El hermano de Teresa: “Nos habíamos puesto en lo peor”
La familia de la auxiliar de enfermería respira tras la noticia de que ha vencido al ébola
Hace solo diez días el único hermano de Teresa Romero, José Ramón Romero, era otro. Aquél miércoles 8 de octubre, cuando atendió a EL PAÍS en una cafetería cercana al hospital Carlos III, estaba abatido: acababan de decirle que la auxiliar de enfermería había empeorado. Teresa luchaba a vida o muerte contra el ébola. Entonces era difícil atisbar este desenlace: “Nos habíamos puesto en lo peor”, reconoce hoy, después de recibir la noticia de que su hermana ha vencido por fin a la enfermedad. El abatimiento ha dejado paso al alivio. “Por fin respiro. Estas semanas han sido una pesadilla”, relata a este periódico, por el que ha recibido la confirmación de la noticia.
El primer mensaje le ha llegado en gallego, de un remitente desconocido, que le ha dado la enhorabuena: ya no había rastro del virus. “¿Ya es oficial?”, pregunta nada más coger la llamada de EL PAÍS. Después el suspiro, el alivio. Y a continuación las cautelas. José Ramón no es del todo triunfal. “Me queda la espina de los órganos que le han quedado tocados”, apunta. Lo último que le comunicaron los médicos, el sábado pasado, fue que el alta tardaría en llegar. También se mostraron cautelosos con las posibles secuelas: “No se pillan los dedos”. José Ramón sabe que uno de los pulmones de Teresa está dañado. Y mantiene esa preocupación.
Al hermano de Teresa Romero le vienen a la mente varias ideas en su primera reacción a la noticia. La primera, que como la familia de Teresa, también el Gobierno ha respirado aliviado. “Esto era un chapapote para ellos, como el Prestige”, opina. Lo que su hermana tiene que hacer a partir de ahora es “descansar”, cree, pero después será el momento de digerir todo lo que se ha dicho sobre ella. “Y pensar en si quiere buscar responsabilidades”, reflexiona.
La familia es consciente, por otro lado, de lo que ha ayudado a la recuperación de Teresa la repercusión de su caso. “Ha tenido todos los medios porque tenía el foco encima”, sostiene José Ramón. En el entorno de la auxiliar, aunque agradecidos, no se olvidan de que no todos tienen la misma suerte. “A mi hermana le ha ocurrido esto en Occidente. En África siguen muriendo miles de personas”, concluye José Ramón.
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