción que abrazó hace ahora once años y en la que recientemente ha escalado posiciones.

Graduado por la privada American University y con un doctorado del Comité de Pensamiento Social de la Universidad de Chicago, Levin presenta los argumentos que enfrentaron al filósofo y político liberal-conservador Edmund Burke (Irlanda,1720 -Reino Unido, 1797) y al intelectual y filósofo radical Thomas Paine (Reino Unido, 1737-Estados Unidos, 1809), uno de los padres fundadores de los EE.UU., en dos terrenos transversales: el individuo y la historia.

Para Paine las personas, antes del advenimiento de las instituciones, han sido iguales y autónomas. La creación de los gobiernos y órganos de poder solo han sido un paso para lograr aquello que no sería posible conseguir como simples individuos. Esto es: la libertad y la seguridad. Si estas instituciones no sirven para garantizar esos objetivos, Paine no duda en caracterizarlas como injustas y justifica la lucha por el cambio. De ahí, pues, el apoyo entusiasta que presta primero a la Revolución Norteamericana, tras emigrar a las colonias británicas en 1774, y a la Revolución Francesa en 1789, en la que respalda la lucha contra la monarquía hereditaria como régimen. Si Paine es optimista y cree en la razón y en la igualdad de los individuos, Burke subraya que la emoción es una parte fundamental e indeleble de la naturaleza humana y que los seres humanos no son autónomos, individuos iguales, como estima Paine, sino criaturas sociales, definidos por lazos de nacimiento y no de elección.

Voilà. Igualdad humana y modelos de sociedad. En este sentido burkeano se define Mariano Rajoy. Lo hace en su artículo de 1983 en el Faro de Vigo, donde afirma: "Ya en épocas remotas –existen en este sentido textos del siglo VI antes de Jesucristo- se afirmaba como verdad indiscutible, que la estirpe determina al hombre, tanto en lo físico como en lo psíquico. Y estos conocimientos que el hombre tenía intuitivamente –era un hecho objetivo que los hijos de “buena estirpe”, superaban a los demás- han sido confirmados más adelante por la ciencia: desde que Mendel formulara sus famosas “Leyes” nadie pone ya en tela de juicio que el hombre es esencialmente desigual, no sólo desde el momento del nacimiento sino desde el propio de la fecundación".

Burke, pues, sostiene que los individuos tienen necesidad de la sociedad para lograr su bienestar. La misión de los gobiernos no es proteger a los individuos sino a la sociedad. Por ello, la estabilidad pasa por la institución. Burke ve en los principios hereditarios y en la monarquía, según explica Levin en El Gran Debate, instituciones intergeneracionales que suponen una solución al desafío de arbitrar acuerdos que les sobrevivirán. Burke, en este contexto, era también reformista. Ahora bien, nunca apoyó la independencia de Irlanda ni la abolición de la esclavitud o la revolución norteamericana. Por tanto, cuando estalla la Revolución Francesa se erige en su gran crítico y advierte sobre su contagio al Reino Unido.

Levin manifiesta su deseo de arrojar luz, a través de Burke y Paine, sobre la política actual. Sobre la izquierda y la derecha. Y Andrea Levy así parece entenderlo. 

Sin embargo, el libro evita deliberadamente abordar la realidad política realmente existente del partido Republicano, a saber, el peso dominante de una de sus fracciones más extremas y de sus propuestas, a las que ciertamente Levin parece oponer una pretendida moderación burkeana. Nos referimos, por supuesto, al Tea Party. La confusión que se deriva es tal que la moderación propuesta llevaría a Levin, de ser coherente, a golpear, ahora, la puerta del partido Demócrata... antes que la del Republicano.

En cuanto a la realidad política que, según se desprende de la recomendación de Andrea Levy, la obra de Levin iluminaría en España, la suerte que se corre no parece mejor que la que se ha apuntado para la política norteamericana. El Partido Popular no ha necesitado un Tea Party, por ejemplo, para llevar adelante posiciones emparentadas con ese sector durante los últimos treinta años en temas de gran impacto social.

Se opuso a la ley de plazos que despenalizó el aborto en 1985; en 2010, votó en contra de la reforma sobre la ley del aborto en 2010, movilizó a amplios sectores contra ella, presentó un recurso de inconstitucionalidad y prometió una nueva ley, curiosamente desde la defensa de la ley de plazos que había impugnado con fuerza previamente, pero finalmente retiró su proyecto de ley por razones electorales; votó en contra de la ley de matrimonio homosexual y presentó un recurso de inconstitucionalidad contra la misma... pero no la derogó contando con la mayoría suficiente para hacerlo.

Sus convicciones neoliberales eran tales que el PP votó en contra, por razones de oportunidad política, del aumento de la edad de jubilación de 65 a 67 años en 2011 y de la ampliación del cálculo de las pensiones de 15 a 25 años, pero el 12 de febrero de 2012, cuarenta y cinco días después de asumir el Gobierno, presentó dichas medidas, en un escrito del entonces secretario general del Tesoro, Inigo Fernández de Mesa a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), como "una reforma para reforzar la sostenibilidad financiera del sistema de pensiones en el largo plazo".

Será difícil que Burke y Paine, como sugiere Andrea Levy, ayuden a perfilar la identidad política actual. Quién sabe si en medio de la corrupción que afecta al partido en el Gobierno el debate ideológico pueda servir de válvula de escape. O si Levy aspira, como Levin, a moderar a su partido apelando a Burke. Pero es improbable que lo consiga mientras dure la resistencia numantina a llamar al pan, pan, y al vino, vino.

En cuanto a la izquierda, ¿qué?. ¿Nos arroja Paine luz sobre su identidad presente? Digamos solamente que el gobierno socialdemócrata de José Luis Rodríguez Zapatero inició el ajuste coyuntural (recortes sociales) el 12 de mayo de 2010 y estructural (reforma del artículo 135 de la Constitución Española en agosto de 2011 para introducir la regla de oro de limitación del déficit) una semana después que lo solicitaron Merkel y Sarkozy en su reunión de París y por carta a Herman Van Rompuy). Y que Podemos respalda el tercer rescate de Grecia después de que Alexis Tsipras abjurara, como Zapatero en mayo de 2010, de su programa. Y días después de que un referéndum votase anticipadamente, por mayoría del 61,31 %, contra unas medidas que Syriza, mira por dónde, asumiría como propias días después.

Comentarios

Dudo mucho de que Podemos apoye el tercer rescate a Grecia.
Adolf Hitler, desde el infierno, saluda con entusiasmo político a Yuval Levin... una nazi perfecta. No me extraña que haya sido una buena asesora de Georg W. Bush, el autor del desastre político en que ha terminado el Oriente Medio.
Excelente comentario y análisis comparativo que retrata a España y sus líderes. Son muchos los argumentos que dislocan el discurso político que exhibe bases populistas para actuar después en contra.
Derecha e Izquierda, Arriba y Abajo, ambos tienen como referencia el Centro (el Equilibrio). Al parecer, el Centro es un lugar que solo sirve de paso... pocos son los que se detienen en esa maravillosa geométría del pensamiento. social. Cuando unos y otros se alejan de esa maravilla surgen los Ultras, los Extremistas, que se creen poseídos por la verdad científica o divina. Son éstos los verdaderos consumidores de la droga política. que tanto "bien" han hecho a la humanidad con sus guerras y genocidios.

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