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‘IN MEMORIAM’

Ramón Luis Acuña, pasión por el periodismo y Francia

En la agencia EFE fue responsable de la información económica y después de la información agraria creando EFEAGRO

El periodista Ramón Luis Ocaña.
El periodista Ramón Luis Ocaña.J. L. ESPINOSA (EFE)

En aquel Ourense de los años cincuenta la figura de Ramón Luis Acuña, fallecido el pasado sábado, se convirtió pronto en un acontecimiento singular porque en plena adolescencia rozaba los dos metros de altura. Los amigos le acompañábamos por la calle del Paseo oficiando de pajes. Años después, siendo ya corresponsal de la agencia Efe en París, un día estaba sentado en la terraza de un café de la plaza de Saint Michel, su imagen había adquirido un aspecto imponente, la barba canosa y la cabeza limpia como una bola de billar coronaban los dos metros. Ve como se acerca un pintor vagabundo y le pide permiso para dibujarle, acepta sonriendo. Al terminar le enseña el dibujo hilvanando unas palabras en francés con claro acento gallego, a las que Acuña, contesta: “Manda carallo, que ben me sacaches”. El pintor recién llegado de Pontevedra se llevó una enorme decepción, pensó que acababa de pintar a un gigante del Cáucaso o de alguna remota y exótica geografía y se encontró con que el gigante también era gallego.

Desde joven tuvo la pasión de escribir y la ambición por ser periodista en el paisaje internacional. Tenía los ojos grandes y curiosos, impacientes por ver y contar lo que ocurría en los escenarios del mundo. Aquella mirada ávida de novedades tuvo el privilegio de cubrir los grandes aconteceres mundiales desde los más importantes escenarios donde se producían. Como delegado de la agencia Efe siguió la actualidad desde Nueva York, Londres, los países nórdicos con sede en Copenhague, y París. En esta ciudad ya había estado al comenzar la carrera como corresponsal del periódico orensano La Región Internacional, una edición que se hacía para los emigrantes gallegos en el mundo. Su inmersión en la vida social y cultural francesa fue absoluta, una atracción fatal e irrenunciable. Se casó con la francesa Rose Marie y se diplomó en su civilización y lengua en La Sorbona. Francia le reconoció su entrega nombrándole caballero de la Legión de Honor. Era todo un afrancesado de la cultura del siglo XX que proyectó en conferencias, ensayos y reflexiones. Tuvo una actividad múltiple como periodista, publicando miles de artículos sobre las más diversas vertientes, especialmente de política internacional, de la que era un consumado experto, sobre todo en asuntos relacionados con el europeísmo y por supuesto con Francia, siempre Francia. Desde Madrid escribió para Le Figaro. Hasta hace unas semanas mantuvo una colaboración de política internacional en el periódico La Región de Ourense. A sus experiencias periodísticas sumó la de redactor jefe del Abc.

Fue de las primeras personas a las que llamé cuando me nombraron presidente de la agencia Efe en 1986. Me hizo una radiografía completa y precisa de los retos a los que me enfrentaba. Entró a formar parte de mi equipo como responsable de la información económica y después de la información agraria creando EFEAGRO, una red de información que resultó sumamente útil para las empresas del sector. Fue también un agudo ensayista sobre temas candentes de nuestro tiempo, de ahí sus ensayos Las tribus de Europa y Minorías, nacionalismos y culturas trasnacionales. Y cómo no, reflejó los avatares de las relaciones de España con Francia en su libro Como los dientes de una sierra.

Hablaba siempre con una lenta seguridad, incluso de los asuntos que más le apasionaban, nunca cambiaba el tono de su voz, ponía el calor en los contenidos. Algunas tardes, en mi despacho de Efe, recordábamos con nostalgia los paseos adolescentes por Ourense, después de haber dado varias veces la vuelta al mundo. Era nuestra referencia sentimental y cosmopolita. Era una mente abierta a lo diverso, no en vano escribió El deber de la tolerancia. Después de tanto viaje, de tantas idas y venidas, espero que te vaya bien en el último trayecto, en la llegada al mar.

Alfonso S. Palomares es periodista.

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