“Evidentes” signos de ébola fueron ignorados
El sindicato CSIF denuncia al gerente de emergencias por el trato a Romero
El sindicato CSIF ha denunciado ante la Inspección de Trabajo y la Fiscalía de Madrid al gerente del servicio de urgencias médicas madrileño, el Summa 112, por las “negligencias” cometidas durante la atención a Teresa Romero, la auxiliar de enfermería contagiada de ébola, en la madrugada del 6 de octubre, cuando fue visitada en su casa y trasladada al hospital de Alcorcón en una ambulancia convencional. El sindicato denuncia que, pese a los “evidentes signos de ébola” que mostraba Romero, el Summa decidió no activar el protocolo, con lo que puso en riesgo la salud de los trabajadores que participaron en el traslado y la atención.
Elena Moral, portavoz del sindicato, explicó este viernes que han elaborado el relato de lo sucedido a partir de los testimonios de los técnicos de la ambulancia, del médico que subió a casa de la auxiliar para examinarla y de otras fuentes del Summa. “Hemos pedido a la Comunidad de Madrid las grabaciones de las llamadas de aquella madrugada, pero no nos han contestado”, añadió. Esas grabaciones demostrarán quién tomó la decisión de no activar el protocolo y ordenar el traslado de un posible caso sospechoso de ébola en un vehículo sin la preparación adecuada.
Según el relato que CSIF ha presentado a la Fiscalía, a las 6.15 horas, el Centro Coordinador de Urgencias (el 112) recibió una llamada de Javier Limón, marido de Teresa Romero, en la que informaba de que su mujer tenía 38,3 grados de fiebre y que había estado trabajando en el hospital Carlos III atendiendo al misionero repatriado por ébola y fallecido unos días antes, el 25 de septiembre. Este centro se puso en contacto con la Dirección General de Salud Pública, que indicó que el caso se tratara como una “fiebre inespecífica” más.
El Summa envió a casa de Romero un equipo de la Unidad de Atención Domiciliaria (UAD), con un médico y un técnico. Siempre según el relato de CSIF, en la exploración a la paciente el facultativo detectó “signos evidentes” de que podía padecer ébola, entre ellos un sarpullido o petequia (pequeñas lesiones de color rojo), considerado un “signo hemorrágico”, explicó Moral. El médico comunicó los síntomas y sus sospechas al Centro Coordinador, pero la jefa de guardia decidió no trasladar los nuevos datos a Salud Pública. En lugar de activar el protocolo por EVE (exposición al virus ébola), ordenó enviar una ambulancia no medicalizada convencional y el traslado al hospital más cercano, el de Alcorcón.
Tal y como se supo después, ese vehículo siguió trabajando más de 12 horas sin ser descontaminada. Trasladó a siete personas más, que posteriormente tuvieron que ser vigiladas como contactos de riesgo de la enferma de ébola. También los sanitarios que participaron en el traslado y en la atención en el hospital de Alcorcón pasaron cuarentena, algunos ingresados en el hospital Carlos III. El sindicato CSIF también ha presentado denuncias contra el gerente de este centro porque considera que la formación y el equipo de protección de los trabajadores no fueron adecuados.
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