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La asesina confesa de Isabel Carrasco: “La mala hierba debe cortarse”

El abogado de la madre alega que padece un trastorno mental y pide ocho años de cárcel

Montserrat Triana Martínez, sentada a la izquierda, junto a Isabel Carrasco, en la firma de un convenio.
Montserrat Triana Martínez, sentada a la izquierda, junto a Isabel Carrasco, en la firma de un convenio.Jesús F. Salvadores (efe)

Que pensara durante años matarla; que comprara en 2012 un revólver y una pistola para hacerlo; que planificara su asesinato a lo largo de semanas; que la esperara junto a su casa en la tarde del 12 de mayo de 2014, con la cara tapada con una gorra con visera, gafas de sol y un gran pañuelo; que la siguiera a pocos metros para dispararle cuatro tiros, para asestarle una bala por la espalda que le atravesó el corazón y rematarla después en el suelo. Todo ello, según Montserrat González, la asesina confesa de Isabel Carrasco, expresidenta de la Diputación de León, se justifica en pocas palabras: "No tenía más remedio que darle muerte y hacer justicia". Por el supuesto acoso a su hija.

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Casi un año después del crimen, el abogado de la principal imputada y de su hija, Triana Martínez, ha presentado ante la juez sus conclusiones provisionales del caso. Un documento que recoge las excusas de la madre: habla del asesinato como un acto en "beneficio de la humanidad". "La mala hierba debe cortarse. Tan solo he hecho justicia", aseguró González a los psiquiatras que la evaluaron, según confirman fuentes jurídicas. Varias afirmaciones que demuestran, recalca la defensa, el "trastorno de ideas delirantes" que supuestamente padece la progenitora y que le sirve a su letrado para pedir la aplicación de una eximente por trastorno mental. Solicita, en base a ello, que se le condene a poco más de ocho años de prisión (siete y medio por el asesinato y un año por tenencia de armas). Para la hija solicita la libertad, alegando que se dejó llevar por la gran dependencia que tiene de la madre, y reprochándole solo un delito de "encubrimiento impune" —sin pena de cárcel, al tratarse de un familiar directo—.

Ese es el castigo que defiende el abogado defensor, José Ramón García García, que explica en el escrito de conclusiones provisionales que la muerte de Isabel Carrasco era, para Monserrat González, la única forma de poner fin a un acoso interminable. Una persecución que, según el abogado, comenzó "un día de enero de 2010" en el que la presidenta trató de besar a su hija agarrándola por la cintura con fuerza. Según su relato, Carrasco recibió una negativa y antes de que Martínez se marchara, le dijo: "Piensa lo que haces. Conmigo tienes mucho que ganar y poco que perder. Acuérdate que ya se han convocado las oposiciones para darte tu plaza en propiedad".

El ataque no iba dirigido contra Isabel Carrasco como presidenta de la Diputación, ni como consejera de 13 empresas públicas o presidenta del Partido Popular en León, asegura su abogado. Sino contra una persona a la que Monserrat González atribuye "una maldad fuera de lo común". La responsabiliza de un continuo acoso laboral, personal y político a su hija durante cuatro años: que no le diera un empleo "que todo el mundo sabía que era para Triana"; el envío de inspecciones de Hacienda; que impidiera la toma de posesión de la joven como edil de Astorga; y la mediación con empresarios para que no la contrataran.

La acusación particular mantiene que la defensa trata ahora de que la madre asuma todas las culpas

"No había más remedio que eliminarla para vivir tranquilas", afirmó a los forenses. El examen médico concluye que la principal implicada siente "más resentimiento que arrepentimiento", según recoge las conclusiones de la defensa, que habla de la especial vinculación de madre e hija para justificar que la segunda no frenase "las ideas homicidas de su madre" y llegase "incluso a mirarle en Internet revólveres y armas". Además, la defensa fija en 100.000 euros la indemnización a pagar a la hija y a la pareja de la víctima.

Madre e hija exoneran a Raquel Gago, la policía local de 41 años imputada por el crimen. Ella entregó en comisaría el revolver Taurus que supuestamente empuñó Montserrat González en el asesinato. Tras ocho meses recluida, esta tercera implicada logró la libertad provisional. Pero la acusación particular defiende la implicación de Gago: "La defensa intenta que la madre asuma todas las culpas". Según la abogada de la hija de Isabel Carrasco, las tres imputadas elaboraron un plan para asesinar a la presidenta de la Diputación. "¿Ahora exculpan a Raquel Gago? ¿Casi un año después del crimen? ¿Por qué no lo hicieron desde el primer momento?", se pregunta la letrada.

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