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Arenas, en la penumbra

El candidato del PP a la Junta en cuatro ocasiones hace una campaña sin focos como número cuatro por Almería

Javier Arenas, en la localidad gaditana de Olvera.Vídeo: FOTO / Alejandro Ruesga
Lourdes Lucio

¿Qué hace Javier Arenas de número cuatro en la lista del PP por Almería? Hay múltiples respuestas a esta pregunta en el principal partido de la oposición de Andalucía, cuyos dirigentes andan aún un poco desnortados del porqué el que ha sido líder del PP en los últimos 20 años y candidato a la presidencia de Junta en cuatro ocasiones (1994, 1996, 2008 y 2012) quiere conservar su escaño en el Parlamento autónomo.

La versión oficial es que el también vicesecretario general de Política Municipal y Autonómica del PP se siente en deuda con los almerienses y que quiere ayudar a su partido a conservar el 51% de apoyo que logró hace tres años. Las extraoficiales dicen que no quiere estar ni un minuto a la intemperie, sin escaño ni aforamiento, que no quiere perder sitio en la política andaluza y que si hay un desplome del PP, Arenas jugará, una vez más, un papel decisivo en el futuro de su organización.

El tetracandidato del PP logró la última vez el hito histórico de ganar al PSOE en Andalucía, pero se quedó a cinco escaños de obtener la mayoría absoluta. “Hasta aquí hemos llegado”, dijo desde el balcón de la sede popular en una noche muy triste y frustrante para los populares, preparada para festejar el fin de 30 años de Gobiernos socialistas y la alternancia en la Junta. Arenas dejó luego la presidencia del partido, que ha estado dos años en barbecho, hasta que Mariano Rajoy decidió hace un año que el nuevo líder fuera Juan Manuel Moreno.

Pero Arenas sigue aquí y está haciendo campaña, aunque de manera modesta, casi en la penumbra, sin la fanfarria, la luz y la coba que rodea y acompaña a los candidatos presidenciales en una campaña. El número cuatro del PP por la provincia de Almería está pidiendo el voto para su partido en esta provincia y en la suya, la de Sevilla. Ahí se está centrando, pero también recorre las de Córdoba, Málaga y Cádiz. Los presidentes provinciales van con él en estos recorridos electorales.

Va acompañado de una persona de su equipo y pide el apoyo para Moreno, pero también para los candidatos a las alcaldías de los pueblos que visita porque estas elecciones son de doble carril. Son pequeñas y medianas localidades de la comunidad, como hacía cuando empezó a militar en el PP. Es una campaña diaria, aseguran en su entorno, pero sin medios. Apenas una o dos televisiones y una o dos emisoras de radio cubren sus actos, aseguran estas fuentes.

Arenas no interfiere en la campaña de Juan Manuel Moreno y da su opinión o consejo cuando se lo piden. Dicen que ha asumido de manera disciplinada y humilde este papel de secundario que él mismo ha reclamado, una opinión que no es compartida por otras fuentes. No quería ir de número dos de Carmen Crespo, la cabeza de la lista almeriense, y optó por un puesto seguro de salida, pero discreto. Como buen conocedor de las trifulcas que generan en los partidos las sucesiones, Arenas sabe que el problema de los relevos en política es la gestión de los entornos del sucesor y del sucedido. Todo su círculo sigue en puestos destacados —el último nombramiento gubernamental ha situado a su leal Antonio Sanz en la delegación del Gobierno— y por ahí no se barrunta conflicto. Por ahora.

En sus mítines, Arenas no entra nunca en el cuerpo a cuerpo con la socialista Susana Díaz. Defiende la gestión de la crisis por parte del Gobierno y apela al espíritu de cambio que hizo posible la victoria del PP hace tres años.

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