Ascenso y caída del ‘jefe’ Villa
La secuencia se desarrolló el jueves. El champán corre por el restaurante El Hórreo de Laviana, Asturias. “¡Se va el caimán, se va el caimán..!", entona una mesa. Una decena de antiguos dirigentes del sindicato minero Soma UGT celebra la caída en desgracia de uno de los suyos, José Ángel Fernández Villa, El jefe. Belarmino García, refundador de la federación junto al líder investigado por ocultar 1,4 millones a Hacienda, disfruta de la fiesta. “Se quería mucho a sí mismo”, lamenta este minero jubilado atenazado por la silicosis.
El factótum durante tres décadas del movimiento obrero asturiano es hoy un hombre solo. Ingresado desde el viernes en un hospital de Oviedo por un dolor en el pecho, expulsado del PSOE y de Soma, su figura se ha desplomado como un alud. Su último contacto con la prensa duró 25 minutos y fue su sentencia. EL PAÍS le llamó para conocer su versión sobre el origen del dinero que regularizó al amparo de la amnistía fiscal que en 2012 aprobó el Gobierno de Mariano Rajoy. “Aún estoy en shock”, resume un ministro de Felipe González que coincidió con Villa en los 80 en la Ejecutiva Federal del PSOE.
Para desgranar el ascenso de este hombre menudo hay que descender primero a la plaza de La Salve en Sama de Langreo, en el corazón de la cuenca minera. La conocida como peregrinación a La Salve, donde radica la sede de Soma, fue la ruta del poder que recorrieron decenas de aspirantes a pilotar el PSOE, los ayuntamientos y el Principado. Desde un espartano despacho de 20 metros, Villa dirigió a una legión de sindicalistas —10.000 mineros en los 80— capaz de inclinar la balanza por la causa guerrista en agrupaciones de más de 1.000 militantes. Langreo, Mieres, San Martín, la influyente Gijón... “Los mineros que sacaba del pozo como liberados se empleaban en la fontanería de partido”, explica un expresidente socialista de Asturias que pide el anonimato. La mano de Villa alcanzó Cajastur (hoy Liberbank). Quitó y repuso a sus presidentes. “En una negociación de 48 horas en el hotel La Gruta de Oviedo el exsecretario de Organización del PSOE José Blanco cedió exhausto ante él”, cuenta un dirigente socialista. El Jefe ganó el pulso a Ferraz y recolocó en la presidencia de la caja al catedrático Manuel Menéndez. “Si te enfrentabas a él, te montaba huelgas. Te hacía la vida imposible. Solo guardo malos recuerdos”, relata un expresidente asturiano socialista.
Los orígenes de Villa, de 71 años, hay que buscarlos en Tuilla, un pulmón minero de 1.200 habitantes que atrajo en los 80 a 9.000 personas. Allí, bajo el cielo plomizo de la cuenca, El Jefe conoció a quién -según su entorno- fue su único amigo, el picador de la mina del pozo Candín Belarmino García, de 66 años. Hoy, este hombre que fue su padrino de boda y sombra hasta 1982, dispara a discreción sobre el origen de la fortuna secreta de su antiguo camarada. “Varios empresarios me dijeron que pagaban al sindicato. Es vox populi. Aquí hay chantaje y extorsión”, sostiene García. “Villa mojaba de todo”, añade el que fue hasta 1988 secretario federal de la minería de UGT Antón Saavedra.
En Tuilla también conoció nuestro protagonista al minero Laudelino Campelo. Fueron amigos hasta que su relación saltó por los aires en 2001. Campelo, entonces concejal socialista de Langreo (43.000 habitantes), se sentó en el banquillo por un presunto delito de tráfico de influencias y cohecho. Fue absuelto de una pena de cuatro años de prisión. El tribunal no pudo probar que reclamara 1,2 millones de euros a un empresario de la firma Codema Leclerc por mediar para agilizar la instalación de un hipermercado en el municipio. “Villa me decía: abre los ojos con los empresarios”, relata Campelo, que atribuye su paso por el banquillo a una venganza de El Jefe tras ganarle un congreso local del PSOE. Un dirigente socialista asturiano descarta la vendetta. “En la grabación [Campelo] pedía dinero”.
Un monumental geriátrico con SPA levantado con 31 millones de fondos públicos es la siguiente pieza de este puzle. Es Felechosa, una residencia para mineros jubilados controlada por Soma. El Jefe colocó en 2012 como presidente del complejo Montepío, donde se incluye la instalación, a un hombre de confianza, José Antonio Postigo. Este, a su vez, fichó como gerente al hijo de Villa, Rolando Fernández, que disfrutó hasta agosto de un contrato blindado ante despido de 80.000 euros, según fuentes de Montepío que insisten en que el vástago “carecía del perfil”. EL PAÍS ha intentado sin éxito contactar con Fernández, que permanece de baja desde que se enteró de su cese laboral. El centro pilotado por el hijo de Villa perdió el pasado año 600.000 euros.
En los cenáculos socialistas asturianos nunca se vio con buenos ojos la fluida relación que el referente obrero mantuvo con conservadores como el exvicepresidente del Gobierno Francisco Álvarez Cascos o el exalcalde de Oviedo Gabino de Lorenzo. “Villa negociaba mejor con el PP que con el PSOE”, sostiene un dirigente de la ejecutiva de Soma. El sindicalista apoyó la autovía Mieres-Gijón financiada con fondos mineros auspiciada por el PP. “Mi única relación con este señor [Villa] fue de respeto.Me enfrento a una operación de distracción por este asunto”, se defiende Álvarez Cascos.
En la sede de Soma aplacan como pueden el fuego de la fortuna secreta de Villa. El electricista José Luis Alperi, de 43 años, sucedió a El Jefe en 2013 en la secretaría general de este sindicato mayoritario que representa a uno de cada tres mineros. Hoy tiene 12.000 afiliados. “Sólo sé que el dinero no salió de aquí”, zanja Alperi, que expulsó de Soma a su mentor tras el escándalo. El sindicato no ha contactado desde entonces con su referente. El despacho de Villa, entretanto, permanece intacto bajo la mirada de sendos retratos de los fundadores del PSOE, Pablo Iglesias, y de Soma, Manuel Llaneza.
En la empresa estatal Hunosa, donde Villa ocupa uno de los 12 sillones del consejo de administración, desconocen también la procedencia del dinero. Sostienen que el exsecretario de Soma dejó de asistir el pasado año a la mitad de las reuniones por las que percibía un máximo de 9.400 euros. La llegada a Hunosa de la presidenta nombrada por el PP, la ingeniera de minas Teresa Mallada, de 39 años, incomodó a Villa. En los consejos recuerdan constantes choques dialécticos de El Jefe con su sucesor en Soma. “Eran de dos generaciones distintas”, explican desde la empresa pública.
Son las 11.00 de la mañana. Un septuagenario vecino de la finca del moderno barrio ovetense de La Florida donde Villa reside en un ático quita hierro a la controversia. “¿Por qué tanto revuelo con el sindicalista? En este país todo el mundo pilla. ¿O no?”.
investigacion@elpais.es
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