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PSOE y PP apelan a sus votantes de siempre para mantener la mayoría

Sánchez vaticina que Díaz abrirá el camino al “cambio seguro” en España Rajoy asegura que Moreno es la única alternativa a 33 años del socialismo

Susana Díaz y Pedro Sánchez en el mitin de Sevilla
Susana Díaz y Pedro Sánchez en el mitin de Sevillaalejandro Ruesga

Todo el esfuerzo ya está hecho para convencer a cuantos más mejor, pero socialistas y populares, los partidos tradicionales cuya hegemonía amenazan las formaciones nuevas, apelaron en el último día de campaña, de manera enfática, a sus votantes de siempre para aguantar el envite de los emergentes. Sevilla fue ayer la capital política del país, y allí se desplazaron los líderes nacionales de las principales formaciones para apoyar a sus candidatos a la presidencia de la Junta de Andalucía.

Por segunda y última vez en la campaña, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, compartió mitin anoche con la candidata socialista, Susana Díaz, en el pabellón polideportivo de la Universidad Pablo de Olavide, en Sevilla. Al contrario que en Almería, el discurso de Sánchez no incluyó en esta ocasión una mención expresa de la necesidad de tejer una alianza entre los dos —él en la Moncloa y ella en San Telmo—, una oferta a la que Díaz ha respondido hasta ahora con el silencio. La candidata socialista reclamó en el mitin el apoyo de sus votantes para tener un Gobierno “estable y sin depender de nadie”.

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Sánchez considera a Díaz un “baluarte” frente a a la derecha que tanto dolor, según él, ha causado en España. Y pretende hacer bandera de la gestión de los socialistas —que han gobernado durante casi tres años en coalición con Izquierda Unida— en la legislatura pasada. El líder del PSOE se muestra muy orgulloso de las políticas puestas en marcha por la Junta de Andalucía que, según opinan los socialistas, prueban que “otra forma de gobernar es posible” frente a los recortes del PP.

El líder socialista no tiene ninguna duda de que este domingo los resultados serán favorables a Susana Díaz ni de que este triunfo será el primero de los que vendrán después. Es más, vaticina una “victoria contundente que pondrá en marcha el cambio seguro en el conjunto del país y que tanto demanda la sociedad española”. Tras las andaluzas del 22 de marzo, un total de 13 comunidades autónomas renovarán sus Parlamentos y Ejecutivos autónomos dentro de dos meses, así como todos los Ayuntamientos del país.

Sánchez hizo en su discurso un guiño a los sevillanos Felipe González y Alfonso Guerra, dos “gigantes” que en su opinión renovaron el PSOE y modernizaron España. Los dos han estado ausentes en esta campaña electoral en todos los sentidos. No han participado en ningún mitin, ni la candidata socialista los ha citado en ningún momento, pese a que mencionar sus nombres en los actos del PSOE de Andalucía provoca el aplauso espontáneo.

En el capítulo de reproches, Sánchez censuró al PP por carecer de un proyecto de país y “repudiar” la igualdad. “La derecha siempre confunde patria y patrimonio, como Montoro que está más preocupado por justificar el fraude fiscal que por perseguirlo”, dijo el líder del PSOE en el pabellón sevillano.

Si Díaz es la antesala del cambio “seguro” en España para Sánchez, para Mariano Rajoy el PP en Andalucía es “el voto del cambio tranquilo”. Del único cambio posible, tras 33 años de Gobiernos socialistas al frente de la Junta de Andalucía. Todos los mensajes, planes, estrategias y discursos de los dirigentes populares pueden reducirse a esa esencia. Rajoy acudió anoche a cerrar la campaña del PP en Sevilla y a apoyar el “perfil presidenciable e integrador” de su candidato, Juan Manuel Moreno, con ese menú en su cartera. Los populares entienden que ahora sí, otra vez, están ante su gran oportunidad histórica de acceder por primera vez al Gobierno andaluz. Y descalifican a su gran rival, la socialista Susana Díaz, por su estilo de confrontación y por su ineficacia en la gestión.

Andalucía es el primer test para medir el empuje de los emergentes

El PP ha perseguido durante toda la campaña, en cada pueblo o ciudad en la que ha parado el candidato en los 6.000 kilómetros que ha recorrido, remover las conciencias y la capacidad de reflexión y responsabilidad de sus votantes históricos más enfadados, para intentar el logro de repetir el millón y medio de papeletas que cosechó en las autonómicas de 2012. Ese techo saben que no se volverá a lograr el domingo, aunque les daría en esta ocasión la victoria y posiblemente la mayoría absoluta que no obtuvo Javier Arenas hace tres años.

Pero todo lo que sea acercarse a ese volumen de voto, o en el peor de los escenarios quedar segundos con unos 37 diputados, les permitiría resistir la embestida de los partidos emergentes, especialmente Ciudadanos, en el peor momento y peor escenario de las cuatro elecciones que se celebrarán durante este 2015 clave (además de las andaluzas, las municipales y autonómicas, las catalanas y las generales). Las encuestas, casi todas, les ocultan entre un 20% y un 30% de la decisión de sus votantes tradicionales. A ellos se han dirigido en los últimos días, con vídeos familiares del candidato y muy directos de otros simpatizantes populares, para apelar a los sentimientos de ese nicho de votantes.

A esos indecisos iban a dirigirse ayer los mensajes de los oradores del PP, para convocarles al cambio: “Cambiar la resignación por la esperanza, cambiar el paro por el empleo, cambiar la irresponsabilidad y la superficialidad que tiene toda la Junta de Andalucía por el trabajo, por la responsabilidad y por el tesón”. Para los populares todo lo demás es accesorio: las broncas en el PSOE, dicen, o los experimentos de Podemos o Ciudadanos. “Lo importante es que Andalucía necesita un cambio tranquilo, integrador. Y del único sitio que puede venir es de la mano del PP. Moreno puede ser el presidente de todos, no genera rechazo ni miedo”, concluyen los estrategas populares.

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