Aznar, para cuando las encuestas vienen mal dadas
El PP recupera al expresidente para su ciclo electoral más difícil
Aznar vuelve para hacer campaña por el PP. En las últimas europeas el presidente de honor lamentó ante las cámaras no haber podido subir al estrado junto a su “amigo Miguel Arias Cañete”. Entonces se le convocó por teléfono a través de una secretaria, la víspera del mitin en Valladolid. Interpretó que no eran formas.
Ahora el partido anuncia que tendrá presencia en actos de las municipales y autonómicas. Se lo ha pedido personalmente Mariano Rajoy. Esperanza Aguirre, que aspira a suceder a su esposa, Ana Botella, como alcaldesa de Madrid, ha sido la primera en decir que lo quiere a su lado. Se trata de recuperar al votante ideológico, desencantado con las siglas del PP, que se inclina por la abstención o incluso sopesa apoyar a otras opciones como Ciudadanos. “Ahora le dan juego porque les interesa, tal y como están las encuestas y una parte de nuestro electorado. Si no, seguirían como hasta ahora”, sostiene un ministro de Aznar que sigue manteniendo con él una comunicación fluida.
El PP además ha entregado la dirección de la campaña a uno de sus jóvenes de confianza, Pablo Casado, diputado nacional y responsable de su agenda de expresidente durante casi tres años.
Faes y "las democracias jeffersonianas"
En 1989, durante el congreso de Sevilla que eligió presidente del PP a José María Aznar, Manuel Fraga rompió una carta de dimisión de su sucesor y garantizó desde el atril que en el liderazgo del partido no habría “tutelas ni tu tías”. En 2004, cuando Aznar abandonó La Moncloa tras señalar con su dedo a Rajoy como sucesor, impulsó una fundación de pensamiento político. Formalmente, abandonó toda responsabilidad en el partido, donde no acude a los órganos de dirección. En la práctica, se erigió en guardián de las esencias del PP. “Su propia biografía lo convierte en referente del partido pero él no está maniobrando, ni va a muñir ningún congreso extraordinario”, asegura uno de sus más estrechos colaboradores en FAES, por mucho que vengan mal dadas en el próximo ciclo electoral. “Él es un patriota de España y del PP y no va a hacer nada contra su partido. Si lo ve mal, cerrará filas y echará una mano para reconstruir su proyecto político”, asegura un diputado cercano a él.
Desde la fundación sostienen que el expresidente está más interesado en el futuro de Europa, sus problemas en las fronteras al norte y al sur, la relación transatlántica y en el papel que España debe jugar en esos retos. Sobre cómo se conjugan las teorías de FAES con algunas de las compañías de Aznar —que estos años ha mediado como comisionista en favor de empresas españolas con regímenes como el de Gadafi en Libia—, un portavoz de la fundación defiende que “ningún país puede limitar sus negocios a las democracias jeffersonianas”.
Por el medio, Aznar protagonizó otra de sus “filípicas” durante la última convención nacional el pasado enero, donde reivindicó la “centralidad del PP”, la necesidad de bajar impuestos desde el Gobierno y dejar de castigar a las clases medias. Su discurso, que eclipsó al del propio presidente del Gobierno, atronó en el auditorio, plagado de mandos intermedios y orgánicos de administraciones del PP, como una enmienda a la gestión de Rajoy en su momento más delicado. Otra más.
Y eso que formalmente, “Aznar no está en política interna”. Lo repiten los aznaristas, sus enemigos internos y desde luego FAES, la fundación que impulsó recién salido de La Moncloa en 2004, y que lleva cuenta de los kilómetros y días que pasa en el extranjero para demostrarlo: en lo que va de año cuatro viajes a Estados Unidos, tres a Italia, dos a Reino Unido (donde ha estado esta semana) y uno a Panamá. En total, 64.601 kilómetros y un mes fuera de España. El año pasado fueron 472.088 y 209 días en el extranjero. Haciendo de todo: desde asesorar a gigantes industriales como News Corp del controvertido magnate Rupert Murdoch, impartir conferencias contratado por la Washington Speakers Bureau —que también tiene en nómina al resto del trío de las Azores, George Bush y Tony Blair— o acudir como profesor invitado a la Johns Hopkins University. “Puedes conseguir que pronuncie una charla y se someta a preguntas por 15.000 euros si se celebra en Madrid”, asegura un intermediario que ha requerido de su presencia, “muy efectiva para atraer a los medios de comunicación”.
Esos honorarios se triplican si el evento se celebra fuera de España, asegura la misma fuente, que alaba la profesionalidad de Aznar. Y ahí estos últimos años ha cabido casi cualquier cosa, desde conferencias neoliberales a foros sobre “la apertura” de la economía de la Rusia de Putin.
“Está enfadado con Rajoy pero no volverá a la primera línea”, dice un exministro
Famaztella, la sociedad límitada que explota los derechos de propiedad intelectual de la familia Aznar Botella ganó en 2013, según las últimas cuentas presentadas, 207.406,04 euros. Desde 2004 la empresa que nació con un capital de 3.000 euros, acumula un patrimonio de 2,4 millones.
Pese al runrún, cada vez que cuestiona en público a su sucesor o repite —en las contadas entrevistas que concede— que nunca rehuirá su responsabilidad en el PP, nadie en el partido cree vaya a volver a la primera línea. “Está enfadado y lo manifiesta en cada intervención pública, puede caer peor o mejor pero es transparente y tiene derecho a decirlo porque es el referente más importante del partido”, sostiene su amigo exministro. “Pero no va a volver a la primera línea, él es fiel a su palabra y se ha ido, otra cosa es que quiera fijar su posición sobre un proyecto en el que cree”.
“No hay un solo pronunciamiento de Aznar que pugne con los principios del partido, ni con su programa. Habría que matizar las críticas. En la convención se publicó que había abroncado a quienes estaban allí, debe ser la primera vez que los abroncados aplauden de esa manera”, ironiza uno de sus más estrechos colaboradores en FAES. “Él ha pedido que el partido se reencuentre en términos políticos, afectivos y simbólicos con una parte de su electorado, pero Rajoy y Aznar hablan mucho más de lo que se dice. Se conocen bien y mantienen un respeto mutuo, personal y político”.
“Nunca ha pugnado con los principios y el pograma del PP”, recuerda FAES
“Las diferencias son de estilo y se ha hecho mucha literatura con ellas, en el fondo no son tan distintos, y por mucho que se diga, yo no veo a Aznar mandando a detener a Artur Mas por sacar las urnas a la calle”, asegura un tercer dirigente que estuvo a sus órdenes directas en La Moncloa.
En el Gobierno, tanto como sus críticas públicas, molestan alguna de sus compañías internacionales. Por ejemplo en Israel, donde tiende a reunirse con el sector partidario de las posiciones más duras en el conflicto palestino. Una posición difícil de conciliar con la del partido, que viene de apoyar en el Congreso de los Diputados una moción sobre el reconocimiento de Palestina como Estado. Y se le reprocha sobre todo, haberse desentendido de escándalos como Gürtel o apuestas personales fallidas como Rodrigo Rato y Miguel Blesa —”yo respondo del primero al último de mis actos”, dijo en la convención—. Sus colaboradores más cercanos invocan ahora el auto del juez Pablo Ruz, “que no cita la palabra Aznar”. Y subrayan que mientras estuvo a su lado, Rato fue “un gran vicepresidente económico”. Las mismas fuentes apuntan que Aznar y su exministro se distanciaron definitivamente cuando Rato decidió regresar del Fondo Monetario Internacional, mucho antes de colocarse en Bankia. “Aznar movió apoyos para auparlo a la presidencia y su renuncia nunca la entendió”, recuerdan.
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