La Conferencia Episcopal suaviza las críticas al Gobierno por el aborto
Pese a todo, afean a Rajoy que haya renunciado a seguir adelante con la reforma “en aras de supuestos cálculos políticos”
Misma doctrina, distinto lenguaje. La Conferencia Episcopal Española (CEE) reiteró esta mañana su doctrina sobre el aborto voluntario, pero no opina sobre los exabruptos de alguno de sus prelados contra el Gobierno y el PP por retirar su promesa de reformar la actual legislación, ni se unirá a manifestaciones convocadas en el futuro por organizaciones católicas extremistas. “Soy el portavoz de la Conferencia Episcopal. Nunca entraré a valorar declaraciones de ningún obispo en sus diócesis”, proclamó su secretario general y portavoz, el sacerdote José María Gil Tamayo.
Entre otros prelados, el responsable de la política de Familia en el episcopado y prelado de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Plá, ha dicho que “los partidos mayoritarios se han constituido en verdaderas estructuras de pecado”, y el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, sostiene que “los hechos demuestran que la supuesta izquierda es la que termina marcando el camino a la supuesta derecha”. Otros han pedido no votar al PP en el futuro. Al respecto, esto dijo esta mañana Gil Tamayo: “Los obispos nunca han dicho ni nunca dirán a quién se tiene que votar, ni a quién no se tiene que votar”. También aseguró que la CEE no va a apoyar manifestaciones en la calle ya convocadas. “El ejercicio activo de acciones no lo contemplan los obispos; no es su tarea”, zanjó.
No obstante, la Comisión Permanente de la CEE, integrada por sus principales prelados, emitió una nueva “nota” sobre el tema, con el título “Defender la vida es tarea de todos”, afeando al Gobierno que haya renunciado a reformar la actual legislación “en aras de supuestos cálculos políticos”. Añaden: “La vida humana es sagrada e inviolable y ha de protegerse desde la concepción hasta su fin natural. Proteger y defender la vida humana es tarea de todos, principalmente de los Gobiernos. España sigue siendo, por desgracia, una triste excepción, al llegar incluso a considerar el aborto como un derecho. Es especialmente grave la responsabilidad de quienes, habiendo incluido entre sus compromisos políticos, una ley que aminoraba algo la desprotección de la vida humana naciente que existe en la vigente normativa del aborto, han renunciado a seguir adelante con ello en aras de supuestos cálculos políticos. Hay bienes, como el de la vida humana, que son innegociables”.
La nota de la Permanente episcopal concluye con esta afirmación: “No es momento, por difícil que pueda parecer, para la desesperanza y el desencanto democrático ante reveses legislativos. Al contrario, son numerosos los voluntarios y las organizaciones de apoyo a la vida, promoción de la mujer y de solidaridad con los más necesitados de la sociedad, quienes nos animan a seguir adelante y acompañar sin descanso a las madres embarazadas para que, ante cualquier dificultad, no opten por la solución de la muerte y elijan siempre el camino de la vida, que es el de la verdadera libertad y progreso humano”.
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