Ladrones de ‘puente aéreo’
Una banda viajaba en avión desde Barcelona a A Coruña para desvalijar casas La organización, desarticulada por la policía, cometió más de 100 robos en cuatro meses
A las seis de la madrugada del 21 de octubre, un grupo de agentes irrumpió en una vivienda de la plaza del Comercio de A Coruña. Fuertemente armados, los policías arrestaron y esposaron allí a dos hombres —a uno, aún en ropa interior—, acusados de integrar la célula itinerante de una banda con más de 100 robos de pisos a sus espaldas. La organización traía de cabeza desde el verano a las autoridades locales, que no lograban atrapar a unos delincuentes que llegaban en avión desde Barcelona solo para perpetrar sus crímenes. Y que después se marchaban. Desaparecían.
Los investigadores averiguaron ese extremo cuando avanzaron las pesquisas, a medida que supieron que la trama nunca se estableció en la ciudad gallega y que operaba desde la capital catalana. Dos de sus miembros llegaban a A Coruña, donde alquilaban viviendas o habitaciones para cortos periodos. El tiempo preciso para cometer los asaltos e irse, según relatan fuentes policiales, que subrayan que los arrestados se desplazaban con mucho recelo para evitar que detectasen su presencia.
Por precaución, los ladrones cambiaban las rutas entre ambas localidades y viajaban en diferentes medios de transporte: autobús, tren y avión. "Siempre públicos", apuntan esas mismas fuentes. Cogían el vuelo directo entre los aeropuertos de El Prat (Barcelona) y Alvedro (A Coruña). Aunque los investigadores, que mantienen abierta la operación, barajan que en otras ocasiones aterrizasen en Santiago o Vigo. Y que, incluso, llegaran desde Londres.
Porque el principal objetivo de la banda era pasar inadvertida, lograr que sus movimientos resultaran indetectables. En sus asaltos seguían la misma máxima. Los detenidos accedían a casas elegidas al azar y de las que sus inquilinos habían salido. Forzaban las puertas en apenas unos segundos gracias al bumping: un sofisticado sistema de apertura de cerraduras que no deja marcas y, por tanto, no levanta las sospechas de los propietarios. No causaban destrozos en los domicilios. Y, en muchos casos, ni los desordenaban.
En menos de una semana llevaban ya una veintena de asaltos Francisco J. Gudiña, comisario jefe de la Policía Judicial de A Coruña
"Hubo víctimas que no se dieron cuenta de nada hasta que transcurrieron dos meses", señalan fuentes policiales. Toda una actuación delictiva que, además de con sumo cuidado, desarrollaban muy rápido. Llegaron a entrar en cuatro domicilios en cuatro horas, apoderándose de dinero en efectivo y joyas, principalmente oro —que desmontaban para fundir y vender al peso—. Aunque tampoco le hacían asco a pequeños objetos electrónicos.
El verano pasado, los robos aumentaron y la policía abrió una investigación. En julio, las denuncias se sucedían en la comisaría a un ritmo vertiginoso, fruto de la velocidad a la que actuaba la trama. "Cuando los detuvimos, habían vuelto hace menos de una semana y creemos que llevaban ya una veintena de asaltos", señala Francisco Javier Gudiña, comisario jefe de la Brigada Provincial de la Policía Judicial de A Coruña, que resalta cómo las características de la ciudad permitieron que finalmente se identificara a los presuntos delincuentes. En un municipio de 250.000 habitantes, la presencia de dos extranjeros a los que nadie conoce y que alquilan habitaciones, terminó llamando la atención. "Nuestras redes de información los detectaron y empezamos a seguirlos".
Comenzó entonces la fase final de la operación. Los agentes los vigilaron en Barcelona, en A Coruña y en los desplazamientos. Desentrañaron su modus operandi. "No tienen un cabecilla. Se integran dentro de una trama de georgianos más amplia, con células en España. Son grupos organizados, con poco apego a un territorio y que se marchan ante la mínima sospecha de que puedan cogerlos", subraya Gudiña.
Aunque, en esta ocasión, no pudieron escapar. La banda cayó hace dos semanas, pese a que los robos cesaron en septiembre sin que los agentes hubiesen concluido la investigación. Pero el parón fue temporal. Según explican fuentes policiales, uno de los integrantes había salido del país y, cuando regresó, los detenidos volvieron a las andadas. Hasta el 21 de octubre, cuando se le asestó el golpe definitivo. En una operación coordinada, la policía arrestó ese día a sus siete presuntos miembros —dos hombres en A Coruña y al resto en Barcelona—; registró un inmueble en la ciudad gallega y tres en la catalana; encontró parte de los objetos sustraídos; y dio por desarticulada a la banda autora de casi un tercio de los robos cometidos en A Coruña en lo que va de año.
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