“No querían atender a mi bebé”
Una mujer relata las dificultades para que su hijo, nacido en Ecuador, recibiera asistencia
Hace 12 meses, María, de 34 años, que no se llama así pero pide anonimato, decidió volver a vivir a su ciudad, Santiago de Compostela, después de unos años en Ecuador, de donde es su marido, de 33 años, y donde nació su hijo. El bebé sufrió una anemia muy grave al poco de nacer, así que lo primero que hizo María al instalarse de nuevo en Santiago fue llevarlo al pediatra de su centro de salud. “Soy española y seguía teniendo mi tarjeta sanitaria, pero al niño no lo querían atender por no tener papeles españoles”, relata al teléfono.
Le costó discusiones con los administrativos del centro de salud y con un pediatra, pero al final consiguió que otro de los médicos atendiera a su hijo y le hiciera las pruebas. “Los análisis me los hizo un poco de extranjis, a escondidas, sin que se enteraran los administrativos”, explica. El niño resultó estar perfectamente. El real decreto ley 16/2012 que consagró la exclusión sanitaria asegura que los menores de edad —así como las mujeres embarazadas— deben ser tratados siempre, sin restricciones. Pero organizaciones como Médicos del Mundo han recopilado decenas de casos por toda España en los que se les ha denegado o dificultado la asistencia.
María se encontró con otro problema cuando su marido quiso consultar con un médico unos dolores de estómago muy intensos que apenas le dejaban comer y tras los que había perdido varios kilos. “Intenté ponerle en mi cartilla como beneficiario pero me decían que no porque no tenía NIE”, relata. Un día se encontraba tan mal que fue igualmente a urgencias. Y le atendió una médica que le examinó y le recetó unas pastillas. “Al salir le entregaron una factura de casi 300 euros, y luego nos mandaron cartas cada 10 días para exigir el pago. Decían que si yo tenía trabajo me lo iban a restar a mí”, explica. La intervención de Médicos del Mundo acabó con el problema: el real decreto permite también la atención en urgencias de los inmigrantes en situación irregular. Hoy su marido ya tiene la residencia legal y María vuelve a los trámites: “Espero poder arreglar definitivamente lo de su médico”.
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