“¡Coge ya el puente aéreo, que nos ha tocado la lotería!”
El tercer premio, el 07637, ha caído íntegramente en L'Hospitalet de Llobregat Los agraciados con un décimo cobrarán 50.000 euros
La administración de lotería del centro comercial Gran Via 2 de L'Hospitalet de Llobregat ha repartido íntegramente el tercer premio de la Lotería de Navidad, que habían adquirido clientes y sobre todo trabajadores de la gran superficie. La titular del establecimiento, Clara del Arco, se ha enterado de que ha repartido 80 millones de euros por la llamada de un medio de comunicación. Enseguida ha empezado a llegar gente a la administración. "Casi todos los clientes compraban uno o dos boletos. Yo me he quedado uno", explica Clara del Arco, la titular del establecimiento, quien explica que el 07637 es un número que ha tenido siempre.
Katty, una vecina de L'Hospitalet, le había comprado un boleto. Lleva años jugando a la lotería en números acabados en 37. Nunca le había tocado, hasta este año. Con el 07637 ha ganado 50.000 euros del tercer premio del Gordo de Navidad. “El primer premio me lo llevé con mi hija y el segundo con mi hijo. Y ahora llega este, el tercero”, bromea con el boleto en la mano. El dinero, 40.000 euros una vez descontados los impuestos, le permitirá pagar el carnet de conducir de su hija y “vivir más tranquila”.
La mujer ha de levantar la voz para hablar con las decenas de periodistas que han llegado al centro comercial. A medida que la noticia corre se van escuchando más gritos de trabajadores de varias tiendas que tenían un décimo. En el establecimiento contiguo a la administración de lotería, una tienda de complementos llamada Grams, las cuatro trabajadoras celebran con otros tantos de Carrefour que han sido premiados. “Teníamos dos números. Uno, el del centro comercial, que no ha tocado, y el 07637, que habíamos comprado entre siete”, explica Esther, quien dice que sus jefes les han dado media hora para celebrar el premio. Unos minutos los emplean para bajar la persiana y salir corriendo a por una botella de cava. Enseguida vuelven y siguen gritando. Los de Carrefour juegan a menudo. Son un grupo que cada semana hace un bote para echar la primitiva o comprar un décimo. Este lo había elegido Marisa, que apenas puede dejar de llorar.
El número ha caído íntegramente en la localidad catalana, que poco antes había pellizcado el segundo premio
Fuera de la tienda, Fabián Rivas, un taxista de L’Hospitalet, está llamando a su mujer para que regrese a Barcelona. “¡Coge ya el puente aéreo, que nos ha tocado la lotería!”, grita el hombre, quien dice que dedicará el dinero del boleto a "la hipoteca del taxi". Las historias de felicidad se repiten. En la entrada de la tienda de ropa New Yorker, Beatriz y Juan aún no se lo creen. “Hemos comprado un décimo entre ocho. Ella es de Madrid y yo de Zaragoza. Solo llevamos tres meses aquí. Les hemos traído suerte”, dicen. Apenas nadie sabe en qué empleará el dinero, excepto Elena, una chica de 25 años que hace cinco meses dio luz a Martí. Cuando le preguntan adónde irá el dinero, señala al pequeño.
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