Fernández Díaz no irá a la marcha del aborto pese a sus “convicciones”
El PP, inquieto ante una protesta de sus votantes tradicionales
La ley del aborto sigue siendo un quebradero de cabeza para el Gobierno incluso después de quedar guardada en un cajón de La Moncloa. El Ejecutivo y el PP están inquietos ante la que se presume como una manifestación multitudinaria, convocada para hoy, contra la retirada de la ley del aborto que provocó la dimisión de Alberto Ruiz Gallardón. El Gobierno ha resistido muchas manifestaciones en esta legislatura, pero esta es la primera protagonizada por sus votantes tradicionales.
La ley ha provocado divisiones en el Gobierno y el PP, y hasta la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, se manifestará hoy contra una decisión del Ejecutivo. También lo hará un grupo de senadores y diputados vinculados a posiciones conservadoras. Uno de los líderes tradicionales de este grupo fue Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior. Sin embargo, Fernández Díaz anunció ayer que no acudirá a la manifestación de hoy, al contrario que Botella y otros.
El ministro quiso dejar claro que la decisión de no acudir a la protesta no implica que haya cambiado de opinión sobre la defensa del derecho a la vida. “Desde esta misma mesa he dicho muchas veces que siempre estaré en la defensa del derecho a la vida y de la protección del ser más vulnerable, que es el niño que va a nacer. Lo defenderé desde el Gobierno o fuera del Gobierno. No voy a ir a la manifestación pero eso no quiere decir que hayan cambiado mis convicciones”, aseguró el ministro.
El Gobierno y el PP están más cómodos con la retirada de la ley que antes, cuando la reforma iba camino de ver la luz y generaba una intensa polémica interna. Diversos dirigentes y miembros del Gobierno señalan en privado que el coste entre las filas conservadoras es mucho menor del que se podía producir entre los votantes moderados si Mariano Rajoy hubiera decidido seguir adelante con la ley más restrictiva de la democracia y una de las más duras de la UE, donde predominan las leyes de plazos como la que está vigente ahora en España.
Sin embargo, el PP, que atraviesa una situación muy complicada a pocos meses de las elecciones autonómicas, no puede permitirse el lujo de perder ningún voto. Por eso la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, hizo esfuerzos por no ofender a ninguno de los que van a acudir a la manifestación de hoy, en la confianza de que cuando llegue el momento de votar también ellos opten por su partido tradicional: el PP. “Respetamos a todos los que decidan asistir. Es un tema con una importante carga social, cada uno tiene sus convicciones, no es fácil”, aseguró Sáenz de Santamaría. La vicepresidenta aseguró que el Gobierno ultima un gran plan de ayuda a la familia y a la maternidad y la reforma parcial de la ley del aborto para eliminar la posibilidad de que las menores aborten sin permiso paterno.
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